TOMO 2. CAPÍTULO 20. Tú no me quieresEl roce era tan suave que por un momento Elijah pensó que hasta había sido una alucinación suya. Pero lo cierto era que Lynett había tocado sus dedos por un instante antes de que la vorágine de curiosos entrara en la sala del juzgado.Estaba nerviosa y eso era absolutamente normal, teniendo en cuenta todo lo que dependía de aquel juicio, pero cuando todos se sentaron y el honorable juez Austin entró en la sala, ya Lynett estaba rodeada de un equipo de abogados.Anders estaba listo para representarla, y aunque aquella no era precisamente su especialidad, si llevaba el apoyo del resto de profesionales más que calificados de su despacho.Por supuesto que para Lynett no fue una sorpresa que el abogado de su madre fuera precisamente Enmanuel Basset, pero por el gruñido hosco de Elijah, era más que evidente que él quería que la tierra se lo tragara.Los alegatos iniciales comenzaron de inmediato, y Basset se encargó de dejar muy claro que la señora Flor
TOMO 2. CAPITULO 21. Una propuesta inesperadaEstaba furiosa, furiosa y frustrada porque su hermana jamás había sido cercana a ella, pero una cosa era mantener una relación distante y otra muy diferente era pedirle a su madre que Basset la hiciera desaparecer. Florence le había inculcado desde joven ese resentimiento hacia Frederick por no adoptarla como hija legítima, pero Lynett no tenía la culpa de las decisiones de su padre, y ya no estaba dispuesta a que la siguieran lastimando.Esperó a que se fueran y cinco minutos después salió de allí. Elijah la esperaba dando vueltas frente a la puerta de la sala y Lynett no pudo evitar pensar en si él permitiría que Lyn “atara bien ese nudo”, como su madre decía.Pero lo cierto fue que no tuvo mucho tiempo para pensar en eso, porque solo unos minutos después de entrar de nuevo, Basset la llamó al estrado para interrogarla.—¿No le parece, señorita Evans, que todo este asunto del testamento llega un poco tarde, cuando es obvio que tiene dema
TOMO 2. CAPÍTULO 22. Una verdad sin pensar—No voy a firmar esto… es una… es… ¡Maldición…!Esas eran las últimas palabras que habían salido de la boca de Elijah antes de que aquellas náuseas se apoderaran de él, y su último segundo de conciencia antes de que todo se volviera una extraña nebulosa, se unió al primer segundo de claridad que tuvo cuando abrió los ojos y vio el techo de aquella habitación.Lo había drogado.Lo primero que pasó por su mente era esa certeza de que lo habían drogado, y ni siquiera necesito tocarse o volver la cabeza para adivinar es escenario en el que estaría. Se sentó en la cama con un gruñido de impotencia y sus ojos se cristalizaron cuando comprobó que estaba desnudo.Su ropa estaba tirada en el suelo de la habitación a pocos pasos y a su lado en la cama, también completamente desnuda, estaba Josselyn.Sus manos fueron a su cabeza antes de ponerse el bóxer a toda velocidad y una risa suave detrás de él lo hizo girarse.—¡Buenos días, amor! —le sonrió Joss
TOMO 2. CAPÍTULO 23. JusticiaElijah se veía realmente perdido, pero lo que Lynett sabía o imaginaba que podía limpiar su conciencia, todo eso prefirió callárselo mientras la camioneta dejaba el hospital y se dirigía al juzgado.Se le revolvió el estómago al ver la cara de satisfacción de su madre en su lado de la sala, y junto a ella Josselyn que parecía neutra, pero visiblemente más tranquila. Lynett ya conocía aquellos gestos, los de conseguir lo que querían a toda costa, sin importar a quién le pasaran por encima.Lynett miró a los ojos de Elijah y él solo fue capaz de sostener esa mirada por unos segundos antes de alejarse. Para la chica era algo extraño, tantas admisiones de culpa juntas en los próximos días, pero era evidente que el hombre que había dejado atrás hacía cinco años había tenido su dosis de remordimiento con el que lidiar.Finalmente el juez entró y todos se pusieron de pie. Los interrogatorios a los peritos comenzaron, y dos horas después parecía que el juez estab
