Sus ojos azules se ponen en blanco, y ella sacude el bolígrafo.
—Ya no soy un bebé.
—Definitivamente no eres un bebé. — Mis ojos hambrientos, inspeccionan su hermoso cuerpo.
Mi mirada cae brevemente sobre sus senos y sus mejillas se ruborizan. Ella pone sus manos en mis muslos, y trato de recordar si tengo otro condón. Debería haber comprado una caja entera.
—Fírmalo.
—Es una pérdida de tiempo. Nada podría mantenerme alejado de ti. — Aún así, garabateo mi nombre muy rápido y lo empujo hacia ella, cambiando el bolígrafo por su delgada cintura y tirando de ella hacia mí otra vez.
—Es un documento legal vinculante. —Ella guarda el posavasos redondo en su bolso. Me inclino hacia adelante para besar su cuello de nuevo, inhalando profundamente.
Debajo de las flores hay un dulce aroma que sólo obtengo su piel.
Me encanta. Su hombro se eleva y se ríe.
—Cosquill
GRAYEn el desierto.El tiempo se refracta aquí. Se acelera y se ralentiza dependiendo de las circunstancias. Cuando estamos en la base, la monotonía y la soledad me desgastan. Por mucho que lo intente, no puedo evitar enviarle mensajes a Drew.Drew: Ruby es la peor compañera de cuarto. ¡Es una vaga total! Siempre estoy recogiendo sus calcetines y ropa interior del suelo. Come pizza y deja la caja en la bañera.Yo: No me hables de la ropa interior de Ruby.Drew: ¿Prefieres oír hablar de la mía? No puedo decidir entre la tanga de encaje rojo o los bóxers rosa. ¿Quieres ayudarme?Lo dudo, mis dedos revolotean sobre las letras. Chica astuta. Entré justo en esa. Me hace reír. Por supuesto, quiero ver la ropa interior de Drew, o más bien su lindo trasero envuelto en encaje o nada en absoluto. Alejo esos pensamientos y hago lo correcto.Yo: ¿Cómo está la situación de las citas?Drew: Ruby sale con cualquier chico que le pide su número. Le he dicho que eso es peligroso, especialmente cuando
En estas palabras, yo también estoy con ella. La siento en mis brazos, suave y cálida, con olor a flores, a mar y a todo lo bueno.Como todas las veces que dije que deberíamos detenernos, hemos mantenido contacto todo el tiempo que he estado aquí, y por mucho que intente restarle importancia, cuento los segundos que faltan hasta que vuelva a estar con ella.Ella ignoró mi instrucción de salir con otros chicos, y eso me hace muy feliz, a pesar de lo que todos piensan.—Preséntate en el área de montaje en cero novecientos —grita Marten en la pequeña radio en mi hombro.El viento empuja el papel en mi mano, y yo escaneo sus palabras una vez más antes de guardar la foto. Puedo ver su rostro, la forma en que su nariz se arruga, sus bonitos ojos azules parpadeando hacia mí. Su voz es pura y verdadera.—¿Qué mierda estás haciendo? Se supone que deberíamos estar bajando. —Danny ingresa en el espacio pequeño, y yo me enderezo dejando caer el papel contra mi pierna.—Sólo estoy tratando de ca
Antes de que pueda agacharme, una luz estalla detrás de mi ojo izquierdo mientras su puño golpea mi pómulo. De hecho, veo estrellas.—Joder —gimo, tambaleándome hacia atrás y sosteniendo mi rostro.El dolor se irradia a través de mi cráneo, hacia mi sien. Él está peor, agitando su mano.— ¡Joder! —Grita más fuerte. Espero que se haya quebrado.—Si calmaras tu culo y hablaras conmigo…—¿Quién más sabe de esto?Me duele cuando muevo la cabeza.—Ruby…—Ruby. —Tensa su mandíbula —. Suena como algo que haría ella.De lo contrario, a mi hermana nunca le gustaría una escoria como tú.Mis dientes rechinan. Hermano mayor o no, ya he tenido suficiente.—Estuvimos juntos mucho antes de que Ruby supiera algo.—Maldita sea. ¿Es por eso que ella no está saliendo con nadie?—¿Cómo sabes eso?—Porque le pedí a Leslie que la vigilara.Leslie. Descanso mi mejilla contra el frío cañón de mi arma.—Hablando de eso, ¿Leslie sabe que te estás follando por el culo a todas las chicas árabes que te dan la hor
