LA TRAMPA PERFECTA, CAPITULO 79. El jefe de la casaSebastián jamás había creído mucho en eso, pero si algo debía reconocer era que Michelle Dalton tenía muy bien puestos sus espíritus animales, porque cuando no estaba más loca que una cabra, entonces era más feroz que una loba.Y en aquel mismo momento, exactamente en ese en que estaba mirándolo a los ojos con la expresión más desafiante posible, Sebastián sabía que de loca no tenía nada.—Michelle, por favor... —murmuró tratando de calmarse para ver si eso de alguna forma influía en ella también—. El asunto del matrimonio solo fue una trampa, te lo dije, yo no quería...—¿Desde cuándo, Sebastian? ¿Fue una trampa desde que me exigiste el divorcio? —lo increpó la muchacha pero estaba segura de que él no le mentiría en la cara diciéndole que sí.—Pues no, no desde ese momento... Pero entiéndeme, estaba ofuscado. Estaba muy molesto porque acababa de recuperar la memoria y tú me habías mentido y yo no entendía... ¡Maldición no podía enten
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 80. Una traiciónY vaya que el jefe de la casa se encargó, porque una hora después, para el momento en que Ranger estuvo de regreso, aquella cocina era como un anuncio de televisión de productos de limpieza.Sebastián hasta se había puesto un delantal, y guantes de goma, y estaba fregando a diestra y siniestra como si le fuera la vida en ello. No hubo cajón, cubertería, contenedor de plástico, plato o rincón de la alacena que dejara sin fregar, y para cuando terminó y Michelle se asomó a la cocina, no había un centímetro de ella que no brillara casi más que la sonrisa en el rostro de Sebastian.—¿Ves, loquita? ¡Todo está limpio! ¡Todo está absolutamente limpio! ¡No hay más cucarachitas a la vista, ni vivas ni muertas! ¿Ya quieres salir?Michelle hizo un puchero mientras suspiraba con cierto alivio y salió de su habitación para sentarse con ellos a desayunar. Ranger mencionó dar un recorrido por los alrededores para ajustar los sensores del sistema de segur
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 81. EntrenamientoNo había palabras para describir lo que Sebastián Vandewood estaba sintiendo en aquel momento. Había traiciones en el mundo, y luego estaba el dolor, aquel dolor infinito, dramático, épico, trágico, que significaba darse cuenta de que alguien a quien amaba lo estuviera engañando.En ese instante se daba cuenta de que Ivanna jamás le había importado en lo absoluto, porque no había sentido siquiera un poco de dolor cuando se había dado cuenta de que su exprometida había tratado de matarlo. Sin embargo allí estaba, al otro lado de aquella puerta, muriéndose solo por imaginarse lo que estaba pasando en ese baño entre Ranger y Michelle.¡No podía creerlo! ¡No quería creerlo! ¡Y todo el instinto bruto de los Vanderwood se le salió en el mismo momento en que empujó aquella puerta con el hombro y la abrió de un tirón, dando dos pasos adentro, listo para enfrentarse a todo... menos a lo que estaba viendo!Ranger y Michelle estaban cerca, demasiado
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 82. Un hombre sin escobazos—¿Dónde, dónde? —Sebastián se levantó de un respingo al escuchar aquello, solo para encontrarse con una ceja sugerente de Michelle, que lo miraba como si no tuviera ni ganas de acusarlo.—¿Qué haces en mi cama, Vanderwood? ¿No te dejé claro que tu puesto era en la hamaca del portal o...? —Pero antes de que tuviera tiempo de plantear la alternativa, ya Sebastián le daba la vuelta, apretándola suavemente contra la cama, mientras Michelle sentía su aliento repartirse a lo largo de su mejilla y su cuello.—¿Qué haces…? ¿Qué se supone que estás haciendo, Sebastián? —reclamó Michelle conteniendo el aliento, pero la única respuesta que obtuvo fue una risa baja y desvergonzada.—Estoy cobrando mi mano de obra —sentenció Sebastián rozando su boca y ella le abrió los ojos.—¡Oye, pues tu mano está obrando por donde no debe, así que procura ir sacándola de ahí antes de que se me ocurra pagarte dos sopapos!Sebastián le hizo un puchero, com
