Todo pasa muy rápido, vienen y se llevan a Evelin. Gabriel y Salvatore, se montan en sus autos y manejan raudos hacia el otro hospital privado. Cuando al fin llegan, ya están operando a Evelin. Se sientan a esperar otra vez. Se encuentran en silencio, cuando ven aparecer al detective Colombo.— Hola Gabriel. ¿Cómo sigue tu esposa? Fui al otro hospital, y me mandaron para este.— La están operando ahora del bazo —responde visiblemente cansado— ¿El embarazo, lograron salvarlo? —sigue averiguando el detective Colombo.— Sí, por ahora no corre peligro. ¿Cómo supo, que habían inyectado a Eve detective? —pregunta Gabriel intrigado. El detective Colombo se sienta a su lado y pasa a explicarle que uno de los que arrestaron habló. Y que cuando salga del peligro Evelin, lo hablaran. Le cuenta que también están detrás de su ex Mirna, que fue quien la inyectó, y era quién la perseguía. —Me dijeron, que la vieron en el hospital. Por eso vine, ¿la has visto?— ¡¿Qué?! ¡¿Esa loca fue la que le h
Gabriel los miró fijo a sus ojos que le sostuvieron la mirada en lo que uno de ellos pasaba un dedo por la garganta. Pero…, ¿era eso lo que realmente quería que les hicieran? Se preguntó Gabriel pensando que si lo hacía se volvería un asesino como ellos. Iba a tener un hijo, ¿quería dejarle ese legado? Soltó todo su aire para decir. —No, no quiero ese tipo de justicia. Si en verdad son amigos de mi padre, ayúdenme a desenmascararlos y sacarlos de mi empresa —les pidió—. También a Ricci, su hija, a Bambilla y su mujer.—Muy bien, eso haremos. Otra cosa Gabriel, ten—dijo alargándole un sobre.—¿Qué es eso? —preguntó Gabriel sin tomarlo.—Es algo que dejó tu padre con nosotros para ti —le explicó con solemnidad el hombre silencioso.—¿Mi padre dejó eso con ustedes? ¿Por qué? —preguntó mirando el sobre con curiosidad. El señor más viejo de los dos pasó a explicarle que era algo que hacen en su organización. Guardan cosas, para los familiares, cuando no están que les ayude a sobrellevar
El señor Rossi, se ha quedado sin habla, mirando a Salvatore gritándole de esa manera. No entiende de qué cartas habla, ni cuando su mamá le pidió ayuda. Jamás lo hizo. Salvatore, se ha quedado delante de él mirándolo con una mezcla de furia y dolor, mientras trata de secar unas lágrimas que ruedan por sus mejillas. El señor Rossi, se levanta y lo abraza, Salvatore trata de zafarse de su agarre, pero él no lo deja. Lo abraza con todas sus fuerzas. Le duele en el alma, ver el dolor de su hijo.— ¡Salvatore, hijo escúchame, jamás supe de ti hasta hace unos días! ¡Tu mamá nunca me escribió! Nunca recibí una carta de ella. Tienes que creerme hijo mío. ¡Voy a hablar con tu mamá, para aclararlo todo hijo, te lo prometo! Lo separa para mirarlo a los ojos sosteniéndolo por los hombros lo sacude para obligarlo a mirarlo y le dice con total honestidad.—Pero una cosa te puedo asegurar Salvatore y lo puedo jurar por Dios. ¡Si yo, Salvatore Rossi, llego a enterarme de que tenía un hijo con t
Esa noche en que le pasé por el lado a Elvira, discutí con mis padres muy feo, me dijeron que me iban a desheredar si me iba, que eligiera entre ellos o Jocelyn. Yo, realmente no pensé que mis padres me fueran hacer eso, era su único hijo. Así, que les grité que no quería su sucio dinero, que ganaría el mío propio, y un montón de cosas terribles, nos ofendimos mucho esa noche. Luego, yo me fui de todas formas.— ¿De veras, nunca supiste de mí? —repite la pregunta Salvatore,— No hijo, esta historia que te acabo de hacer, la semana pasada se la hice a Eve, que está empeñada en casarme con Elvira.— ¿Evelin, quiere que te cases con mi mamá? —Se asombra realmente Salvatore pensando que la vida es extraña.—Sí, a ella le gusta mucho Elvira para mí. Ambos se sonríen entendiendo que Evelin sin saberlo, debe haber visto eso entre ellos. El doctor Rossi le cuenta que fue Evelin quien le dijo que Elvira, siempre había trabajado de secretaria para su padre. —Incluso me dijo, que ella jugab
