Esa noche en que le pasé por el lado a Elvira, discutí con mis padres muy feo, me dijeron que me iban a desheredar si me iba, que eligiera entre ellos o Jocelyn. Yo, realmente no pensé que mis padres me fueran hacer eso, era su único hijo. Así, que les grité que no quería su sucio dinero, que ganaría el mío propio, y un montón de cosas terribles, nos ofendimos mucho esa noche. Luego, yo me fui de todas formas.— ¿De veras, nunca supiste de mí? —repite la pregunta Salvatore,— No hijo, esta historia que te acabo de hacer, la semana pasada se la hice a Eve, que está empeñada en casarme con Elvira.— ¿Evelin, quiere que te cases con mi mamá? —Se asombra realmente Salvatore pensando que la vida es extraña.—Sí, a ella le gusta mucho Elvira para mí. Ambos se sonríen entendiendo que Evelin sin saberlo, debe haber visto eso entre ellos. El doctor Rossi le cuenta que fue Evelin quien le dijo que Elvira, siempre había trabajado de secretaria para su padre. —Incluso me dijo, que ella jugab
Evelin se despierta por la imperiosa necesidad de ir a orinar. Mira a Gabriel dormitando a su lado con la cabeza a pollada en la cama. Lo mueve con cuidado en lo que lo llama.— Gaby, amor, despierta —Gabriel se despierta de inmediato y la mira con expresión de preocupación.— Estoy despierto, cariño. ¿Te duele algo? —pregunta con angustia en su rostro. Evelin sonríe al verlo y le explica rápidamente lo que necesita.— No es eso, es que tengo que ir al baño, me estoy aguantando. No puedo esperar más, por favor, ayúdame a levantarme —le pide mientras intenta incorporarse. Gabriel se levanta rápidamente y la detiene, asustado, recordando que ella acaba de ser operada.— Pero, amor, no deberías levantarte. Deja que llame a la enfermera para que te traiga una especie de recipiente que puedes usar estando acostada. No creo que sea buena idea que te muevas todavía —le dice con preocupación.— No, cariño, solo tengo un poco de dolor. Pero me siento mejor. Ayúdame a sentarme despacio —insist
Salen de la habitación y se dirigen hacia el elevador para subir a la terraza donde los espera el helicóptero del doctor Luigi, que los llevará hacia la casa de Gabriel. Pero son interceptados por el detective Colombo y dos detectives más. El doctor Rossi se muestra visiblemente molesto y le reclama a Colombo.— ¿Cómo pudo pasar eso, Colombo? ¿Cómo pudo entrar esa mujer como si nada? —le increpa Rossi. El detective Colombo lo mira por un instante y levanta los hombros, luego responde con cierta resignación.— Disculpa, Rossi. Se disfrazó de enfermera y entró cuando sonó el timbre de las enfermeras. No conocemos a todo el personal de la clínica. Rossi no puede evitar sentir frustración. Pensó que en la clínica de su compadre estaría más que segura su hija.— Es cierto, no podemos conocer a todos —acepta y agrega—. Pero tus hombres debieron de saber que la única enfermera autorizada para entrar era la jefa, nadie más. ¿Cómo permitieron eso? El detective Colombo también está moles
Elvira se sentía atrapada en una telaraña de mentiras que ella misma había tejido. Durante años, había vivido con el peso de ocultar la verdad sobre la paternidad de su hijo. Pero ahora, con la presencia de Evelin y el doctor Rossi, esa verdad amenazaba con salir a la luz. Salvatore, desconocía la verdadera identidad de su padre. Elvira siempre había mantenido la historia de que su esposo había fallecido en la guerra, pero la aparición del doctor Rossi despertó un gran miedo en ella. ¿Cómo explicarle a su hijo que tenía una hermana menor? ¿Cómo justificar todas las mentiras que había dicho? Elvira sabía que tarde o temprano tendría que enfrentar las consecuencias de sus acciones. No podía seguir escondiendo la verdad de su hijo, pero tampoco sabía cómo revelársela sin causarle un gran dolor. Temía que su hijo se sintiera traicionado y engañado por ella. Mientras tanto, el doctor Rossi durante todos esos años se había encontrado ajeno a todo esto. Él también desconocía que tenía u
