64. COINCIDENCIA

Al llegar al hospital, parqueamos y fuimos a su encuentro. Es verdad lo que dice Evelin, Salvatore es la viva imagen de mi suegro, solo que más joven.

—Buenos días Salvatore, ¿listo para pincharnos? —saludo tratando de parecer normal.

—Buenos días, señor Gabriel —contesta mi posible cuñado muy serio—. Sí, listo, no me gusta mucho, pero lo haré.

—Eve, ¿vienes? —pregunto al ver que está embobada mirando a su posible hermano en lo que rezo que lo sea, porque los celos me están comiendo.

—No Gaby, voy con papá a la cafetería, tengo hambre —rechaza y se prende del brazo de mi suegro—. Después, nos reunimos con ustedes en el laboratorio.

—Está bien, Eve —acepto enseguida porque ese embarazo le da mucha hambre, mejor que se alimente.

Mi suegro interviene y me dice muy serio que luego necesita hablar conmigo, a lo cual acepto sabiendo que se trata de mi pobre padre. A ver si agarramos a esos desalmados.

—De acuerdo, señor Rossi, nos podemos reunir al terminar de extraerse sangre en el lab
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