Sawyer y yo enviamos correos electrónicos ocasionalmente. Charlamos sobre nuestras vidas y a propósito no pregunto por ella. No quiero saber si ella siguió mis órdenes, no quiero saber que otro hombre la ama.Soy un gilipollas egoísta, lo sé.—Creo que un cambio de escenario te haría bien. Me siento cómoda dándote de alta. Tienes mi número si necesitas hablar.—Gracias, doc. Por todo.Ella se levanta, y yo tomo su mano extendida, estrechándola con la mía. Siento que me estoy graduando de nuevo, como si debiera obtener un certificado o algo que pueda poner en un marco.Lentamente cruzamos su impecable oficina hasta la puerta.—No hablamos sobre el sueño. ¿Aún lo tienes?Mis hombros se tensan. No es un sueño, más bien es una pesadilla. Una adolescente que yacía muerta en el piso de una casucha, con los ojos verdes mirando a la nada, mi bala atravesando su pecho.Ninguna cantidad de drogas podría matar ese dolor. Es un pecado por el cual nunca encontraré la absolución.—A veces, ocasiona
TaronLa oficina de Patton es mi última parada antes de salir de la ciudad.Se sienta detrás de su enorme escritorio de caoba vestido de pies a cabeza de Armani, cada vez más irritado con cada una de mis palabras. De hecho, he visto a hombres mayores que yo sudar bajo la mirada intimidante de Patton Fletcher.Pero no soy uno de esos.Le doy las buenas noticias primero.—El contrato de Dubai llegó durante la noche. Sandra ya se ha encargado de archivar todo en el sistema.La gerente de nuestra oficina, Sandra, ya sabe lo que viene. Predijo un terremoto, pero Patton y yo nos conocemos desde hace demasiado tiempo.—¿Por qué siento que me vas a salir con algo más? —Se inclina hacia atrás, cruzando un tobillo sobre su rodilla.—Porque eres bueno en lo que haces. —Me muevo en la silla de cuero, tratando de mantener el ánimo ligero—. Es mi último día, Patton. Hablé con Sawyer y renuncio a partir de…Se levanta de su silla, claramente irritado.—No vas a ninguna parte. No acepto tu renuncia.
Me vuelvo hacia ella y se me hace un nudo en la garganta.Todo el aire parece ser sacado de la habitación mientras la miro, ella tiene unos ojos aguamarina imposibles de no reconocer. Están bordeados de pestañas gruesas y su cabello es rubio dorado, al igual que el de mi madre.Extendiendo la mano, sostengo la pared, tratando de detener el ataque de emoción. Esta niña, las palabras de Remi dan vueltas en mi cabeza. Debe tener seis años.Seis años…Mis ojos vuelven a Noel, ella está de pie, con la caja de cartón en sus manos, sus ojos ámbar abiertos de par en par.—¿Ella es…? —Mi voz se rompe al terminar la frase.Sus labios carnosos se separan como si fuera a hablar. En cambio, su barbilla se inclina ligeramente en un movimiento de cabeza.Doy un paso atrás, agarro la manija de la puerta y bajo los escalones. Necesito recuperar el aliento. Necesito procesar esto.Las imágenes de la noche en que ella vino a mí hace tantos años se estrellan en mi cabeza. Estaba tan roto, tan jodido y dr
NoelCapítulo 23Debería haber una alerta de tornado antes de que Sandro Royers apareciera en mi cocina.Cualquier tipo de aviso hubiera servido.En cambio, entró por la puerta como una versión sexy del fantasma del pasado y mi corazón volvió a detenerse por él.Y rompí todos los huevos.Mi cara brilló caliente y fría, y por un momento, pensé que podría seguir a los huevos al piso. No me desmayé. De alguna manera, me quedé de pie.Luego echó un vistazo a nuestra hija, no hay necesidad de una prueba de paternidad para saber de quién es Dove. Ella es una fotocopia de su padre desde el día en que hizo su aparición en este mundo.Cuando me miró de nuevo, la pregunta en sus ojos no era realmente una pregunta. Respondí en silencio y su expresión… Al menos los dos nos quedamos sin aliento.Él salió tambaleándose por la puerta con mi hermano menor pisándole los talones. Leon despegó como de una casa en llamas, pero Sawyer dudó, mirándolos por la ventana.—¿Sabías que él vendría? —Mis manos ti
