Ustedes creen que estas pobres almas puedan ser felices? Al menos uno de los 4? ... gracias por leer y por apoyarme.
Ivar miraba por la ventana como la nieve caía, el frío calaba hasta los huesos y el estaba en un lugar oscuro, una habitación más fría que la que tenía en los edificios comunes, el castigo era de una semana y apenas llevaba 3 días. Lo habían castigado por tumbarle varios dientes a un profesor que intentó corregirlo en su comportamiento. Ivar era simplemente implacable. Tenía casi 12, pero era feroz.Por dentro sentía que no iba a resistir mucho más, pero las palabras de su madre eran lo que lo mantenían despierto e intentando no morir. “Hijo mío, recuerda siempre que a las personas que amas, debes protegerlas si están detrás de ti, si permanecen a tu lado fieles y leales las respetaras, pero si te dañan o te hieren, debes enfrentarlos sin un mínimo de compasión” Su padre siempre lo subestimó, siempre lo trató como a un inferior, más bien como al bastardo que nunca fue. Pero con el pasar de los años y teniendo la verdad entre sus manos siendo solo un niño, Ivar aprendió a disfruta
Llegar a casa en medio del silencio, fue extraño. Ivar estaba triste, después de todo su hermano se había marchado de su lado, su hermano el que siempre había estado para él. Se sentía solo, aunque me tenía a mi y es que la sensación era extraña. —Quiero la verdad —Ivar se puso pálido, nunca lo había visto así de petrificado, ni cuando estuvo enfermo. —¿De qué… de qué verdad hablas? —Quiero saber la verdad sobre tus padres y tu hermano —vi como trago grueso y se sacudió el pelo, estaba incomodo—. Si no te sientes cómodo aún para hablar sobre eso conmigo, yo lo entiendo, pero por favor no me mantengas en las sombras. Me acerque y deje un beso en su mejilla, acaricié su hermoso rostro y me marché a la habitación, quería dormir, porque extrañamente seguía sintiéndome muy cansada. Escuché un par de golpes en la puerta. —¿Puedo? —era mi abuela, que traía esa sonrisa cálida de siempre. —Estás aquí, creí que hoy tenías terapia. —Si, pero fue rápido. ¿Cómo estás? y quiero la verda
No tenía ganas de salir de la cama, había sido mi último domingo junto a Valeska y quería aferrarme a eso tanto como fuese posible. Me abrace a su cuerpo y olí su cabello, quería fundirme en ella de nuevo.—Debo prepararte el desayuno.—Debemos contratar a una mujer para la cocina.—Ya te dije que no.—Ya te dije que es hora de que descanses.—Me gusta cocinar. —¿Y si abres un restaurante? —Ya trabajó en uno —esas palabras hicieron que mi semblante cambiara automáticamente, soñaba con que Valeska dejará de trabajar en ese maldito lugar junto a ese maldito chef. —Con respecto a eso, quiero que…—No —fue directa.—No sabes lo que voy a pedirte.—Ivar, no voy a dejar de trabajar allí, no me voy a ser la mujer perfecta que espera en el hogar, me gusta mi trabajo —se alejó varios pasos de mi. —No quiero que dejes de trabajar, quiero que trabajes junto a mi —dudo por unos instantes antes de contestar.—Creo que lo mejor es que tú tengas tu trabajo y yo me quede con el mío. Me gusta y es
—Por favor, que alguien me entregue el documento completo —dije al teléfono hablando con la recepcionista.—Señor, ya las personas de finanzas están subiendo a su oficina con los documentos. —Sube, serás mi nueva asistente.—Pero señor… la recepción…—No me interesa, sube. Necesito a alguien eficiente y eres la única persona que ha logrado ayudarme en todo el día.Aún no era la hora del almuerzo y yo ya estaba desesperado, me di cuenta que no era lo mismo trabajar solo que depender de muchas personas, todas con poca capacidad de eficiencia, demasiado lentas para mi.Era obvio por que a mi hermano le tomaba todo el día entregarme esos documentos en la noche y que yo pudiese avanzar, de continuar así, no podría seguir mi ritmo de trabajo habitual.—Señor, ya llegue —la mujer era probablemente mayor que yo, por no mucho tal vez 40 máximo, vestía particularmente diferente, los colores y su peinado, su pelo de varios colores, era como una adolescnete en el cuerpo de una mujer mayor. —¿Có
