TOMO 2. CAPÍTULO 60. Una mujer en solitarioEl fiscal era un hombre lo suficientemente inteligente como para saber que Elijah Vanderwood no se quedaría tranquilo después no solo de aquella confesión de Florence y de haberla agarrado infraganti tratando de destruir la evidencia.—Me parece que esto puede quedar en manos de la policía a partir de ahora. Usted y yo tenemos un lugar muy diferente en el que estar —lo escuchó sentenciar.—Claro… claro. Mañana a primera hora retiraremos los cargos y….—No, mañana no. Ahora mismo —declaró—. Lynett no tiene por qué pasar una noche más en la cárcel solo porque usted no haya tenido la competencia suficiente como para seguir investigando. Así que haga lo que tenga que hacer y despierte a quien tenga que despertar, pero asegúrese de sacar a Lynett de Bedford Hills… ¡ya!El fiscal apretó los labios con un gesto de frustración, pero sabía que aunque venían de la desesperación, las palabras de Elijah no estaban del todo erradas, así que le hizo un ge
TOMO 2. CAPÍTULO 61. DeliriosLe costaba trabajo despertar. No sabía si era el frío, el cansancio o simplemente que su cerebro y su cuerpo estaban al borde de un abismo que se había cavado demasiado profundo, poco a poco, y Lynett estaba en el mismísimo borde.Afuera discutían y apenas tuvo tiempo de reconocer una de esas voces cuando escuchó aquella puerta abrirse y alguien que corría hacia ella.—¡Oye, chiquilla, oye…! ¿Estás bien? ¡Lynett! —Elijah le despejó el rostro de los mechones de cabello y la sacudió intentando que le contestara.Estaba helada y aunque intentaba asentir con la cabeza, era demasiado evidente que estaba exhausta.Elijah pasó un brazo bajo sus rodillas y la levantó sin esfuerzo, dirigiéndose a la puerta.—Podemos llevarla a la enfermería… —intentó persuadirlo el fiscal, pero lo único que recibió de Elijah fue una mirada asesina.—¡Al hospital es a donde hay que llevarla, y reza para que no tenga nada o te juro que vas a ser secretario por el resto de tu maldit@
TOMO 2. CAPÍTULO 62. Un horrible sentimiento—Entonces… los grillos… —susurró Lynett y Elijah sonrió con suavidad.—Ven, te voy a enseñar dónde estamos —le dijo levantándose con cuidado y Lynett no dijo nada cuando se vio en aquel pijama enorme. Alguien la había cambiado, obviamente; quizás él mismo, pero se dio cuenta de que su corazón latía tan rápido que realmente no le importaba, lo único que le importaba era que ya no estaba en una celda de Bedford Hills.Caminaron despacio sobre el suelo de madera pulida y Elijah la acercó a una de las ventanas, abrazándola por la espalda mientras a la luz de la luna Lynett veía la vastedad del campo alrededor de la casona.—Papá me hubiera colgado de los… ya sabes, si te llevaba a cualquier lugar extraño en vez de traerte a la casa de la familia —susurró con tono risueño y Lynett abrió mucho los ojos.—¿Estamos en Texas? —preguntó en un susurro y vio a Elijah asentir, con aquel toque suave de su barbilla sobre uno de sus hombros.—Sí, estamos e
TOMO 2. CAPÍTULO 63. Tienes que decirloTemblaba, temblaba como una hoja en medio de una tormenta y Elijah sentía el corazón estrujado porque sabía que no podía quitarle aquella sensación, al menos no en ese momento.—Te prometo que esto va a pasar, chiquilla, te lo prometo —le dijo sosteniendo su cara entre las manos—. Sé que ahora quieres que la tierra se abra a tus pies, y sé que esto es difícil de manejar, lo sé por experiencia, pero… ¡maldición, tú eres mejor que yo, Lynett! ¡Tú eres mil veces mejor que yo, y más buena que yo! ¡No dejes que esa oscuridad te toque, chiquilla! ¡No lo permitas, o te juro que te vas a arrepentir! ¡Lo único que tienes que hacer es… es irte aquí… irte a Europa y… y olvidar…!—¡¿Olvidar?! ¡¡Olvidar!! —exclamó Lynett con los ojos encendidos y las lágrimas cayendo sin cesar—. ¿¡Cómo me pides que olvide?! ¡Tu madre intentó matar a tu padre, pero la mía lo logró! ¡Lo logró! ¿¡No lo entiendes!? ¡Ella mató a mi padre…! —Elijah la vio llevarse las manos a la c
