—Isak, lamento interrumpir tus vacaciones indefinidas, pero quiero saber si dejaste concluido lo de Valeska. —¿Ahora? —¿Te la estas follando? —Si. —Pues saca tu polla de ese coño y ve a un lugar al que puedas hablar. Hubo un silencio que me pareció eterno en la llamada, pero no tenía tiempo de esperar a que Isak acabara de follarse a Ragna para que luego me diera la información que tanto necesitaba. —Eres un cabrón, la próxima vez te voy a llamar a interrumpirte… —Me da igual, yo no sería tan tonto como tu de dejar de follar a mi mujer por una llamada —me divertía joder a mi hermano, que estaba en quien sabe que lugar del mundo, gastando el dinero que le correspondía de su herencia y el que yo l e ocnsignaba cada mes en su cuenta. —Eres peor de lo que pensé. —¿Te gusta? —La quiero. —¿Por qué? —Porque ella es diferente. —Isak, no quiero que te rompan el corazón. —Eso ya lo hizo mi padre y no va a pasar dos veces —dijo con toda la tristeza que un niño un día no pudo ex
—Ivar, por favor… E-Es demasiado profundo —los gemidos de Valeska me estaban volviendo loco, mi mente dejaba de pensar, yo no me controlaba ni podía actuar con claridad, solamente era una bestia salvaje sobre el cuerpo de mi esposa.—¡Carajo! ¡Eres mía!—Tuya —gimió y se mordió los labios mientras yo besaba y mordisqueaba sus pezones. Estaba cabalgando sobre mi y la visión era espectacular.—Valeska, no me voy a cansar de ti nunca —Su último gemido y mi última estocada fue lo que detonó en el orgasmo que me dejó con el pulso descontrolado y el cuerpo cansado.Tenía que volver a hacer ejercicio, porque mi resistencia física estaba siendo puesta a prueba con Valeska sobre mí todo el tiempo. No me iba a cansar de esa mujer nunca.—¿Cómo lo sabes? —preguntó girando su cuerpo y quedando con la espalda pegada al colchón.—¿Qué cosa? —pregunte intentando que mi pulso se controle.—Que no te vas a cansar de mi —casi parecía que dudaba de mis palabras. En realidad estaba dudando, de lo contrar
—Creí que luego del pomposo anuncio que hiciste en esa elegante cena, ya no te vería por aquí, Ivar —Cho me miró de pies a cabeza, analizando mi vestimenta—. Y tampoco creí vivir para verte fundido en ese traje —se reía ahora en mi cara. —Bueno, debo decir que después de todo te luce la bata blanca y el fonendoscopio. —Nunca te di las gracias por esta oportunidad. —No me debes agradecer nada, tu me has ayudado a mí más de lo que te creí capaz. —Y por eso estás aquí. —Si. Tengo algo que hacer y… —Joshua no es una opción. —No quiero verlo. ¿Está bien? —No lo sé, desde esa noche yo… Me aleje de él y es lo más doloroso que he hecho en mi vida, pero era necesario, mi vida dependía de él y aunque ya no lo tengo, siento que salgo adelante poco a poco. —Espero que un día te amen como tú lo amaste a él —sonrío de una forma demasiado triste y apretó su mandíbula con demasiada fuerza. —No creo que eso sea posible, pero si ha de pasar, me gustaría que me quieran como esa chica te quiere
Conocer a Ivar, al menos su pasado, no era algo fácil de digerir. Aún estaba procesando el hecho de que de niño tuviera que ver como su padre envenenó a su mamá, lo que padeció en el internado, su vida oscura, su lado oscuro, esa mujer que se aprovechó de su debilidad y vulnerabilidad. ¿Qué era yo frente a toda esa mierd@? Quería creer que yo era ese poco de luz en su vida, como él era el resplandor de la mía y aunque me lo decía muchas veces, el miedo latente de que se fuera de mi lado, estaba presente. Tenía tanto pasado que parecía increíble que le diera espacio a alguien tan insignificante como yo. —Tendremos que ir a un baile. —¿Un baile? Creo que estamos muy grandes para eso. —Es un baile de beneficencia. Lo organiza cada año la fundación de mamá y debo ir. —¿Antes ibas? —soltó una carcajada. —¿Crees que mi pa… Que Acke me hubiese dejado entrar? —Tenías derecho. —Eso no significa nada para él. Yo siempre fui el paria, el hijo muerto, el bastardo. —Estoy segura de
