LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 83. Un protagonista idiotaDurante un segundo, solo un segundo, Michelle se quedó completamente muda y luego miró a otro lugar.—No estaba escribiendo sobre nosotros —sentenció y Sebastián le mostró el celular con el capítulo de la novela que estaba leyendo justo en ese instante.—¡Por supuesto que estabas escribiendo sobre nosotros, y me parece muy mal que hagas ver a tu protagonista como un completo tarado, porque encima de perder la memoria, también pierde a la chica que lo había rescatado, y además es un idiota de lo peor!Michelle levantó una ceja divertida y lo miró como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.—¡No me cuentes! ¿Y qué te hace pensar eso? —lo increpó como si de verdad estuvieran hablando de la novela.—¡Pues mira nada más! ¡Es obvio que ella está enamorada de él! ¡Y es evidente que él está enamorado de ella, y aun así se va con la otra, que encima es una buena para nada, y hasta se casa con ella! ¿Por qué pusiste que se casa con
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 84. ¡Papá todopoderoso!Por supuesto que aquella hora Sebastián puso los ojos en blanco y algo más, pero antes de que las cosas se descontrolaran corrió a la cocina, sacó un bote de helado de chocolate y se lo puso delante a Michelle a modo de ofrenda de la paz.—¡Esto no se ha acabado aquí, Vanderwood! —sentenció ella casi enseñándole los dientecitos, pero agarró su bote de helado y se puso de nuevo a escribir con la mejor actitud.Diez minutos después Sebastián suspiraba más tranquilo viéndola teclear como la maniática que era, pero al menos se estaba tomando el helado en lugar de lanzárselo a la cabeza y eso ya era un avance.Así que hizo de tripas corazón, se puso un par de pantaloncitos bien puestos, los de machito, varón, masculino, y levantó el teléfono para llamar a su padre desde el portal, porque aquella llamada definitivamente tenía que ser privada.—¡Cásame de nuevo! —Y no supo si aquello era una orden o una desesperada petición, pero del otro
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 85. Si el juego funciona...¡Era culpa de las hormonas!¡Todo, absolutamente todo, era culpa de las hormonas!Michelle trataba de pensar en eso mientras Sebastián se pegaba a su espalda con aquel movimiento tan condenadamente sensual que la hacía contener el aliento.—¡No no no no no no no! —jadeó intentando acercarse más a la puerta, pero con eso solo consiguió que Sebastián la apretara aún más—. No, yo no estoy buscando problemas... Solo... Solo estoy... Quiero ver...Y en aquel momento Sebastián tenía que hacer un esfuerzo supremo para que no se le escapara la risa, porque indudablemente y a pesar de lo buena oradora que era la condenada, en el mismo instante en que sus cuerpos se pegaban solo un poco, Michelle no podía evitar balbucear como si fuera una adolescente nerviosa.Y si era honesto él estaba más que encantado con poder ponerla aún peor.—¿Para qué quieres entrar a las caballerizas, loquita? —preguntó mientras su nariz trazaba un camino calien
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 86. Cuestión de prioridadesY no, no estaba de más pedirle que lo quisiera, porque tal como se pintaban las cosas, Sebastián terminaría con un sartén retratado en la cabeza.Así que se lanzó por la opción más segura, y como todo hombre que se respete se agarró del desastre hormonal que tenía Michelle en aquel momento, y hundió la lengua en su boca con toda la actitud.Y aunque ella quería pegarle, realmente quería pegarle con algo contundente, había que definir las prioridades, ¡y la prioridad en aquel momento era responder a esos besos que le ponía el mundo de cabeza y un poquito más!Quería matarlo, eso era cierto. Estaba dolida por muchas cosas, cierto también. Sin embargo era escritora después de todo, no podía negar que tenía imaginación más que suficiente como para encontrar algunas formas bastante placenteras de matarlo.Así que simplemente dejó la pelea para luego, y se permitió perderse en aquella sensación maravillosa que era ser deseada por aque