TOMO 2. CAPÍTULO 64. El infierno en las puntas de los dedosSentía el cuerpo caliente y afiebrado, y aun así no era nada comparado con el cuerpo del hombre pegado a ella.Elijah parecía a punto de hacer combustión espontánea. Lynett podía sentir la dureza de su erección contra su vientre y aun así su mayor concentración estaba en hacerla disfrutar. Lynett echó atrás la cabeza y se aferró a sus hombros mientras aquellos dedos hacían una fiesta dentro de ella. Cada roce era desesperante, cada centímetro de piel en que hacían contacto era poco. Necesitaba más, necesitaba mucho más.Su boca se encontró con la de Elijah en una súplica muda, y un segundo después los dos rodaban sobre aquella alfombra de pelo grueso como si estuvieran peleando en lugar de buscando una satisfacción inmediata y explosiva.Elijah la sintió arquear la espalda debajo de él, jadeando desesperada mientras cada sensación se magnificaba por segundos. Ancló una mano en la curva de sus rodillas, llevando aquella pierna
TOMO 2. CAPÍTULO 65. Alguien que sí sabe—Lynett… nena por favor… tienes que levantarte, vamos… tienes que levantarte.Elijah no sabía ya si lo que salía de su boca era una súplica, una orden o el epítome de la desesperación, pero habían pasado cuatro días desde que habían llegado a Texas, y literalmente no conseguía que Lynett se levantara de aquella cama.Comía a regañadientes, iba al baño a regañadientes, y el único momento en que abría los ojos era mientras él le hacía el amor como un poseso, ¡solo para asegurarse de que estaba viva!, porque le bastaban minutos después de aquellos clímax devastadores para pegarle la cabeza a la almohada y echarse a dormir de nuevo.—Déjame… —gruñó ella entre dientes y se giró hacia el otro lado, evadiéndolo.—Chiquilla, por favor, mírame… mírame…Pero aunque la levantó, la mimó, la regañó… sin importar lo que salía de su boca, simplemente era como la maldita bella durmiente, no tenía fuerzas para levantarse, no quería abrir los ojos, no quería pon
TOMO 2. CAPÍTULO 66. Decisiones difícilesLa cabeza de Lynett era una extraña maraña de sueño. No podía evitarlo. A esas alturas lo sabía, el desbalance químico y hormonal en su cuerpo era tan grande que aquello solo se solucionaría con inyecciones y una larga, larga temporada en alguna casa de descanso.Se dejó subir en el auto y vio de reojo cómo Elijah hacía un esfuerzo por no desmoronarse mientras conducía de regreso a la casa grande.Él estaba desesperado y ella cansada, y Gianni tenía le rostro tan impávido que asustaba.—¿Savannah? —preguntó y fue el único momento en que lo vio ponerse más blanco que papel de escritor sin musa.Ella había regresado por una venganza y él por otra, y para los dos las cosas se habían torcido de la peor manera.—Está bien… supongo… la buscaré luego… cuando pueda regresar, cuando… —Gianni se interrumpió y Lynett entendió. Después de todo era su mejor amigo, haría cualquier cosa por ella aunque eso significaba poner su vida en pausa.—Ya lo has hecho
TOMO 2. CAPÍTULO 67. Un hombre desplumado—¿Eh…?El rostro de Elijah iba de la sorpresa a la consternación en microsegundos.—¡Que te vas, muchacho! —recalcó Rufus—. ¡Vamos, circulando!Él pareció reaccionar de un segundo al otro y la sonrisa que se dibujó en su rostro era imposible de describir.—¿Entonces ella… se queda? ¿Te quedas? —le preguntó a Lynett y su padre fue el que asintió.—¡Que sí, que se queda…!—¡Te quedas! —exclamó Elijah corriendo hacia ella y un segundo después Lynett ahogaba un grito de sorpresa cuando él la levantó por la cintura, dándole una vuelta en el aire que solo terminó cuando la puso en el suelo y alcanzó su boca con un beso suave y desesperado—. ¡Te quedas!—¡Este no entendió nada! —rezongó Rufus—. ¡Blair, la escopeta! —gritó y un instante más tarde Elijah corría hacia la casa por su maleta, ahogado de risa.Estaba feliz, le importaba muy poco que lo echaran como perrito abandonado. Pasó corriendo junto a Nate y a él también le dio un abrazo de celebraci