—¿Por qué no me lo dijiste?Mi corazón late más rápido, hago todo lo posible para luchar contra mis lágrimas, para reunir la fuerza que siempre me ha robado tan fácilmente.—No voy a discutir contigo sobre eso.—Tenía derecho a saberlo.—Y te iba a decir… —Mis manos tiemblan, todas las emociones con las que luché hace tanto tiempo están en la superficie, como si nunca se hubieran ido—. Empecé una carta cien veces diferentes… Supongo que no sabía qué decir después de lo que sucedió.Después de que me gritaste y me echaste.—Podrías haberme llamado.—No. —Le digo llena de rencor—. No después de la forma en que lo dejaste.Yendo a mi armario, me estiro para alcanzar el estante más alto, donde hay una caja en la parte de atrás. Una caja que contiene una carta deseándome feliz cumpleaños, una calaca de madera, una funda de almohada con la que dormí todas las noches y una caja con un anillo turquesa que prometí que nunca me quitaría.Moviendo estos recuerdos a un lado, busco las hojas de pa
animal herido.—¡Taron! —Dove se desliza para mirarme y veo que Noel frunce la boca. Le dije a Dove que me llamara Taron porque todavía no sabía qué hacer—. Mi mamá dice que los concursos son como poner cintas a los cerdos, pero yo quiero ser la princesa del festival del durazno. ¿Qué te parece?Ella parpadea esos brillantes ojos hacia mí expectante, dejándome hipnotizado.—Ah bueno. Eres muy bonita. —Eso la hace sonreír—.¿Qué vas a hacer para la prueba de talento?Supongo que tienen prueba de talento. ¿No todos los concursos la tienen?—Bailar como Angelina Ballerina. —Ella menea su cabecita como señalando lo obvio—. ¿Has visto el programa de Angelina Ballerina?—No, lo cierto es que no.—Ven. —Levanta el ratón de peluche marrón que yace en la barra a su lado y se desliza entre mis brazos. Sentada en mi cadera, señala la sala—. Podemos ver dónde sale el señor Operatski mientras mi mamá nos prepara el desayuno.La abrazo. Realmente me gusta tenerla tan cómoda en mis brazos, pero me p
Nuestra hija viene caminando y saltando. Sawyer sostiene una de sus manos y en la otra tiene un puñado de papeles.—Haría cualquier cosa por ella —contesta con seguridad.No es exactamente lo que tenía en mente, pero puedo trabajar con eso.—Sandro Royers. No esperaba verte de nuevo aquí. —La voz de Digger hace que mi piel se erice, nos detenemos, volviéndonos hacia él.A su lado, una niña con el pelo castaño y rizado perfectamente. La chiquilla mira a mi hija con el ceño fruncido, creo que la antipatía viene de familia.—No volví para verte. —Mi voz es serena. Estamos en la iglesia, así que no planeo ponerme al tú por tú con él.—Si la historia es nuestra guía, te irás tan pronto como obtengas lo que quieres.Dove desliza su pequeña mano en la mía y mi mandíbula se aprieta.—Me fui a servir a mi país como bien sabes.—El tío Digger donó dos mil dólares para hacer un espacio de oficina de Dixie Gem en el centro cívico. —La voz de la niña es tan sarcástica como la de su tío.Dove jadea
Las botas de Taron golpean en el suelo detrás de mí, pongo todo en el mostrador, apresurándome nuevamente a la despensa a buscar los ingredientes para hacer la loción. Me muevo más rápido esta vez. No puedo estar sola ahí con él otra vez.Cuando regreso a la mesa, han extendido el periódico, Dove salta estirando la mano para sacar el delantal de Sawyer de la puerta.—Puedes usar esto. —Él lo recibe pasándolo por su cabeza—. Si te cae de este aceite en tu ropa, se va a manchar.Presionando mis labios, sonrío ante su vocecita autoritaria.Ella suena igual que yo.Taron sonríe y el amor con el que la mira casi destruye las barreras que he construido alrededor de mi corazón.—Eres realmente buena en esto. —Se sienta en una silla frente a donde Dove se para a mi lado.—Lo he estado haciendo desde que tenía cinco años. — Ella asiente con la cabeza hacia él, como si no tuviera seis años y medio.Pasamos las próximas horas midiendo lociones y fragancias, colocando bálsamos en frasquitos de v