—No te disculpes, no hay por que hacerlo —le resta importancia. —Gracias, por cierto, ¿me darías tu número? —aclaro mi garganta —. Si no tienes inconveniente. —No te daré mi número —asegura, cerrándome la boca de golpe. Muero de la vergüenza, a punto de reclamar estoy, intercede —. Solo bromeo. Y sonríe, sigo toda sonrojada, ardiendo en la congoja que ya pasa ante su aclaración. Me ha salido chistoso el italiano. —Vale, me lo creí. Deja que busque mi teléfono, soy malísima apuntando mental —admito. Él me sigue detrás, ni modo, lo dejo entrar a mi habitación. Observa todo a su alrededor, y agradezco que no emita un comentario sobre el "orden" que según él, debo tener. Tampoco es que ha pasado un tornado por aquí, intento ser metódica, y el amago se me da fatal. —Aquí está —tomo de la cama el móvil. Niccolò me dicta su número y lo agendo como Nicco. Me gusta el diminutivo de su nombre. Es dulce, eso creo. —Bene, te dejo, espero te vaya bien con tu papá. Me pregunto si mamá hab
Un Chico Frágil...Estoy de regreso en el piso, camino embelesada con el sonido que transcurre y me deja suspendida, ¿quién toca? Estoy consciente en la realidad, al tanto de lo que acontece, no es parte de mi cabeza. Me planto en el salón y avisto el elegante piano de cola. A menos que creyera en los fantasmas, dijera que uno está ahí en el banco y toca la pieza. Pero sería un completo desvarío. Aunado a que la melodía proviene de otro lado, ya trazo la dirección dejando que mi audición sea un guía. Estoy en el pasillo, detenida a la par de esa puerta. La música viene de ahí, quiero girar ese pomo, pero tiembla la intención. Llevar a cabo el movimiento de mi mano a esa perilla cromada, es un acto complicado. -No seas tonta -me riño. Al final no me atrevo a abrir la puerta, estúpidamente entro a mi habitación, a los segundos el sonido se ha ido. La pieza se acabó. Me quito la ropa, en bragas me quedo, cepillo mis dientes antes de regresar a la cama y acomodarme. La realidad se agr
No quiero recibir más lastima de la que desconocidos me dedican al andar por la calle. Aunque solo sea mi impresión, la horda de transeúntes están sumidos en sus propias vidas, sin reparar en nada más. Ese estúpido bar es mi parada, siento que la vida se ríe de mí; mi padre escapa del vicio y yo en este instante recurro a la bebida, salida fácil que solo desaparece "aparentemente" cualquier embrollo, luego te lo regresa con una maldita resaca y remordimiento incluído. -Una fuerte, por favor -ordeno al barman ubicada en la banqueta. Sin objeción la prepara. -Aquí tiene. Una, dos, tres, cuatro, la quinta es solo el inicio del mareo en mi sistema. El efecto es un hecho y la inestabilidad mi enemiga. Ya no puedo caminar, alguien me ofrece ayuda, no lo conozco, ¿son dos? Suelto una carcajada, ¿gemelos? Las cosas se multiplican, veo borroso, pero no quiero la ayuda de nadie. -Noooo, y-yo puedo sola, eh -lo aparto de mi camino y ando hasta la salida. ¿Dónde está mi móvil? Mierda. Olv
Insaciable Curiosidad...Cruza algunas palabras con Jhon Travolta, hoy se le parece más; el portero niega con la cabeza al verme en ese estado. No es su problema. Ruedo los ojos, ya Nicco tira de mí, de no ser por él que me sirve de soporte habría caído al suelo. En contados segundos ya estamos ingresando al piso. Me apoyo de la pared hasta llegar al living, el sofá está a solo unos centímetros, me dejo caer sobre el mismo y suspiro. Estoy tumbada y el techo alto me da vueltas. Gira, no, es solo la inyección etílica. Como un disparo, lo de esa noche vuelve a mi cabeza, me hace sentir de todo, miles de pensamientos negativos acribillan y vuelven a ponerme tan retrospectiva que palpo todo el presente causando ese efecto vertiginoso al igual que aquel día fatídico. Mi corazón impacta contra mis huesos, se sacude aprisionando mi pecho y no puedo oxígenar mis pulmones con normalidad.De golpe me siento y empiezo a llorar, esto recrudece el malestar que tengo. Pero necesito sacar todo lo
