DREW
—¿Dónde me he estado escondiendo? —Le grito al oído a Ruby
mientras nos abrimos paso en The Red Cat.
El lugar es antiguo, con alfombra roja, una rocola que reproduce discos reales y lámparas de lava en las esquinas. El bar también está completamente alfombrado, y está lleno.
—¡Te dije que este lugar estaba resurgiendo! —Me grita al oído tan fuerte que me hace cosquillas.
Meto un dedo en mi oreja y le digo ¡Ow! Ella sólo se ríe. La sigo colocándome más cerca de ella en la barra, haciendo todo lo posible para evitar las miradas evidentes de unos pocos clientes masculinos que no reconozco.
—¡Ruby Roo! —Una fuerte voz se oye sobre la multitud. Ruby da vueltas y vueltas frunciendo el ceño.
—¡Maldita sea, al infierno! Odio cuando hace esa mierda de Scooby Doo. —
ALESSANDRONew YorkRespiro entrecortadamente cuando entro en la iglesia a la que he asistido desde que nací.Me ajusto la chaqueta para que el contorno de mi arma no sea tan visible.El cura no tiene por qué tenerme miedo, aunque sé que me teme. Todo está listo ahora.Todo lo que necesito para llevar a cabo el plan de hoy. Solo me queda una última cosa por hacer antes de irme. Mi confesión.Puede parecer inútil debido a quién y qué soy, pero de todos modos sigo haciendo esto.Soy el hijo menor de Serg Ferrari, el Pakhan de la Baranov Bratva. Soy su Obshchak, parte de la élite de la hermandad, y mis manos han estado rojas de sangre más veces de las que puedo contar en esta vida. Los hombres como yo no tenemos esperanza, especialmente cuando no tenemos planes de cambiar y volver al camino recto y angosto que debe conducir a una vida eterna bendita en el cielo.Sólo hay un lugar para un hombre como yo. Sé que mi alma oscura ya está condenada, pero como escapé de mi último encuentro con
—Te... lo prometo—tartamudeo, conteniendo las lágrimas.—Gracias, mi amor. No pude salvar a tu padre, ni a tu madre. Por favor, déjame tratar de salvarte. No estabas hecha para esta vida.Cuando miro las cadenas que lo atan, las lágrimas caen automáticamente por mis mejillas. Si está encadenado, es por algo, y no dice nada de sí mismo. No puedo perderlo a él también. No a él. No de la forma en que perdí a mi padre.—¿Y tú, José?—No te preocupes por mí. Tienes que pensar en ti. Me mantendrán con vida hasta que no sea necesario. Es por eso que estoy aquí. Tú, por otro lado, podrías escapar por este vestido.Baja la mirada hacia el todavía hermoso vestido que se aferra a mi cuerpo, ahora es un desastre ensangrentado y desgarrado en varios lugares. Es original, único en su clase, hecho especialmente para Ariana, hija de Roco Álvarez, el Rey del Cartel de México.Miro el engañoso vestido y recuerdo cómo llegué a usarlo. Salpicado de diamantes y confeccionado con la seda más fina,este vest
—¿Estás segura de que no deberías ir a la prueba?—le ofrezco, no porque me importe de una forma u otra. Solo lo digo porque sé cómo es cuando las cosas no salen como ella quiere. Termina descargando su frustración conmigo o con otra persona.—No. —Ella hace un gesto de adiós con su mano—. Obviamente, estaré fuera todo el día.Traducción, ella, la supuesta novia virgen, muy probablemente va a estar follando hasta perder el sentido con este tipo nuevo, hasta mañana por la mañana. El último tipo era uno de sus guardaespaldas. Raúl lo mató cuando se enteró de lo que estaba pasando. No quería que Felipe supiera que no conseguiría una virgen en su noche de bodas. Como si Felipe no fuera a descubrir eso por sí mismo, ni a saber cómo es su futura esposa.Ese bastardo lo sabe y es tan repugnante como Ariana.—También necesitaré que lustres mis zapatos cuando hayas terminado—agrega ella.Arrugo la frente.—Lo hice esta mañana.Ella pone las manos en sus caderas.—Claramente, no los has pulido c
—T-tú—tartamudea Felipe.—Sí, yo—responde el hombre, hablando con un toque de acento que no puedo ubicar sobre el tamborileo de mi corazón en mis oídos.—Se supone que debes estar muerto.—Claramente, no lo estoy. Pero tú lo estarás. El hombre saca dos pistolas de sus bolsillos y antes de que Felipe pueda hacer algo, el eco de las balas rebota en las paredes cuando el hombre le dispara.Grito y retrocedo, sabiendo que tengo que largarme de aquí.El hombre no me mira. En cambio, continúa disparándole a Felipe.Corro hacia las puertas en el otro extremo del vestíbulo, con la esperanza de que no me dispare mientras huyo. Acabo de atravesar las puertas cuando lo escucho venir.—Ya, ya, princesa, corre tan rápido y tan lejos como puedas. No te escaparás de mí.Su voz resuena por el pasillo.Él también tiene razón. No llego muy lejos, y sé que no escaparé cuando otro hombre, éste enmascarado, salta de detrás de una de las columnas y me da un codazo tan fuerte en la cara que el impacto me de
