68. ESPERA

Por un momento, el mundo parece detenerse. Todo lo que puedo ver es a mi suegro, su rostro lleno de dolor, y todo lo que puedo sentir es un miedo paralizante, el pánico se apodera de mí, y amenaza con consumirme.

—¡Eve…! No puedes dejarme, Evelin… —sale un rugido de mi pecho en lo que me desplomo.

—¡No, no espera hijo, no es eso! —, enseguida me dice mi suegro y me obliga a levantarme —. Ella no ha muerto, es…, es…

—¿Qué pasó entonces, señor Rossi? ¿Que tiene mi esposa? —pregunto apenas entre lágrimas — ¿Por qué me dijo que no puede hacer nada más y me pidió perdón?

Mi suegro comienza a explicarme entre lágrimas también y muy nervioso que a Evelin le inyectaron una sustancia, que provoca aborto espontáneo ligado con otras, que no saben aún cuáles son. Pero que eso no es lo peor, Evelin es alérgica a esas sustancias. Hizo una reacción anafiláctica muy severa. Ya le pusieron antídotos, y le quitaron toda la piel afectada del brazo que empezó a descomponerse. Se detiene por un momento
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