TOMO 2. CAPÍTULO 66. Decisiones difícilesLa cabeza de Lynett era una extraña maraña de sueño. No podía evitarlo. A esas alturas lo sabía, el desbalance químico y hormonal en su cuerpo era tan grande que aquello solo se solucionaría con inyecciones y una larga, larga temporada en alguna casa de descanso.Se dejó subir en el auto y vio de reojo cómo Elijah hacía un esfuerzo por no desmoronarse mientras conducía de regreso a la casa grande.Él estaba desesperado y ella cansada, y Gianni tenía le rostro tan impávido que asustaba.—¿Savannah? —preguntó y fue el único momento en que lo vio ponerse más blanco que papel de escritor sin musa.Ella había regresado por una venganza y él por otra, y para los dos las cosas se habían torcido de la peor manera.—Está bien… supongo… la buscaré luego… cuando pueda regresar, cuando… —Gianni se interrumpió y Lynett entendió. Después de todo era su mejor amigo, haría cualquier cosa por ella aunque eso significaba poner su vida en pausa.—Ya lo has hecho
TOMO 2. CAPÍTULO 67. Un hombre desplumado—¿Eh…?El rostro de Elijah iba de la sorpresa a la consternación en microsegundos.—¡Que te vas, muchacho! —recalcó Rufus—. ¡Vamos, circulando!Él pareció reaccionar de un segundo al otro y la sonrisa que se dibujó en su rostro era imposible de describir.—¿Entonces ella… se queda? ¿Te quedas? —le preguntó a Lynett y su padre fue el que asintió.—¡Que sí, que se queda…!—¡Te quedas! —exclamó Elijah corriendo hacia ella y un segundo después Lynett ahogaba un grito de sorpresa cuando él la levantó por la cintura, dándole una vuelta en el aire que solo terminó cuando la puso en el suelo y alcanzó su boca con un beso suave y desesperado—. ¡Te quedas!—¡Este no entendió nada! —rezongó Rufus—. ¡Blair, la escopeta! —gritó y un instante más tarde Elijah corría hacia la casa por su maleta, ahogado de risa.Estaba feliz, le importaba muy poco que lo echaran como perrito abandonado. Pasó corriendo junto a Nate y a él también le dio un abrazo de celebraci
TOMO 2. CAPÍTULO 68. Una conversación interesante.Era muy difícil decirle que no a aquella carita, y Lynett le revolvió el cabello con cariño accediendo por fin. Además estaba segura de que si se lo comentaba a Blair, lo primero que le diría su recién estrenada psicóloga era que ese sería un excelente ejercicio para ella.Una hora después volvieron de la ciudad con un par de mantas coloridas para el nuevo potrillo y con muchos dulces para el postre de la cena de esa noche. Y al día siguiente, que para mayor alegría de Sian era sábado, Lynett se presentaba en las cuadras y solo unos segundos después intentaba salir corriendo cuando veía el tamaño del caballo.—¡No, no, no, no! ¡Tía, ven acá! —la regañó Sian—. Butter es un animalito muy bueno, no importa lo grande que se vea, es el caballo más dócil de esta hacienda.Lynett suspiró con resignación y se acercó a ellos mientras Sian terminaba de colocarle el bocado.—Hoy no te vas a subir encima de él, solo van a conversar para que te co
TOMO 2. CAPÍTULO 69. Una decisión difícil.Aquella pretendía ser la frase más coqueta de la historia hasta que Elijah consiguió una respuesta que no esperaba en absoluto.—¡¿Le pusiste un micrófono al caballo?! —lo acusó Lynett con tanta vehemencia que él abrió los ojos espantado.—¡¿Eh?! No… yo le he puesto…—¿Entonces Blair te está medicando? ¡Mira que hablar con el caballo es una cosa, Elijah, pero que el caballo te hable a ti…! ¿Te estás metiendo algo? ¡Si no la controlas no la consumas!—¿Eh…? ¿Qué… cómo…? —Elijah balbuceaba aturdido, negando en medio de una extraña agonía hasta que vio a Lynett doblarse sobre sí misma con una carcajada estentórea.No había pretendido burlarse de él, pero de repente parecía que se ponía nervioso por cualquier cosa cuando la tenía cerca y eso era demasiado tierno.—¿Te estás riendo de mí? —preguntó él con un suspiro de alivio, como si no pudiera creer que ella fuera capaz de semejante maldad.—Ah, lo siento. En mi defensa, a mí sí me está medicand