TOMO 2. CAPÍTULO 24. Un corazón destrozado—Deberías rendirte y poner una cama directamente. —Aquella voz hizo que Elijah se incorporara en el sofá de su oficina y suspirara con aquel café que su hermano le ponía en las manos.—Ya te habías tardado en aparecer —murmuró con una sonrisa suave y Sebastian negó.—Estaba donde tú debías estar, celebrando el cumpleaños de uno de nuestros sobrinos en la hacienda, pero como para ti es normal saltarte las ocasiones familiares, ya ni te acuerdas ni te invito.—Sebas…—Ni siquiera intentes justificarte. Tu vida es un infierno, ya lo sabemos, y papá reniega cada semana del maldito día en que te dejó venir a Nueva York —le gruñó Sebastian—. Pero a lo hecho pecho así que, cuéntame, cómo van las cosas con Lynett y con tu… esposa.—A Lynett ya le hicieron válido el testamento de su padre.—¡No me jodas!—Pues sí, y ahora tengo a Florence Evans tratando de colárseme en la casa porque no tiene donde vivir —rezongó Elijah—. Tuve que contratar seguridad
TOMO 2. CAPÍTULO 25. La familia Vanderwood—Tú… tú estás aquí…Parecía que Elijah desvariaba conforme los bomberos en conjunto con los paramédicos trataban de sacarla de la ambulancia sin hacerle más daño.El accidente había sido en la misma puerta de la transportadora, y aun cabeza abajo solo sostenido por el cinturón de seguridad, Elijah había sido capaz de reconocer aquel andar peculiar con que Lynett se acercaba apurada junto a su hermano Sebastian.Pero mientras intentaban asegurarlo a la camilla, la mano de Elijah solo se tendía hacia ella con desesperación, hasta que uno de los paramédicos les pidió que se acercaran para calmarlo.—Tú… estás aquí… estás…—¡Elijah cálmate, por favor! —exclamó ella sosteniendo su mano.—Fui… a tu casa, me dijeron… creí… pero no eras tú…Lynett y Sebastian se miraron sin comprender.—Elijah, Lynett ha estado esperándote aquí en la empresa, llegó quince minutos después de que te fuiste, ha estado conmigo. ¿Qué es lo que pasa? —lo increpó su hermano
TOMO 2. CAPÍTULO 26. Vales más muertoLynett se acercó a ella despacio, mirándola a los ojos y tratando de reconocer a la muchacha que por años había tratado de escapar de la bruja de su madre, sin embargo lo que tenía frente a ella era solo una copia más amargada de Florence.—Parece que al final nos convertimos en lo que más odiamos, ¿no es así, hermanita? —le sonrió antes de inclinarse sobre su oído—. Tú y yo sabemos que la única madre de su hijo, soy yo.Le dio la espalda para caminar tras el médico, y si Josselyn tenía alguna intención de hacer un escándalo, en un solo segundo fue detenida por el señor Rufus, mientras una enfermera salía apurada y pronunciaba las palabras fatales.—¿Lynett Evans? ¿Quién es Lynett Evan? —preguntó.—Soy yo.—Venga conmigo por favor. El señor Vanderwood está pidiendo por usted y está muy nervioso.Nadie se atrevió a decir nada más, y entre amenazas disfrazadas y llantos falsos Josselyn se fue de allí, porque era evidente que nadie la dejaría pasar c
TOMO 2. CAPÍTULO 27. Grande, feo y maloLynett se quedó el silencio, pero la única respuesta de Elijah fue entrar de nuevo a la casa y cerrar la puerta mientras afuera seguían discutiendo. Poco a poco las voces se fueron apagando mientras ellos se quedaban mirándose fijamente, y Elijah acarició el dorso de su mano con suavidad.—Lamento que hayas presenciado eso.—¿De qué pruebas está hablando, Elijah? —lo increpó la muchacha y él negó.—No tengo idea, solo espero que no intente involucrarte a ti porque eso sí no se lo voy a permitir… —Su voz sonaba frustrada y molesta, pero para su sorpresa Lynett pasó sus brazos alrededor de él y lo estrechó con suavidad para no lastimar aquellas costillas rotas.—No tengas miedo de usarme. Soy menos frágil de lo que parezco —le susurró y Elijah acarició su rostro, mirándola a los ojos.—Eres tan fuerte que das miedo —le dijo con una sonrisa triste—. Eres tan fuerte, tan resistente, tan tenaz… pero ni siquiera así te mereces esto. Toda mi mierd@ ya