TOMO 2. CAPÍTULO 13. Un giro inesperadoElijah jamás había esperado nada tanto como aquella respuesta de Lynett. Sabía que las cosas entre ellos se habían roto irremediablemente, pero aun así no podía evitar esa necesidad de ayudarla.—Quédate un par de semanas. Déjame ayudarte a averiguar qué está pasando…—No… —susurró Lynett y antes de que Elijah pudiera protestar ella terminó—. Me quedaré, pero intentaré averiguar las cosas por mí misma, no quiero… no quiero tu ayuda.—Pero ¿por qué? —preguntó Elijah confundido y ella lo miró como si estuviera fingiendo amnesia.—Porque no confío en ti, Elijah, por eso. No confío en ti. No sé por qué me quieres ayudar, pero reconócelo, nada que haya venido de ti para mí ha sido bueno así que… no, no quiero que me ayudes.Elijah se llevó dos dedos al puente de la nariz y encajó aquella decisión porque se la merecía, sin embargo no estaba listo para dejar de pelear.—¿Y qué vas a hacer? ¿Eh? ¿Quién te va a ayudar aquí, chiquilla? ¿Crees que el infel
TOMO 2. CAPÍTULO 14. El tiempoLynett respiró hondo mientras se abrazaba el cuerpo. Podía negarse, o podía usar lo que tenía a mano para que su plan continuara. No había regresado esperando encontrar aquel testamento, debía confesarlo; llevarse las cosas de su padre había sido mitad sentimental y mitad estrategia, porque sabía que en una confrontación tanto su madre como Basset eran lo bastante impulsivos como para soltar la lengua, y ella quería que Elijah comenzara a darse cuenta de todos los errores que había cometido, pero no por su boca.Algo en lo que el abogado llevaba razón y no podía negarlo, era en el hecho de que Elijah jamás le había creído, así que la única forma que tenía de que conociera la verdad era de la boca de otros. Por eso había creado aquel conflicto con su madre sabiendo que mandaría a Basset tras ella y que Elijah estaría al acecho; sin embargo no había esperado que entre las cosas de su padre encontraran aquella copie de un testamento.—Está bien —dijo por fi
TOMO 2. CAPÍTULO 15. La especialidad de un hombreNo había forma, ni con el alma de rodillas, en la que Elijah pudiera pedir perdón por todo lo que había pasado hacía cinco años, porque sabía que nada en el mundo podría resarcir a Lynett de las secuelas de no haberse operado a tiempo, o de haber perdido a su hijo mientras él estaba echándola de su vida y casándose con su hermana.—Sé que no merezco que me perdones, ni siquiera tengo derecho a pedirlo pero… —Las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas—. Lo siento. Siento todo lo que te hice. Fui…—Cruel —sentenció ella con cansancio—. Y ahora estás tratando de redimirte de alguna manera. ¿No es así? Por eso me estás ayudando —comprendió la muchacha.—¡No, no solo por eso! Yo… sé que es lo correcto. Si tu padre te dejó la empresa lo correcto es que tú la tengas, no tu madre —declaró con convicción—. Yo he hecho lo mejor para la compañía hasta ahora, la he hecho crecer de la mano con la empresa de mi familia, ¡pero lo justo es que t
TOMO 2. CAPÍTULO 16. Una mujer, una islaLa encontró echándose agua en la cara, más blanca que un papel y agarrándose de lo que podía para no caerse.—¿Qué tienes? ¿Estás bien…? ¿Estás…? —le preguntó apurado y la muchacha cerró los ojos.—Estoy embarazada.El silencio se hizo doloroso mientras el pecho de Elijah se hinchaba de la impresión y se cerraba en el mismo movimiento.—¿Eh…?—¡Estoy intoxicada, Elijah! ¡Igual que tú! —rezongó Lynett porque le había bastado un segundo y un vistazo para darse cuenta de que él tampoco estaba bien—. Tenemos que ir… llévame…—Hospital… sí… ¡ahora mismo! —aseguró Elijah porque estaba bastante seguro de que si él no estaba completamente mal, se pondría así muy pronto.Condujo con toda la atención que podía mientras veía a Lynett descomponerse completamente en el asiento al lado suyo, y apenas atravesaron las puertas de la sala de Urgencia, un par de médicos corrieron hacia ellos.—¡Otra intoxicación! —gritó uno de ellos y luego se fijó en Elijah—. ¡D
