TOMO 2. CAPÍTULO 72. Una estupidez de crédito¿Qué no sabía qué hacer? ¡Eso era más que evidente!Elijah quería que la tierra se abriera a sus pies y se lo tragara, porque no podía entender por qué diablos estaba tan nervioso, pero lo único que pudo hacer fue contener la respiración mientras ella lo empujaba suavemente hacia el baño.—No te va a pasar nada… quítate las botas —le dijo mientras intentaba no romper en carcajadas porque él se había puesto blanco como un papel.Aun así lo vio descalzarse y empujó las botas a un lado con el pie, acercándose tanto a Elijah que él se pegó a la pared como una calcomanía, mientras ella solo se le restregaba con el noble propósito de llegar a la ducha y abrirla.—Chiquilla…—No te voy a hacer nada —aseguró ella. «Nada que no quieras», pensó para sus adentros pero realmente era muy tierno verlo tan nervioso.Elijah miró al techo cuando la sintió abrir su cinturón y desprender cada botón de su bragueta con un movimiento seguro, hasta que el pantal
TOMO 2. CAPÍTULO 73. Nube viajeraNate miró hacia atrás, hacia las otras dos camionetas que llegaban hasta el portón central de la hacienda. Ellos encabezaban la caravana y parecía que todos estaban a punto de tomar la casa por asalto.—¡Estamos muertos! ¡Papá nos va a matar! ¡Eso es seguro! —exclamó restregándose la cara y Elijah estiró una mano para palmear su pecho, al pedazo de plástico que le había improvisado a modo de peto debajo del abrigo.—Por eso mismo estás protegido. A mí no me puede disparar, ya tengo un tiro de crédito, pero como el viejo se ponga bruto, te puede disparar a ti por complicidad y alevosía —se rio.—¡Dios me guarde y me proteja! —exclamó Nate con dramatismo, pero cuando Matt llegó corriendo para abrirles el portón, supo que la venganza de Rufus Vanderwood repartida entre tres iba a ser menos peligrosa.Las camionetas pasaron con las luces apagadas y en el mayor silencio. Habían tenido algunos días para planificar aquello. Días en los que Elijah casi no iba
TOMO 2. CAPÍTULO 74. Un regalo de cumpleañosReía. Reía tanto y con tanta emoción, y a su lado Rufus tenía tal cara de satisfacción que Elijah no demoró ni un segundo en saber que su padre la había engañado, porque la felicidad que veía en los ojos de Lynett era bastante difícil de disimular.Así que siguieron tocando otra media hora, y Elijah se aguantó otros dos baldes de agua, bajo instrucciones de su padre, y con la mejor disposición de la muchacha.Finalmente casi a la una de la madrugada Nate despidió a los mariachis con bendiciones y agradecimientos en forma de billetes, y Elijah caminó hacia la puerta trasera de la casa, mientras Lynett bajaba las escaleras tan rápido como podía.—¡Me voy a dormiiiiiir! —escucharon gritar a Rufus justo cuando Lynett abría aquella puerta para él, y se quedaron mirándose durante unos largos segundos.—¿Te gustó? —Elijah fue el primero en despegar los labios, y la vio sonreír de oreja a oreja.—¡Me encantó! —exclamó la muchacha juntando las manos
TOMO 2. CAPÍTULO 75. Me voyElijah pasó saliva y levantó un dedo índice en su dirección.—¡Pues esas no son muchas opciones, señorita! —la acusó.—Pues son las que hay —siseó ella achicando los ojos.—¡Pues me voy! —replicó Elijah y la vio despegar los labios sorprendida—. ¡Pero me voy derechito a tu boca! ¡Ven acá!Un segundo después tiraba de ella y la sentaba en su regazo mientras tomaba su boca con desesperación. Amaba a aquella mujer más que a nada en el mundo, la había amado siempre, aun de la forma más tóxica y retorcida, pero la había amado y solo ahora podía decirlo con todas sus letras.Sus labios se encontraron en una comunión perfecta, la lengua de Lynett era traviesa y curiosa, y Elijah la rodeó con sus brazos, estrechándola contra su cuerpo con aquella necesidad que no se le pasaba.—No lo entiendo… te juro que no lo entiendo —susurró hundiendo la nariz en la curva suave de su cuello mientras la apretaba contra él—. Tienes que ser bruja o algo así. No es posible que desp