Era una melodía fuerte, pero tranquila, poderosa pero agradable, casi parecía un fuerte susurro del viento en medio de una tormenta, los violinistas movían sus manos con ligereza y perfección, el pianista parecía que hacía danzar sus dedos sobre el teclado, las flautas dulces cantaban alegremente y el violonchelo le daba ese toque oscuro a la canción. —Bailas muy bien —le dije a Ivar que no había dicho una sola palabra desde que comenzamos a danzar. —No tanto como tú, es difícil seguirte el paso. —Espero que entiendas cómo me siento cuando estamos desnudos en la cama, a veces es difícil seguirte el paso. Un gruñido casi gutural salió de su garganta mientras se aferraba con un poco de fuerza mi mano. Sus labios se veían provocadores y parecían incitar a besarlo. La atmósfera misteriosa, los murmullos de las personas, la forma en la que estaba vestido, el lugar tan imponente, la pista de baile, todo parecía casi inexistente y eramos únicamente él y yo allí. —¿No tienes miedo? —m
—Valeska, ponte en cuatro —mi orden era clara y especifica, ya había rasgado ese hermoso vestido negro y estaba desnuda de pie frente a mi.Sin embargo mi pecho estaba agitado con violencia, no solo por la excitación de tener a mi mujer desnuda a mi merced y haber hecho travesuras en el auto camino a casa. También estaba bastante conmocionado por la actitud de Acke luego del baile con Valeska, parecía que ella había tocado puntos álgidos y peligrosos en ese corto lapso de tiempo que fue una eternidad para mi.Estaba dispuesto a sacrificar todo por ella, no la iba a poner en peligro por mi ambición de venganza y de hacer justicia.—¡Ahora! —me exasperaba que Valeska solo estaba de pie mirándome, sin obedecer. —No.—¿¡Qué carajos!? —me puse de pie con violencia y me acerque a ella, la tome del cuello con mi mano sin hacer presión y pegue sus labios a los míos con fuerza.—Hazlo —dijo mordiendo su labio inferior. Estaba retando mi cordura, ella quería que yo la pusiera en cuatro, no que
Dos meses desde que el restaurante se había vuelto un éxito total. Las entrevistas que tenía que dar Daven eran constantes, después de todo era el chef y creador de las delicias que los comensales llevaban a su paladar luego de hacer reservaciones con espera de hasta dos meses y yo me sentí orgullosa de aportar un poco con mi trabajo. Aunque la insistencia de Ivar era constante, su propuesta laboral para hacer parte de su compañía era tentadora, gracias a la beca, logró nivelar las materias atrasadas y ahora tenía más capacidad de analizar información y tomar decisiones, lo que me daría un plus para desempeñarme en un cargo más alto y ejecutivo junto a Ivar, pero mi orgullo, el que había estado recuperando poco a poco, no me permitía dejar que los demás me vieran como la esposa trofeo del magnate que estaba en boca de todos. —Valeska, ¿tienes los informes que te pedí? —Si Kadir, ya están en tu correo e impresos sobre tu escritorio. —¿Por qué eres tan eficiente? Si sabes que por
Los días transcurrieron con perfecta normalidad. Daven actuaba como si de su boca y sobre todo de sus ojos no hubiesen salido aquellas palabras. Sus ojos me miraban amigablemente, sonrientes, carismáticos, justo como siempre había sido. Y yo por supuesto aproveche la oportunidad para seguir con mi vida y evitar la mirada inquisidora de Ivar cada vez que me dejaba frente al restaurante, porque de alguna manera sentía que le estaba engañando aunque no era así. —Está noche quiero que cenemos, solos tú y yo. —¿A dónde quieres ir? —No lo sé, usa tu imaginación. Dijiste que eres el dueño de la ciudad —pase la punta de mi lengua por sus labios. La sonrisa de Ivar era perfecta, sus ojos brillaban y ese último beso que siempre me daba antes de partir a su trabajo, me daba la energía necesaria para continuar con mi vida. Estaba siendo un día normal, soleado, perfecto, alegre, casi imposible de que se estropeara. —Valeska —Daven me llamó, antes de iniciar el servicio. —¿Si? —Qui