Los hombres gritan a mi alrededor, corriendo y señalando. El polvo, el humo y el caos nos rodean. No puedo pensar.Tengo que pensar. Estoy entrenado para esto.Obligo a mis brazos a moverse, fuerzo mis puños a soltar el volante. Mis dedos tiemblan mientras trato de desabrocharme el cinturón de seguridad. Mis movimientos son torpes, desorientados, hasta que finalmente se desabrocha, y caigo contra la puerta.—¡Oof! — es lo único que sale de mi boca, pero el zumbido de mis oídos ahoga todo.Una mano agarra mi brazo, y oigo una voz como si estuviera bajo el agua.—¡Cole! ¿Estás herido? ¿Puedes moverte?Tengo que moverme. Asiento con la cabeza, empujando contra la puerta, haciendo todo lo que puedo para maniobrar mis piernas por debajo de mí para poder pararme. Estoy aturdido y sordo, tengo náuseas agitando mi estómago. La luz me ciega. Tengo una conmoción cerebral, lo sé. Por la neblina en mi memoria, recito los síntomas, lo que significa que también podría tener inflamación cerebral.Po
Un año después.—No puedes seguir así. No es saludable —Mi mejor amiga está en mi oficina quejándose.Arreglo un pequeño ramo de crisantemos color amarillo brillante en mi escritorio y reviso el aromatizante en el alféizar de mi ventana. Agua de rosas y hiedra, aromas relajantes para ayudar a mis pacientes a sentirse a gusto.—¿No puedo seguir con qué? ¿ Mi trabajo?—Con ese celibato. ¡Ha pasado demasiado tiempo! —Ella empuja un mechón de cabello oscuro detrás de su oreja. Nunca pensé que lo lograría con su tono de piel, pero ella lo está haciendo genial —. Chasquea tu frijol, pulsa el botón de inicio, frótalo.—¿Estás hablando de masturbación? —Pongo los ojos en blanco, ni siquiera finjo estar sorprendida.—Se ha demostrado científicamente que los orgasmos alivian el estrés, reducen las migrañas, reducen la grasa del vientre, mejoran el sueño...—Tengo un vibrador. —Inclinándome hacia mi computadora, reviso mi próxima cita.Hunter McFee me está esperando, me recuesto con un suspiro.
—Respira conmigo, Hunter. Todo va a salir bien.—No lo creo. Primero las bolsas de basura y ahora esto. Palmeo ligeramente mi pecho para llamar su atención.—Respira profundo, ¿de acuerdo? ¿Puedes respirar conmigo? — Él está frunciendo el ceño, pero por fin hace lo que digo, inhala y exhala —. Buen trabajo. Ahora vamos a pensarlo bien. ¿Por qué querría la Sra. Green robar adornos de jardín?—Ella está implantando en ellos dispositivos de rastreo para crear una red de vigilancia gubernamental por toda la ciudad.Asintiendo lentamente, sigo respirando.—¿O…?—O es una espía rusa que reúne información para los soviéticos, como en el programa “The Americans.”Mis labios se tensan, pero no reacciono. Mantengo mi voz firme.—¿Cuántos años tiene la Sra. Green?—Ochenta y cinco, pero no te dejes engañar. Los agentes de inteligencia rusos son poderosos hasta el día de su muerte. ¿Viste la película Red Sparrow?—No la vi. — Mi voz es suave —. ¿La Sra. Green es una persona creativa?—Tiene el ja
Ella se detiene en la entrada circular de nuestra enorme casa de ladrillo rojo con una grande entrada principal blanca. Lo bueno es que en su mayoría la casa es de ladrillos lo que facilita ocultar lo mucho que se necesita reparar.—A mí me parece que tienes un montón de salchichas. — Tomo mi maletín y mi bolso.—¿Muy celosa? He tratado de meterte en el juego, pero tú no quieres jugar.—No, gracias. Nos vemos por la mañana. —Cierro la puerta del auto y doy un paso atrás mientras ella sale de la entrada, siempre yendo demasiado rápido para este vecindario.Caminando lentamente por el largo camino lateral que lleva a la parte trasera, hago una pausa en el garaje donde el viejo Jaguar está cubierto con un grueso cobertor de lona. No fue conducido en años. Lo vendería y compraría algo más práctico, pero estoy basta
GRAYEl hospital St. Margaret huele a Lysol. No al spray con aroma apino, no te vuelvas loco. No, este lugar huele a ese concentrado de la vieja escuela, el de la pequeña botella marrón. Del tipo que quema la mierda en tu nariz, así que es imposible nombrar la fragancia de otra manera que no sea aroma a hospital.—Hoy ella está teniendo un buen día. —La hermana Constance lleva puesto una sencilla falda azul lisa y un chaleco sobre una camisa blanca de manga larga. Su cabello está cubierto de un hábito azul a juego —. Me habló de su primer baile. Dijo que fue con Timothy DuPont.Mi tía está acostada en la cama con los ojos cerrados y parece no haberse movido en días.—Supongo que pudo haber pasado. ¿Cómo lo sabríamos?Vine aquí por la lectura del testamento de Mack. Mi corazón está pesado, pero estoy tratando de concentrarme en lo bueno. Su larga batalla contra el cáncer de pulmón ha terminado, ya no está jadeando por respirar, ya no tiene dolor.Me dejó el taller, y vine aquí para