TOMO 2. CAPÍTULO 17. El peor de todosLynett había estado fingiendo mucho en los últimos días. La inocencia que ya no tenía, la debilidad que estaba muy lejos de sentir, pero por primera vez desde que había llegado de regreso a Nueva York, aquellas lágrimas no tenían nada de falso.Elijah no dijo ni una sola palabra mientras la veía salir de la casa del antiguo notario y acercarse a la camioneta, pero apenas llegaron a la casa, se hizo evidente que la impotencia de Lynett podía romper el mundo y todos sus adornos.—¿Cómo pudo hacerme esto…? —susurró con desesperación y Elijah le quitó de las manos la carpeta con el testamento, porque en aquel estado era altamente probable que la destrozara—. ¡Se supone que es mi madre! ¡¿Cómo pudo hacerme esto!? —rugió ella con tanta amargura que él no pudo hacer más que comprenderla.—Eso no significa nada. Hay mujeres que no tienen el instinto, créeme —susurró haciendo que se sentara y agachándose frente a ella.Pero los ojos de la muchacha cuando s
TOMO 2. CAPÍTULO 18. Una buena chicaEra un matrimonio legal, eso Lynett ya lo sabía. Y no tenía que despegar los labios para que Elijah también entendiera que ella no estaba preguntando por eso.Con Lynett había hecho el teatro, había construido la mentira, a ella la había engañado, pero eso no significaba que aquello terminara siendo muy real.Con Josselyn por el contrario, lo había hecho por la ley, legal y hasta espiritual, sin embargo una de las razones por las que podía solicitar precisamente la anulación del matrimonio era porque jamás se había consumado después de la boda.—Hay un papel firmado de por medio —murmuró Elijah mirándola a los ojos—, pero es todo lo que hay —le aseguró.Y aun así era evidente que no estaba dispuesto a mentirle a Lynett de nuevo, menos para encubrir su situación con Josselyn.—Que descanses —dijo con una mueca de tristeza y se alejó de allí.Lynett cerró la puerta y ni siquiera se sobresaltó cuando escuchó la voz de un hombre a su espalda.—¿Esa no
TOMO 2. CAPÍTULO 19. Demasiada casualidadLa mueca en la cara de Florence Evans era tan amarga como si se hubiera chupado un limón, pero increíblemente lo que no pudieron ver en ella era sorpresa.—¡Eso no puede ser… ese testamento…! ¡Eso tiene que ser falso! —exclamó furiosa y Lynett negó con condescendencia.—Tu amante lo llevó a inscribir y también pagó para que lo escondieran. Ahora que lo pienso, ¿Cuál de tus joyas tuviste que vender para poder pagar medio millón de soborno? Porque es evidente que tú no tenías tanto dinero.Aquello solo era meter aun más el dedo en la herida, pero a pesar de la forma brusca en que su madre se acercó a ella, nadie la vio moverse.—Anda, golpéame de nuevo, y todos estos amables testigos se encargarán de añadir “agresión” a la demanda —la retó y Elijah vio la impotencia con que la mujer cerraba la mano en un puño.Era como estar viendo a su propia madre, que después de tanto tiempo aun se estaba ahogando en su rencor en una cárcel de Texas. Pero cua
TOMO 2. CAPÍTULO 20. Tú no me quieresEl roce era tan suave que por un momento Elijah pensó que hasta había sido una alucinación suya. Pero lo cierto era que Lynett había tocado sus dedos por un instante antes de que la vorágine de curiosos entrara en la sala del juzgado.Estaba nerviosa y eso era absolutamente normal, teniendo en cuenta todo lo que dependía de aquel juicio, pero cuando todos se sentaron y el honorable juez Austin entró en la sala, ya Lynett estaba rodeada de un equipo de abogados.Anders estaba listo para representarla, y aunque aquella no era precisamente su especialidad, si llevaba el apoyo del resto de profesionales más que calificados de su despacho.Por supuesto que para Lynett no fue una sorpresa que el abogado de su madre fuera precisamente Enmanuel Basset, pero por el gruñido hosco de Elijah, era más que evidente que él quería que la tierra se lo tragara.Los alegatos iniciales comenzaron de inmediato, y Basset se encargó de dejar muy claro que la señora Flor