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 83. Un protagonista idiotaDurante un segundo, solo un segundo, Michelle se quedó completamente muda y luego miró a otro lugar.—No estaba escribiendo sobre nosotros —sentenció y Sebastián le mostró el celular con el capítulo de la novela que estaba leyendo justo en ese instante.—¡Por supuesto que estabas escribiendo sobre nosotros, y me parece muy mal que hagas ver a tu protagonista como un completo tarado, porque encima de perder la memoria, también pierde a la chica que lo había rescatado, y además es un idiota de lo peor!Michelle levantó una ceja divertida y lo miró como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.—¡No me cuentes! ¿Y qué te hace pensar eso? —lo increpó como si de verdad estuvieran hablando de la novela.—¡Pues mira nada más! ¡Es obvio que ella está enamorada de él! ¡Y es evidente que él está enamorado de ella, y aun así se va con la otra, que encima es una buena para nada, y hasta se casa con ella! ¿Por qué pusiste que se casa con
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 84. ¡Papá todopoderoso!Por supuesto que aquella hora Sebastián puso los ojos en blanco y algo más, pero antes de que las cosas se descontrolaran corrió a la cocina, sacó un bote de helado de chocolate y se lo puso delante a Michelle a modo de ofrenda de la paz.—¡Esto no se ha acabado aquí, Vanderwood! —sentenció ella casi enseñándole los dientecitos, pero agarró su bote de helado y se puso de nuevo a escribir con la mejor actitud.Diez minutos después Sebastián suspiraba más tranquilo viéndola teclear como la maniática que era, pero al menos se estaba tomando el helado en lugar de lanzárselo a la cabeza y eso ya era un avance.Así que hizo de tripas corazón, se puso un par de pantaloncitos bien puestos, los de machito, varón, masculino, y levantó el teléfono para llamar a su padre desde el portal, porque aquella llamada definitivamente tenía que ser privada.—¡Cásame de nuevo! —Y no supo si aquello era una orden o una desesperada petición, pero del otro
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 85. Si el juego funciona...¡Era culpa de las hormonas!¡Todo, absolutamente todo, era culpa de las hormonas!Michelle trataba de pensar en eso mientras Sebastián se pegaba a su espalda con aquel movimiento tan condenadamente sensual que la hacía contener el aliento.—¡No no no no no no no! —jadeó intentando acercarse más a la puerta, pero con eso solo consiguió que Sebastián la apretara aún más—. No, yo no estoy buscando problemas... Solo... Solo estoy... Quiero ver...Y en aquel momento Sebastián tenía que hacer un esfuerzo supremo para que no se le escapara la risa, porque indudablemente y a pesar de lo buena oradora que era la condenada, en el mismo instante en que sus cuerpos se pegaban solo un poco, Michelle no podía evitar balbucear como si fuera una adolescente nerviosa.Y si era honesto él estaba más que encantado con poder ponerla aún peor.—¿Para qué quieres entrar a las caballerizas, loquita? —preguntó mientras su nariz trazaba un camino calien
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 86. Cuestión de prioridadesY no, no estaba de más pedirle que lo quisiera, porque tal como se pintaban las cosas, Sebastián terminaría con un sartén retratado en la cabeza.Así que se lanzó por la opción más segura, y como todo hombre que se respete se agarró del desastre hormonal que tenía Michelle en aquel momento, y hundió la lengua en su boca con toda la actitud.Y aunque ella quería pegarle, realmente quería pegarle con algo contundente, había que definir las prioridades, ¡y la prioridad en aquel momento era responder a esos besos que le ponía el mundo de cabeza y un poquito más!Quería matarlo, eso era cierto. Estaba dolida por muchas cosas, cierto también. Sin embargo era escritora después de todo, no podía negar que tenía imaginación más que suficiente como para encontrar algunas formas bastante placenteras de matarlo.Así que simplemente dejó la pelea para luego, y se permitió perderse en aquella sensación maravillosa que era ser deseada por aque