El miedo es esa sensación angustiosa, provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Un presentimiento en ocasiones, que lo puedes intuir o percibir. Se apodera de tu cuerpo, no te deja mover o actuar, y mucho menos pensar con raciocinio. Siento como mi corazón se acelera, miro sin ver. Tomo grandes bocanadas de aire, tratando de llenar mis pulmones de oxígeno. Cierro mis ojos, tratando de encontrar algo que me haga escapar de esta sensación de miedo a lo desconocido, a lo que puede suceder. Y a mi mente nublada, viene otra situación igual a esta, y una mirada perdida como la que tengo, en estos momentos.Retrospectiva.—Si, ¿dígame?—Gabriel, es papá —escucho la voz quebrada de mi padre y mi corazón dio un vuelco—. No te asustes hijo, pero tu madre tuvo un accidente.—¡¿Qué?! ¿Cuándo? ¿Está bien mamá? —pregunto asustado—Hijo, tienes que ser valiente —me pide pero su voz se quiebra de nuevo aunque trata de evitarlo, yo puedo percibirlo.—¡Papá! ¿Está bien mamá? — Grito
Momentos antes: Salgo empujado por mi suegro dejando a Salvatore junto a mi Evelin, no lo quiero hacer, pero casi me arrastra fuera de la habitación en lo que me resisto. —¡No quiero salir, Eve tiene que entenderme, yo nunca la traicionaría de esa manera! — digo tratando de zafarme del agarre de mi suegro que me lleva con él fuera de la habitación.—Gabriel hazme caso hijo, tú vas a ver que Salvatore le cuenta todo y ella te va a creer después —me dice él sin soltar mi brazo.— Pero señor Rossi, Eve y yo prometimos que nos escucharíamos primero antes de sacar conclusiones erróneas. Ella confía en mí —le explico sin dejar de ser llevado afuera sin que pueda hacer nada, mi suegro es mucho más fuerte que yo. Tampoco quiero pelear con él. Por lo que me empeño en convencerlo —. Evelin debe haber visto cuando yo la empujé lejos de mí a esa desgraciada.— Lo sé hijo, pero aun así —responde pero sin soltarme—. Con los miedos de Eve…, ya sabes.— Ella ha cambiado mucho, señor Rossi. Es otra
Por un momento, el mundo parece detenerse. Todo lo que puedo ver es a mi suegro, su rostro lleno de dolor, y todo lo que puedo sentir es un miedo paralizante, el pánico se apodera de mí, y amenaza con consumirme.—¡Eve…! No puedes dejarme, Evelin… —sale un rugido de mi pecho en lo que me desplomo.—¡No, no espera hijo, no es eso! —, enseguida me dice mi suegro y me obliga a levantarme —. Ella no ha muerto, es…, es…—¿Qué pasó entonces, señor Rossi? ¿Que tiene mi esposa? —pregunto apenas entre lágrimas — ¿Por qué me dijo que no puede hacer nada más y me pidió perdón? Mi suegro comienza a explicarme entre lágrimas también y muy nervioso que a Evelin le inyectaron una sustancia, que provoca aborto espontáneo ligado con otras, que no saben aún cuáles son. Pero que eso no es lo peor, Evelin es alérgica a esas sustancias. Hizo una reacción anafiláctica muy severa. Ya le pusieron antídotos, y le quitaron toda la piel afectada del brazo que empezó a descomponerse. Se detiene por un momento
Lo miro en silencio por un instante, viendo las emociones encontradas que tiene. Por un lado, ansía creer que lo que le dijo su madre es cierto, y al mismo tiempo desea que lo que dijo el señor Rossi también lo sea. Así mismo duda de que Evelin no lo haya olvidado en todos los años que dejaron de verse o relacionarse, pero teme creerse que no lo ha hecho, quiere ser su hermano y al mismo tiempo teme ilusionarse y que todo sea mentira. —¿Sabes por qué me puse celoso, cuando la vi colgada de tu brazo? —quiero que se convenza de que mi Eve en verdad lo aprecia, por eso le cuento de su problema—. Porque Eve, tiene un trauma, que no la deja acercarse a los chicos, solo conmigo no le pasaba, y ahora contigo.— ¿De veras? —Se asombra.— Sí, cuando tenía trece años el que era su novio, y su mejor amiga la traicionaron, después de eso, le bajó su autoestima, se cree muy fea y se aterroriza cuando se queda sola con un chico. Me observa como si no creyera eso, y lo entiendo. Evelin se le pre