TOMO 2. CAPÍTULO 70. Un regalo—¡Esto es una locura, Elijah! —gruñó el veterinario, que a aquellas alturas ya tenía suficiente confianza con la familia como para llamarlo por su nombre de pila.—Lo sé, pero es su decisión.—¡Ni siquiera es dueña de la yegua! —siseó el veterinario en voz baja.—Puedes asumir que es la dueña de todo aquí —replicó Elijah en el mismo tono—. Además, no sabemos si Sibeles no se va a recuperar.—¡El animal está sufriendo…!—¿Pero puedes garantizar al cien por ciento que se va a morir?—¡No se está levantando! ¡No se está levantando ni por la cría! —lo reconvino el hombre y Elijah se mesó los cabellos.—Lo sé, pero si fuera un animal salvaje se moriría en sus propios términos, sufriendo o no —sentenció él—. Así que a menos que puedas garantizarme al cien por ciento que se va a morir, entonces yo no voy a jugar a ser Dios, no con ella aquí —dijo mirando a Lynett de reojo.El veterinario respiró pesadamente pero finalmente asintió. No podía garantizar que la ye
TOMO 2. CAPÍTULO 71. Unas mariposas desatadasEra preciosa. Más preciosa que nunca mientras reía de aquella manera, y Elijah sentía que el mundo era un lugar mejor solo por el hecho de que ella fuera feliz.—¡Wow, te levantaste, bonita! —exclamó Lynett acercándose a la yegua y besándola en el cuello con cariño—. ¡Eres una campeona, sabía que podías! —sonrió con dulzura—. Pero a partir de ahora deja de ser tan calenturienta, que ya no podemos pasar más vergüenza con el veterinario. ¿De acuerdo?El animal relinchó suavemente mientras Elijah se acercaba y la revisaba de nuevo. Necesitaría unas cuantas inyecciones para reponerse del todo, pero Sibeles estaba más que dispuesta regañando a su potrillo, y ese era el mejor indicio para su recuperación.—Tuvo un machito —advirtió Elijah acercándose para ver mejor a la cría—. ¡Uff, Sian se va a volver loco!Los dos rieron entusiasmados y en efecto, el niño no podía estar más emocionado cuando se despertó y supo que su yegua ya había parido. Obv
TOMO 2. CAPÍTULO 72. Una estupidez de crédito¿Qué no sabía qué hacer? ¡Eso era más que evidente!Elijah quería que la tierra se abriera a sus pies y se lo tragara, porque no podía entender por qué diablos estaba tan nervioso, pero lo único que pudo hacer fue contener la respiración mientras ella lo empujaba suavemente hacia el baño.—No te va a pasar nada… quítate las botas —le dijo mientras intentaba no romper en carcajadas porque él se había puesto blanco como un papel.Aun así lo vio descalzarse y empujó las botas a un lado con el pie, acercándose tanto a Elijah que él se pegó a la pared como una calcomanía, mientras ella solo se le restregaba con el noble propósito de llegar a la ducha y abrirla.—Chiquilla…—No te voy a hacer nada —aseguró ella. «Nada que no quieras», pensó para sus adentros pero realmente era muy tierno verlo tan nervioso.Elijah miró al techo cuando la sintió abrir su cinturón y desprender cada botón de su bragueta con un movimiento seguro, hasta que el pantal
TOMO 2. CAPÍTULO 73. Nube viajeraNate miró hacia atrás, hacia las otras dos camionetas que llegaban hasta el portón central de la hacienda. Ellos encabezaban la caravana y parecía que todos estaban a punto de tomar la casa por asalto.—¡Estamos muertos! ¡Papá nos va a matar! ¡Eso es seguro! —exclamó restregándose la cara y Elijah estiró una mano para palmear su pecho, al pedazo de plástico que le había improvisado a modo de peto debajo del abrigo.—Por eso mismo estás protegido. A mí no me puede disparar, ya tengo un tiro de crédito, pero como el viejo se ponga bruto, te puede disparar a ti por complicidad y alevosía —se rio.—¡Dios me guarde y me proteja! —exclamó Nate con dramatismo, pero cuando Matt llegó corriendo para abrirles el portón, supo que la venganza de Rufus Vanderwood repartida entre tres iba a ser menos peligrosa.Las camionetas pasaron con las luces apagadas y en el mayor silencio. Habían tenido algunos días para planificar aquello. Días en los que Elijah casi no iba