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 87. Un accidenteMuchas cosas se podían hacer con todos aquellos materiales que Sebastián tenía guardados en la pequeña caballeriza.Era verdad que Rufus había comenzado una alegre tradición con su hijo mayor Nate, la de hacerles una cabaña para que pudieran jugar. Sin embargo la tradición era que hiciera la cabaña con sus hijos, y para eso tendría que esperar algunos años. Lo que quería hacer ahora era un poquito diferente, y sin duda se puso manos a la obra después de dejar a Michelle perfectamente dormida en su cama.Para el momento en que abrió los ojos de nuevo él estaba completamente absorto sobre aquella mesa de trabajo, sin embargo Michelle no lo interrumpió.Estaba haciendo hasta lo imposible por confiar en las palabras de Sebastián, por creerle cuando le decía que la amaba y que no estaba allí solo por el mero sentido de responsabilidad que tenía con ellos.Así que mientras él se afanaba en esa sorpresa que quería darle, ella hacía lo posible por
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 88. Una distracciónSebastián Vanderwood podía ser muchas cosas, pero descuidado no era una de ellas, y el primer sentimiento que dominaba su carácter hacia su hermano era la confianza. Él no necesitaba tener un mal presentimiento, bastaba con que lo tuviera Asher y eso era más que suficiente para ponerlo alerta.—A ver, a ver… ¿de qué estás hablando? —lo increpó apresurado—. ¿Cómo que no fue un accidente? ¿Estás diciendo que a estos animales los soltó alguien a propósito? Entonces... ¡Entonces no fue una casualidad! ¿entiendes?Su gemelo apretó los labios con frustración, porque sabía muy bien que a veces la gente se prestaba para sabotear las fincas de ganaderos más exitosos, y siempre había un peón lo suficientemente jodido como para aceptar una buena cantidad de dinero de quien quisiera dársela.—Escucha, a lo mejor alguien está intentando joderle los negocios a la abuela Constance o...—¡No, Asher no! —exclamó Sebastián abriendo los ojos—. No estoy ha
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 89. Un depredador al acechoDesde el mismo momento en que Ranger había comenzado a quedarse con ella, Michelle se había sentido absolutamente segura en su propia casa. Y sobraba decir que la presencia de Sebastián multiplicaba ese efecto por diez. Sin embargo si era honesta, tenía que reconocer que jamás había imaginado que el asunto con las reses fuera una distracción del desgraciado de Walter Hughes para meterse a su hacienda, para saltarse la seguridad de los peones y lograr acercarse a ella.De lo que sí estaba convencida era de que debía mantener la calma, toda la calma posible en aquel momento, porque Eva estaba inconsciente en una esquina de aquella habitación y ella tenía un arma en las manos, pero no tenía balas.Así que solo había una cosa que podía hacer en aquel instante, y eso era ganar tiempo, ganar tiempo hasta que pudiera alcanzar su teléfono y llamar a Sebastián, porque no le servía de nada encerrarse en alguna de las habitaciones si no er
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 90. Angustia y tranquilidad—Eva... Sebastián, Eva está... —fue lo único que se logró salir de la boca de Michelle en medio de aquellos ahogadas sollozos, y Sebastián giró la cabeza para encontrarse con los ojos de su hermano, que estaba pálido como la muerte.Pasó un segundo para que Asher localizara con desesperación esa arteria que latía en su cuello, comprobando que a pesar de todo el pulso era fuerte y estaba viva.—¡Va a estar bien, Dios mediante, va a estar bien! —gruñó Asher levantándola en sus brazos y los dos salieron de allí dejando la escena detrás.—Yo me encargo de la policía —sentenció Ranger respirando profundo mientras levantaba aquel rifle y se lo echaba al hombro con calma, evitando que su piel tocara esa punta de la que todavía salía un fino hilillo de humo cálido.—¿No vas a tener problemas? —preguntó Sebastián con ansiedad, sin dejar de abrazar a Michelle, pero el ex militar le regaló un gesto negativo con absoluta tranquilidad.—Hay