—Lo sé, estaba pasando por un mal momento. La mamá de Linda, una compañera de clases y amiga, se apareció en la boutique y me dijo cosas hirientes, me acusó de ser responsable de la muerte de su hija cuando ambas sabemos que nada es así, lo que ocurrió fue un accidente de tránsito fatal. El novio de Linda condujo ebrio, se salvó pero acabó atado a una silla de ruedas por el resto de su vida —le cuento, aunque no me lo pida, pero sí nace en mí la necesidad de decirle —. Sinceramente tuve mucha suerte al salir ilesa, sin embargo, el daño emocional fue terrible y por eso asistí a un centro de salud mental. Me ayudó mucho, pero hoy siento que retrocedí, el avance que di se desvaneció porque he vuelto a sentirme culpable. Bajo la cabeza, para mi sorpresa sus dedos elevan mi barbilla y me regala una sonrisa. —Mi dispiace molto —susurra, dejando una sutil caricia que me hace cerrar los ojos —. He tenido malos ratos también, créeme que te comprendo, no permitas que los pensamientos negativo
De volada llego a la boutique, es ligera la concurrencia este viernes, suerte para mí y mis compañeras de trabajo. Eugenia llega después, tiene una cara de pocos amigos. Alguien se levantó de mal humor hoy, no hay duda. —¿Todo bien? —No, debo estar todo el día aquí, ya sabes que falté el miércoles. No fue mi intención, es solo que estuve mal con una gripa y fiebre —saca el labio inferior.—Eso me dijo Paula. —Ah, no interesa, ¿tú tienes medio turno? —Por suerte sí —le sonrío. Rueda los ojos y se va. Niego con la cabeza. Al cabo de un rato, empieza el trajín. —¿Por qué te has ido de pronto ayer? ¿qué pasó? —averigua Pau. —Un imprevisto, es todo. —La mujer no compró nada, al final se fue enfurecida, no sé que bicho le picó —se encoge de hombros, revolotea los ojos. —Ni yo, disculpa, iré a buscar algo en la sección once —me alejo, en el camino una mujer me detiene. —Señorita, ¿por qué ha cambiado de precio? Ayer costaba menos.—Si tiene alguna queja puede dirigirse hacia ese l
Dulzura De Un Beso ...La plática con Ruby me ha dejado tirada en la cama y viendo hacia atrás, lo que pasó no sale de mi cabeza. Cada vez que mis párpados caen, mi mente flota en el instante en que sus labios pincelaron sobre los míos la dulzura de un beso. Ya no veo el lienzo en blanco, hay pintura en él, es solo que no comprendo el arte, sigue siendo complicado hallar el significado. Quiero creer que las ganas por hacer lo que me gusta es lo que inspira la comparación. Ya estoy mirando esos quinientos dólares como si fuera una fortuna. Mamá invade mi cabeza con su "ayuda repentina" ¿Debo aceptar? Son tantas cosas a la vez, no sé qué es lo correcto, la urgencia económica me está arrastrando. Aburrida dejo la cama, no encuentro qué hacer en el piso, ¿quién se encarga del mantenimiento aquí? Es una pregunta que ronda en mi cabeza. Se lo preguntaré cuando lo vea, soy muy curiosa y pocas veces puedo quedarme con la incertidumbre. Recuerdo a Silver, no sé dónde estará, quizá Nicco sa
Desesperación...He quedado encantada con la lasaña vegetal, sigo sin memorizarme el nombre, se me hace complicado. Después de compartir juntos, me quedo un rato en el living con Silver a mis pies, no para de jugar con esa pelota de goma que le compré. Hace rato que no vuelvo a saber de Nicco, está en su habitación, ojalá estuviera aquí conmigo, interactuar siempre hace falta, él huye tantas veces, es raro cuando se queda a platicar. Texteo a papá mientras rebusco una idea en mi cabeza, hoy que necesito un plan para animar a alguien, ni yo me siento empujada, creo que pensar mucho en el cruce de límite de ayer, me está arrastrando al silencio. Es que no sé cómo intentar acceder a lo más recóndito de él, también me rindo muy fácil. Y por otro lado, siento que es de un loco estar al pendiente de esta manera de una persona. ¿Qué pasa conmigo? Al menos cambió de parecer y me acompañará esta noche a salir. Sonrío, ¿debo considerarlo un avance? Al menos cedió sin alguna insistencia detrá