Salvatore sigue al doctor Rossi hasta una habitación donde se ponen unos trajes verdes. Luego, hasta donde Evelin permanece inconsciente, Gabriel a su lado, observa como el que dijera llamarse doctor Luigi, lee la historia clínica y resultados de las pruebas de Evelin.— Hola Luigi, gracias por venir tan rápido —lo saluda el doctor Rossi al tiempo que se dan un abrazo.— Rossi, eres mi compadre. A pesar, que hace años que no nos veíamos. No puedo dejar a mi ahijada sin atender —responde el doctor Luigi y enseguida se ponen a hablar de Evelin—. Veo, que solo le inyectaron la primera dosis para provocarle el aborto. Ya le mandé administrar otras drogas que impiden que eso pase. Lo que no entiendo es, que si no tiene sangramientos, ¿por qué tiene la hemoglobina tan baja?— Yo tampoco me lo explico —responde el doctor Rossi que está muy emocionado con la presencia de su amigo—. Ella come bien. La he estado vigilando por eso.El doctor Luigi vuelve a revisar a Evelin que sigue sin despert
Todo pasa muy rápido, vienen y se llevan a Evelin. Gabriel y Salvatore, se montan en sus autos y manejan raudos hacia el otro hospital privado. Cuando al fin llegan, ya están operando a Evelin. Se sientan a esperar otra vez. Se encuentran en silencio, cuando ven aparecer al detective Colombo.— Hola Gabriel. ¿Cómo sigue tu esposa? Fui al otro hospital, y me mandaron para este.— La están operando ahora del bazo —responde visiblemente cansado— ¿El embarazo, lograron salvarlo? —sigue averiguando el detective Colombo.— Sí, por ahora no corre peligro. ¿Cómo supo, que habían inyectado a Eve detective? —pregunta Gabriel intrigado. El detective Colombo se sienta a su lado y pasa a explicarle que uno de los que arrestaron habló. Y que cuando salga del peligro Evelin, lo hablaran. Le cuenta que también están detrás de su ex Mirna, que fue quien la inyectó, y era quién la perseguía. —Me dijeron, que la vieron en el hospital. Por eso vine, ¿la has visto?— ¡¿Qué?! ¡¿Esa loca fue la que le h
Gabriel los miró fijo a sus ojos que le sostuvieron la mirada en lo que uno de ellos pasaba un dedo por la garganta. Pero…, ¿era eso lo que realmente quería que les hicieran? Se preguntó Gabriel pensando que si lo hacía se volvería un asesino como ellos. Iba a tener un hijo, ¿quería dejarle ese legado? Soltó todo su aire para decir. —No, no quiero ese tipo de justicia. Si en verdad son amigos de mi padre, ayúdenme a desenmascararlos y sacarlos de mi empresa —les pidió—. También a Ricci, su hija, a Bambilla y su mujer.—Muy bien, eso haremos. Otra cosa Gabriel, ten—dijo alargándole un sobre.—¿Qué es eso? —preguntó Gabriel sin tomarlo.—Es algo que dejó tu padre con nosotros para ti —le explicó con solemnidad el hombre silencioso.—¿Mi padre dejó eso con ustedes? ¿Por qué? —preguntó mirando el sobre con curiosidad. El señor más viejo de los dos pasó a explicarle que era algo que hacen en su organización. Guardan cosas, para los familiares, cuando no están que les ayude a sobrellevar
El señor Rossi, se ha quedado sin habla, mirando a Salvatore gritándole de esa manera. No entiende de qué cartas habla, ni cuando su mamá le pidió ayuda. Jamás lo hizo. Salvatore, se ha quedado delante de él mirándolo con una mezcla de furia y dolor, mientras trata de secar unas lágrimas que ruedan por sus mejillas. El señor Rossi, se levanta y lo abraza, Salvatore trata de zafarse de su agarre, pero él no lo deja. Lo abraza con todas sus fuerzas. Le duele en el alma, ver el dolor de su hijo.— ¡Salvatore, hijo escúchame, jamás supe de ti hasta hace unos días! ¡Tu mamá nunca me escribió! Nunca recibí una carta de ella. Tienes que creerme hijo mío. ¡Voy a hablar con tu mamá, para aclararlo todo hijo, te lo prometo! Lo separa para mirarlo a los ojos sosteniéndolo por los hombros lo sacude para obligarlo a mirarlo y le dice con total honestidad.—Pero una cosa te puedo asegurar Salvatore y lo puedo jurar por Dios. ¡Si yo, Salvatore Rossi, llego a enterarme de que tenía un hijo con t