AY NOOOOOOOOOOOOOO, ESTOY DEMASIADO ENAMORADA DE IVAR, PERO TENGO MIEDO.
Isak no dejaba de llamar y yo no quería contestarle a pesar de que estaba frente al lugar. Estaba nervioso, había ensayado mucho para esto, pero parecía que después de todo no estaba preparado. —Ivar, ¿quieres que nos vayamos? —Valeska me sacó de la tormenta de pensamientos en la que estaba hundido.—No, debo hacerlo, se lo prometí a mi hermano y ya firmé los documentos legales, no hay vuelta atrás. —Entonces vamos, se que tú puedes.Cuando vi a Valeska metida entre ese vestido negro de lentejuelas, ajutado a su cuerpo y sin escote al frente, pero con una transparencia casi irrisoria en su espalda, sentí que iba a morir. No quería que nadie la viera así, pero al mismo tiempo quería que todos fuera supieran que esa mujer era mía. Era hora de bajar del auto y enseñarles quién era el hombre que había estado llenando de dinero los bolsillos a esos ancianos decrépitos y mañosos, eso incluía a mi padre. Si es que podía llamarlo de esa manera. —Es hora —dije al fin mirando a Valeska y
—Es para mi un honor recibirlos nuevamente en esta, su casa —aquellas fueron las primeras palabras de Isak que tenía una sonrisa brillante y agradable—. Como cada año hacemos una cena conmemorativa para celebrar los alcances y logros de cada ejecución y también para embriagarnos un poco —dijo en un tono jocoso que hizo reír a todos, menos a Ivar que mantenía su semblante serio—. Y por supuesto este año también tiene una sorpresa, no podemos dejar que esta cena pase desapercibida como una más a la lista. Los ojos de Isak miraron fijamente a Ivar que afirmó con su cabeza levemente y apretó mi mano con fuerza, sus nervios estaban lastimando mi pequeña mano—. Como saben tome las riendas hace 5 años y realmente intente hacer mi mejor esfuerzo, para ninguno aquí es un secreto que ese primer año al mando fue un desastre —se escucharon varias risas entre los asistentes—, y si no hubiese tomado las medidas que tome, estaríamos todos en quiebra y usando Jeans de segunda mano —las risas estallar
La música sonaba suavemente, era una pieza clásica, tocada en piano y violín, las personas saludaban y felicitaban a Ivar, se reían junto a Isak y Ragna, yo me sentía levitando en medio de tanta atención. Todos tenían palabras lindas para decir, pero yo no podía creer ninguna. —¿Te quieres ir? Esto incomoda —Ivar susurro en mi oído y me sonroje. —Lo siento, no… es tu noche, debemos estar aquí. —Es hora de volver a casa, muero por quitarte ese vestido —mis ojos brillaron de deseo mirando a Ivar que sonreía y acariciaba mi mejilla, de pronto me di cuenta que Ragna estaba siendo arrastrada por su madre. —Debo ir al baño antes. Caminaba elegantemente saludando a un lado y a otro a personas que no conocía, con la angustia y la necesidad de llegar junto a Ragna, sabía de mano propia el dolor que podía causar Jonella. —Quiero una explicación, ahora mismo. —¡No! No tengo porqué seguir… —El sonido de una bofetada me puso la piel de gallina. —Soy tu madre y me debes respeto —espere e
—¿Por qué dijiste eso? —¿De qué hablas? —Estábamos bailando y te pregunte si tu… —Ragna se quitaba las joyas que traía sobre su piel y desenredaba el moño dejando libres unas ondas rubias que la hacían ver hermosa. —Hiciste una pregunta impertinente y solo te di una respuesta, Isak. Ragna giró su cuerpo con delicadeza quedando de espaldas a Isak y pasando su pelo hacía el frente. —Ayúdame con el Zip —desde que la había visto con ese vestido que decoraba perfecto su piel, había tenido ganas de arrancarlo y de desnudarla para escucharla gemir con fuerza suplicando por más, tal como había sucedido esa mañana. Pero se contuvo por temor a llegar tarde a la cena. Trago grueso y deslizó la cremallera que lentamente fue desplazando el vestido de ragna y dejó ver la piel casi dorada de ella. Amaba pasar sus labios por allí, pero tenía que controlarse. —Ragna, no era una pregunta impertinente, era una pregunta honesta. —¿Y crees que esa clase de preguntas se hacen así no más? ¿O es que