—Ya lo verás. —Alcanzo a Ariana, tirando de ella justo a mi lado. Agarro la parte posterior de su cuello, su piel suave como laseda. Su cuello es tan pequeño que sería fácil romperlo. Pero no quiero hacer eso, todavía no—. Deseo presentaros a la hija de Roco, Ariana Álvarez. Ahora que todos la conocen, podemos ponernos manos a la obra.Acerco a Ariana a Roco, y él se sacude contra las ataduras en protesta. Nada de lo que haga le ayudará ahora. O a ella. El terror reina en sus ojos. Como el responsable de ello, saboreo la oleada de poder que embriaga mi sangre.Me detengo a unos centímetros de distancia y ella se retuerce contra mis manos. Su miedo, sin embargo, la frena y la restringe de hacer más.—Caballeros—anuncio, sacando mi cuchillo de la vaina en mi costado—. Éste es el traidor que mató a mi madre y a mi hermana. Isabella y Talia Dmitriyev. Éste es el día en que tomo su vida por la de ellas. Su sangre se derramará por la de ellas. Éste es también el día en que tomaré su imperi
He oído hablar de suficientes esposas que han muerto accidentalmente. O sobre que su utilidad había expirado, ellas habían expirado y sus maridos querían cambiarlas, o habían visto u oído algo que no deberían.En mi caso, creo que caducará mi utilidad. Eso es lo que me va a pasar. Este hombre monstruoso me obligará a casarme con él para poder gobernar el Cártel, y luego me matará.Una acometida de pánico se apodera de mi cuerpo cuando el golpe de unas botas pesadas suena al otro lado de la puerta y la manija gira.Cuando la puerta se abre y lo veo a él, Alessandro Ferrari, mi corazón salta como una gacela a mi garganta y late como un puño duro golpeando las paredes de mi pecho.Entra en la habitación lentamente y la puerta se cierra detrás de él. La intensidad oscura de su presencia me obliga a retroceder contra la pared como si el sedoso papel tapiz negro pudiera ofrecerme el consuelo y la seguridad que busco.Una sonrisa sin alegría se extiende por su rostro, pero aún anima sus hermo
MinervaOh Dios. Él lo va a hacer ahora.En verdad me va a follar ahora.Se me saltan los ojos y oleadas de terror chocan contra los muros de mi alma.No sé lo que se supone que debo hacer. Nunca pensé que sucedería así, o que mi primera vez sería una violación.Sin embargo, ¿qué esperaba? Iba a ser vendida en la subasta de vírgenes en cuestión de días. ¿Creía que mágicamente tendría sentimientos por quien me comprara?Esta situación es igual de jodida.Soy una propiedad de una manera diferente.Dado el estado en el que me encuentro, pensé que me ganaría algo de tiempo, pero este hombre es claramente una especie de psicópata. Tal vez esto sea lo suyo, y la sangre de sus enemigos sobre mí hará que tomarme sea mucho más dulce.—Ahora—agrega con insistencia y da un paso atrás para darme espacio.Tragando el nudo en mi garganta, levanto una mano temblorosa y bajo la pequeña cremallera en el costado del vestido. Segundos después, el vestido flota por mi cuerpo, revelando mis bragas de encaj
AlessandroNueva YorkMientras avanzo a toda velocidad por el sinuoso camino que conduce a la casa de mi padre en mi moto, el fantasma del toque de la princesa persiste en mi piel.Me atormenta como el frío. Como ella, el frío no está ni aquí, ni allá, pero es una presencia inquebrantable.Las marcas que sus uñas hicieron en mis hombros también están allí, impresas en mi piel, aunque nunca me quité la ropa. Ella me marcó cuando hice que se corriera y se sometiera a mí, entregándose al placer.El mismo placer que no puedo sacar de mi mente. Tampoco he sido capaz de sacarla de mi mente.Quería follarla allí mismo después de que la probé y me di cuenta de su miedo y de su excitación. La mortal combinación fue más potente que cualquier droga que haya tomado.Como un maldito adicto, me alimenté de su miedo y quería más. Pero todo a su debido tiempo.Ahora estamos en Nueva York, en mi mundo y podemos jugar con todas mis reglas.Anoche, estaba asustada y atrapada en todo lo que pasó, pero es