—Isak, lamento interrumpir tus vacaciones indefinidas, pero quiero saber si dejaste concluido lo de Valeska. —¿Ahora? —¿Te la estas follando? —Si. —Pues saca tu polla de ese coño y ve a un lugar al que puedas hablar. Hubo un silencio que me pareció eterno en la llamada, pero no tenía tiempo de esperar a que Isak acabara de follarse a Ragna para que luego me diera la información que tanto necesitaba. —Eres un cabrón, la próxima vez te voy a llamar a interrumpirte… —Me da igual, yo no sería tan tonto como tu de dejar de follar a mi mujer por una llamada —me divertía joder a mi hermano, que estaba en quien sabe que lugar del mundo, gastando el dinero que le correspondía de su herencia y el que yo l e ocnsignaba cada mes en su cuenta. —Eres peor de lo que pensé. —¿Te gusta? —La quiero. —¿Por qué? —Porque ella es diferente. —Isak, no quiero que te rompan el corazón. —Eso ya lo hizo mi padre y no va a pasar dos veces —dijo con toda la tristeza que un niño un día no pudo ex
—Ivar, por favor… E-Es demasiado profundo —los gemidos de Valeska me estaban volviendo loco, mi mente dejaba de pensar, yo no me controlaba ni podía actuar con claridad, solamente era una bestia salvaje sobre el cuerpo de mi esposa.—¡Carajo! ¡Eres mía!—Tuya —gimió y se mordió los labios mientras yo besaba y mordisqueaba sus pezones. Estaba cabalgando sobre mi y la visión era espectacular.—Valeska, no me voy a cansar de ti nunca —Su último gemido y mi última estocada fue lo que detonó en el orgasmo que me dejó con el pulso descontrolado y el cuerpo cansado.Tenía que volver a hacer ejercicio, porque mi resistencia física estaba siendo puesta a prueba con Valeska sobre mí todo el tiempo. No me iba a cansar de esa mujer nunca.—¿Cómo lo sabes? —preguntó girando su cuerpo y quedando con la espalda pegada al colchón.—¿Qué cosa? —pregunte intentando que mi pulso se controle.—Que no te vas a cansar de mi —casi parecía que dudaba de mis palabras. En realidad estaba dudando, de lo contrar
—Creí que luego del pomposo anuncio que hiciste en esa elegante cena, ya no te vería por aquí, Ivar —Cho me miró de pies a cabeza, analizando mi vestimenta—. Y tampoco creí vivir para verte fundido en ese traje —se reía ahora en mi cara. —Bueno, debo decir que después de todo te luce la bata blanca y el fonendoscopio. —Nunca te di las gracias por esta oportunidad. —No me debes agradecer nada, tu me has ayudado a mí más de lo que te creí capaz. —Y por eso estás aquí. —Si. Tengo algo que hacer y… —Joshua no es una opción. —No quiero verlo. ¿Está bien? —No lo sé, desde esa noche yo… Me aleje de él y es lo más doloroso que he hecho en mi vida, pero era necesario, mi vida dependía de él y aunque ya no lo tengo, siento que salgo adelante poco a poco. —Espero que un día te amen como tú lo amaste a él —sonrío de una forma demasiado triste y apretó su mandíbula con demasiada fuerza. —No creo que eso sea posible, pero si ha de pasar, me gustaría que me quieran como esa chica te quiere
Conocer a Ivar, al menos su pasado, no era algo fácil de digerir. Aún estaba procesando el hecho de que de niño tuviera que ver como su padre envenenó a su mamá, lo que padeció en el internado, su vida oscura, su lado oscuro, esa mujer que se aprovechó de su debilidad y vulnerabilidad. ¿Qué era yo frente a toda esa mierd@? Quería creer que yo era ese poco de luz en su vida, como él era el resplandor de la mía y aunque me lo decía muchas veces, el miedo latente de que se fuera de mi lado, estaba presente. Tenía tanto pasado que parecía increíble que le diera espacio a alguien tan insignificante como yo. —Tendremos que ir a un baile. —¿Un baile? Creo que estamos muy grandes para eso. —Es un baile de beneficencia. Lo organiza cada año la fundación de mamá y debo ir. —¿Antes ibas? —soltó una carcajada. —¿Crees que mi pa… Que Acke me hubiese dejado entrar? —Tenías derecho. —Eso no significa nada para él. Yo siempre fui el paria, el hijo muerto, el bastardo. —Estoy segura de