TOMO 2. CAPÍTULO 76. Solo cosas buenasDormía. Era lo más lindo del mundo verla dormir tranquila, acurrucada contra uno de sus costados y sonriendo de cuando en cuando, eso si no hacía algún movimiento suave que la hacía arrugar la nariz, como si recordara aun en sueños exactamente por qué le dolía.—Te amo tanto, chiquilla… —murmuró con suavidad, lo suficientemente bajo como para no despertarla—. ¿Cómo se supone que voy a regresar a ti? ¿Eh?Porque si era honesto no lo sabía. No tenía idea de qué podía hacer para que aquella mujer se enamorara de él, y estaba seguro de que jamás sentiría aquella desesperación que sentía por ella.La apretó aún más contra su pecho y escuchó las protestas con que ella despertaba. No sabía si ella iba a ponerse incómoda por despertar con él de nuevo en la misma cama, pero su pecho se llenó de alivio en el mismo momento en que ella abrió los ojos y esbozó una sonrisa suave.—Feliz cumpleaños a mí —murmuró y Elijah se mordió el labio inferior.—Feliz cump
TOMO 2. CAPÍTULO 77. ¿Esto es real?Solo aquellas palabras bastaron para que los ojos de Elijah se llenaran de lágrimas y los bajó al suelo para que Lynett no las viera. Sabía que se moriría de dolor en el mismo momento en que ella se subiera a aquel avión para marcharse, pero también sabía que tenía que dejarla ir, porque si en aquellos meses de paz a su lado aun no había logrado ser feliz, entonces no tenía caso seguir reteniéndola.—Creo que ya fui un huésped por demasiado tiempo en la casa de tu padre —murmuró Lynett elevando las rodillas contra su pecho y envolviendo sus piernas en un gesto de autoprotección.—Sabes que mi padre te adora. Literalmente te prefirió a ti que a mí —trató de bromear él con voz ahogada.—Lo sé, el señor Rufus es muy lindo, pero ya han pasado algunos meses y… no sé, siento que ya no debo estar allá, necesito algo diferente —murmuró Lynett.—Claro… claro… —Elijah se levantó, carraspeando y restregándose la cara—. Entonces ¿cuándo… cuándo quieres…? —sentí
TOMO 2. CAPÍTULO 78. Un regalo perfectoUn mes en el infierno. Eso era lo que prometían ser esas semanas previas a la junta de libertad condicional en la que Elijah y Rufus testificarían a favor de Adaline para que la dejaran salir por fin. Un mes de rencores, dolor, ansiedad y malos recuerdos.Pero aunque Lynett se preparó para todo eso, lo único que obtuvo fue un hombre que se acurrucaba contra ella en las noches en silencio, insistía en cocinar juntos aunque incendiaran media cocina, o le hacía el amor como si fueran las dos últimas personas después de un apocalipsis y les tocara repoblar la Tierra.—¿Hey, muñeco? ¿Estás bien? —preguntaba cada algunos días y solo lo veía sonreírle.—Necesitamos más sol. Vamos afuera, la primavera está linda —le respondía él.Y si bien pasear por los mil senderitos que él había ido construyéndole para que pudiera pasear sin perderse era lindo, en cierto punto Lynett se dio cuenta de que prefería estar adentro.—¿Es hoy? —lo increpó Lynett viendo cóm
TOMO 2. CAPÍTULO 79. Más que una ligera averíaLynett conocía aquella sensación de sentirse cansada, abatida, como si solo quisiera echarse a dormir como un gato gordo todo el día. Pero por otro lado se sentía feliz, así que no tenía ningún sentido estar feliz, deprimida y dormilona.Estaba a punto de ir a pedirle a Blair que volviera a medicarla, hasta que se dio cuenta de que quizás esa no era su única razón para visitar una farmacia. Rebuscó entre todos sus artículos de tocador, exactamente todos, y no encontró ni una sola toallita sanitaria que pudiera confirmar que al menos había esperado su periodo en los últimos…—¡Tres meses! —había exclamado dejándose caer en una silla mientras intentaba procesar el hecho de que podía estar…— ¡Embarazada…! ¡Ay Dios!Pero la verdad era que la sorpresa le había durado lo justo como para subirse a la camioneta y decir que iba a comprar en el pueblo cualquier estupidez. En la farmacia más cercana había comprado tres pruebas de embarazo, y en todo