Elvira lo observó por un instante y luego se acomodó en su asiento, contemplando las luces de la ciudad de Reno que se hacían cada vez más cercanas. Suspiró antes de girar su cabeza para mirar a su novio, quien la observaba con preocupación.— Elvi, dime que no te arrepientes —insistió Rossi, buscando tranquilidad en su voz. Elvira le dedicó una sonrisa serena y tomó su mano. Podía ver la mirada ansiosa de Rossi, por eso se apresuró a responder.— No me arrepiento en absoluto, Rossi. Te lo prometí y lo vamos a hacer. Pero eso no quita que me dé miedo. Rossi asintió, sintiendo el amor y la determinación de Elvira en sus palabras. La atrajo y besó en los labios suavemente.—Seré cuidadoso, linda. Nunca te voy a dejar, te lo prometo. Estoy feliz de tenerte a mi lado, Elvi. Hoy es un nuevo comienzo para nosotros.Elvira asintió con determinación y apretó suavemente la mano de Rossi, pero el miedo seguía latente en su pecho. — ¿Estás seguro de que tus padres aceptarán que te cases con
Seguía reflexionando sobre mis palabras y me cuestionaba por qué había sido tan insensible. Sabía que había herido profundamente a Salvatore y me arrepentía de ello.— ¿Por qué tuve que decir esas cosas? —se preguntaba a sí misma, sintiendo culpa y arrepentimiento—. Fue un error lastimarlo de esa manera. No tenía derecho a juzgarlo y menospreciarlo de esa forma. No sé por qué, estaba tan molesta ese día. Si yo le había prometido que lo íbamos a hacer, incluso me quité la ropa y me lancé desnuda sobre él. Incluso me trajo un ramo de rosas para pedirme perdón. Bianca me dijo que me había comprado un anillo. Después de ese día, apenas hablaba conmigo. Debería haberle pedido disculpas. Lo ofendí mucho.¿Cómo pude decirle que la tenía pequeña? ¡Si es todo lo contrario! Los hombres se ofenden mucho con eso. Además, disfruté mucho estar con él. Es cierto que al principio no sabía cómo hacerlo, pero él fue paciente y cuidadoso. Al final, fue una experiencia increíble. Solo quería castigarl
Desde que Rossi regresara, está por llamar y avisar que lo hizo, a sus amigos a los cuales considera su verdadera familia. Todo fue tan precipitado que no ha tenido tiempo, entre los problemas que se le han presentado a Gabriel, Evelin y la farmacéutica. Pero ahora siente que los necesita más que a nadie en el mundo. Son los amigos hermanos, de toda la vida.— Flavio, soy yo, Rossi —dice con voz temblorosa.—¡¿Rossi?! ¿No me estás tomando el pelo? ¿De verdad eres Rossi? —responde Flavio emocionado.— Deja de preguntar estupideces, sabes que soy yo —y cambiando el tema le informa—. Mi amigo, trataron de matar a mi Eve —dice Rossi, conteniendo sus lágrimas de rabia.— ¡¿Qué trataron de hacer qué, mi amigo?! —escucha la pregunta que realiza Favio gritando al teléfono— ¿Me estás diciendo que alguien se atrevió a meterse con mi sobrina? ¿Quién fue? ¡Dímelo en este instante y no va a ver la luz del día, eso te lo aseguro yo! —Pero enseguida pregunta— ¿Cómo está Evelin?—Tuvieron que sacar
Luigi coloca una mano reconfortante en el hombro de Rossi, tratando de transmitir apoyo en medio de tanto dolor. Sabe que es verdad lo que dice. Rossi no volvió más después de aquello a Roma, se metió de lleno en su trabajo y ni ellos que lo consideran su familia volvieron a poder localizarlo como antaño. Nunca respondía el teléfono, ni devolvía las llamadas, era como si estuviera escapando de esa realidad.—Bueno, mi amigo, lo importante es lo que hagas a partir de ahora. El pasado no puede cambiarse, pero el futuro sí. Puedes construir una vida llena de amor y felicidad junto a tu hijo y Eve. No permitas que el pasado te detenga. Rossi asiente lentamente, dejando que las palabras de Luigi se hundan en su corazón. Aunque es difícil dejar atrás el dolor y la confusión, sabe que debe encontrar la fuerza para seguir adelante y construir un futuro mejor para él y su familia.—Sí, es cierto. Discúlpame, Luigi —se recompone Rossi y limpia sus ojos—. No sé por qué estoy recordando eso —y