Evelin se despierta por la imperiosa necesidad de ir a orinar. Mira a Gabriel dormitando a su lado con la cabeza a pollada en la cama. Lo mueve con cuidado en lo que lo llama.— Gaby, amor, despierta —Gabriel se despierta de inmediato y la mira con expresión de preocupación.— Estoy despierto, cariño. ¿Te duele algo? —pregunta con angustia en su rostro. Evelin sonríe al verlo y le explica rápidamente lo que necesita.— No es eso, es que tengo que ir al baño, me estoy aguantando. No puedo esperar más, por favor, ayúdame a levantarme —le pide mientras intenta incorporarse. Gabriel se levanta rápidamente y la detiene, asustado, recordando que ella acaba de ser operada.— Pero, amor, no deberías levantarte. Deja que llame a la enfermera para que te traiga una especie de recipiente que puedes usar estando acostada. No creo que sea buena idea que te muevas todavía —le dice con preocupación.— No, cariño, solo tengo un poco de dolor. Pero me siento mejor. Ayúdame a sentarme despacio —insist
Salen de la habitación y se dirigen hacia el elevador para subir a la terraza donde los espera el helicóptero del doctor Luigi, que los llevará hacia la casa de Gabriel. Pero son interceptados por el detective Colombo y dos detectives más. El doctor Rossi se muestra visiblemente molesto y le reclama a Colombo.— ¿Cómo pudo pasar eso, Colombo? ¿Cómo pudo entrar esa mujer como si nada? —le increpa Rossi. El detective Colombo lo mira por un instante y levanta los hombros, luego responde con cierta resignación.— Disculpa, Rossi. Se disfrazó de enfermera y entró cuando sonó el timbre de las enfermeras. No conocemos a todo el personal de la clínica. Rossi no puede evitar sentir frustración. Pensó que en la clínica de su compadre estaría más que segura su hija.— Es cierto, no podemos conocer a todos —acepta y agrega—. Pero tus hombres debieron de saber que la única enfermera autorizada para entrar era la jefa, nadie más. ¿Cómo permitieron eso? El detective Colombo también está moles
Elvira se sentía atrapada en una telaraña de mentiras que ella misma había tejido. Durante años, había vivido con el peso de ocultar la verdad sobre la paternidad de su hijo. Pero ahora, con la presencia de Evelin y el doctor Rossi, esa verdad amenazaba con salir a la luz. Salvatore, desconocía la verdadera identidad de su padre. Elvira siempre había mantenido la historia de que su esposo había fallecido en la guerra, pero la aparición del doctor Rossi despertó un gran miedo en ella. ¿Cómo explicarle a su hijo que tenía una hermana menor? ¿Cómo justificar todas las mentiras que había dicho? Elvira sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. No podía seguir escondiendo la verdad de su hijo, pero tampoco sabía cómo revelársela sin causarle un gran dolor. Temía que su hijo se sintiera traicionado y engañado por ella. Mientras tanto, el doctor Rossi durante todos esos años se había encontrado ajeno a todo esto. Él también desconocía que tenía u
Elvira lo observó por un instante y luego se acomodó en su asiento, contemplando las luces de la ciudad de Reno que se hacían cada vez más cercanas. Suspiró antes de girar su cabeza para mirar a su novio, quien la observaba con preocupación.— Elvi, dime que no te arrepientes —insistió Rossi, buscando tranquilidad en su voz. Elvira le dedicó una sonrisa serena y tomó su mano. Podía ver la mirada ansiosa de Rossi, por eso se apresuró a responder.— No me arrepiento en absoluto, Rossi. Te lo prometí y lo vamos a hacer. Pero eso no quita que me dé miedo. Rossi asintió, sintiendo el amor y la determinación de Elvira en sus palabras. La atrajo y besó en los labios suavemente.—Seré cuidadoso, linda. Nunca te voy a dejar, te lo prometo. Estoy feliz de tenerte a mi lado, Elvi. Hoy es un nuevo comienzo para nosotros.Elvira asintió con determinación y apretó suavemente la mano de Rossi, pero el miedo seguía latente en su pecho. — ¿Estás seguro de que tus padres aceptarán que te cases con