Ivar miraba por la ventana como la nieve caía, el frío calaba hasta los huesos y el estaba en un lugar oscuro, una habitación más fría que la que tenía en los edificios comunes, el castigo era de una semana y apenas llevaba 3 días. Lo habían castigado por tumbarle varios dientes a un profesor que intentó corregirlo en su comportamiento. Ivar era simplemente implacable. Tenía casi 12, pero era feroz.Por dentro sentía que no iba a resistir mucho más, pero las palabras de su madre eran lo que lo mantenían despierto e intentando no morir. “Hijo mío, recuerda siempre que a las personas que amas, debes protegerlas si están detrás de ti, si permanecen a tu lado fieles y leales las respetaras, pero si te dañan o te hieren, debes enfrentarlos sin un mínimo de compasión” Su padre siempre lo subestimó, siempre lo trató como a un inferior, más bien como al bastardo que nunca fue. Pero con el pasar de los años y teniendo la verdad entre sus manos siendo solo un niño, Ivar aprendió a disfruta
Llegar a casa en medio del silencio, fue extraño. Ivar estaba triste, después de todo su hermano se había marchado de su lado, su hermano el que siempre había estado para él. Se sentía solo, aunque me tenía a mi y es que la sensación era extraña. —Quiero la verdad —Ivar se puso pálido, nunca lo había visto así de petrificado, ni cuando estuvo enfermo. —¿De qué… de qué verdad hablas? —Quiero saber la verdad sobre tus padres y tu hermano —vi como trago grueso y se sacudió el pelo, estaba incomodo—. Si no te sientes cómodo aún para hablar sobre eso conmigo, yo lo entiendo, pero por favor no me mantengas en las sombras. Me acerque y deje un beso en su mejilla, acaricié su hermoso rostro y me marché a la habitación, quería dormir, porque extrañamente seguía sintiéndome muy cansada. Escuché un par de golpes en la puerta. —¿Puedo? —era mi abuela, que traía esa sonrisa cálida de siempre. —Estás aquí, creí que hoy tenías terapia. —Si, pero fue rápido. ¿Cómo estás? y quiero la verda
No tenía ganas de salir de la cama, había sido mi último domingo junto a Valeska y quería aferrarme a eso tanto como fuese posible. Me abrace a su cuerpo y olí su cabello, quería fundirme en ella de nuevo.—Debo prepararte el desayuno.—Debemos contratar a una mujer para la cocina.—Ya te dije que no.—Ya te dije que es hora de que descanses.—Me gusta cocinar. —¿Y si abres un restaurante? —Ya trabajó en uno —esas palabras hicieron que mi semblante cambiara automáticamente, soñaba con que Valeska dejará de trabajar en ese maldito lugar junto a ese maldito chef. —Con respecto a eso, quiero que…—No —fue directa.—No sabes lo que voy a pedirte.—Ivar, no voy a dejar de trabajar allí, no me voy a ser la mujer perfecta que espera en el hogar, me gusta mi trabajo —se alejó varios pasos de mi. —No quiero que dejes de trabajar, quiero que trabajes junto a mi —dudo por unos instantes antes de contestar.—Creo que lo mejor es que tú tengas tu trabajo y yo me quede con el mío. Me gusta y es
—Por favor, que alguien me entregue el documento completo —dije al teléfono hablando con la recepcionista.—Señor, ya las personas de finanzas están subiendo a su oficina con los documentos. —Sube, serás mi nueva asistente.—Pero señor… la recepción…—No me interesa, sube. Necesito a alguien eficiente y eres la única persona que ha logrado ayudarme en todo el día.Aún no era la hora del almuerzo y yo ya estaba desesperado, me di cuenta que no era lo mismo trabajar solo que depender de muchas personas, todas con poca capacidad de eficiencia, demasiado lentas para mi.Era obvio por que a mi hermano le tomaba todo el día entregarme esos documentos en la noche y que yo pudiese avanzar, de continuar así, no podría seguir mi ritmo de trabajo habitual.—Señor, ya llegue —la mujer era probablemente mayor que yo, por no mucho tal vez 40 máximo, vestía particularmente diferente, los colores y su peinado, su pelo de varios colores, era como una adolescnete en el cuerpo de una mujer mayor. —¿Có