LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 75. Una confesiónHabía algo seco en él, seco y duro, como si de repente aquel pecho que había estado subiendo y bajando con tanta desesperación y respirando entrecortadamente, se hubiera pagado con el simple clic de un interruptor.Ya no estaba agitado, ya no estaba nervioso, ya no había ni una sola pizca de ansiedad en él, solo un tono frío y distante, y una rigidez que hizo que Ivanna lo soltara poco a poco, echándose hacia atrás para mirarlo a los ojos.—Asher, yo no...—Tú diste esa orden —sentenció el hombre frente a ella con expresión gélida.—No, eso no es cierto, yo...—Sí lo es. —Y por más rabia que sintiera, y por más dolor que estuviera pasando en aquel momento, y por más real que fuera aquella culpa que tenía Asher, su voz solo era cruda y distante—. Era un mal necesario ¿no es cierto? Tú misma acabas de decirlo: era necesario para que tú y yo nos reconectáramos...—Sí pero... ¡Pero no es tan simple! ¡Yo realmente no quería...! ¡Yo jamás...!—
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 76. ¡Lo perdimos!—Él es un caballero, no te puede poner las manos encima —gruñó aquella mujer mientras avanzaba hacia ella un paso tras otro—. Y el resto de los Vanderwood también son caballeros. Esto le corresponde solo a mi mejor amiga, pero como mi mejor amiga está embarazada, eso significa que yo soy su representante física para todo lo que deba hacerse, ¡y puedes creerme cuando te digo, pedazo de zorra mosca muerta, que yo las sé cobrar mucho mejor!Y si alguien esperaba que aquello fuera una pelea de gatas, definitivamente quedaría decepcionado, porque Eva no tenía ni la más mínima idea de lo que era eso, Eva cerró el puño y lo estampó con toda su ternura contra la nariz de Ivanna, mandándola al suelo de un puñetazo, con la nariz rota, el rostro desencajado, y lágrimas de desesperación porque detrás de la mujer que acababa de golpearla se veían las figuras enormes de dos policías.—¡Eso te lo manda mi mejor amiga, por tratar de lastimar al príncipe!
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 77. Para quedarmeSi se hubiera podido teletransportar, Sebastián Vanderwood se habría aparecido mágica, tecnológica, y desesperadamente en Denver, Colorado, en aquel mismo instante. Pero por desgracia tenía que hacer como cualquier ser humano normal y racional, contratar un helicóptero, y salir con toda la prisa hacia Piney River, ahora que era consciente de que había cumplido su promesa.No sabía explicar qué era aquello que le cosquilleaba en las puntas de los dedos, lo único de lo que estaba completamente seguro era de que quería llegar donde estaba Michelle y pelearse con ella de alguna manera, no le importaba cuál, solo quería estar allí con ella, acompañarla y ver aquella pancita crecer hasta asegurarse de si venía un bebé o venían dos; ¡y luego no dormir porque daba igual si eran uno o dos o veinticinco, si salían a él era probable que nadie volviera a dormir en Piney River nunca jamás!Llevaba una sonrisa de oreja a oreja en el mismo momento en qu
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 78. MalentendidoLa verdad era que verle a Michel aquella cara de asesina en serie con que parecía que iba a destruir el mundo en solo cinco minutos, no tenía precio, y hacía sonreír a Sebastián sin que pudiera evitarlo.Sin embargo sabía que la indignación no sería suficiente para permitirle quedarse.—¿¡Pero cómo que esa bruja hija de su put@ madre fue la que trato de matarte!? —escandalizó Michelle—. O sea, no es que no me lo imaginara ya, pero al menos creí...—¿Cómo que te lo imaginabas? —Sebastián frunció el ceño porque si bien era cierto que ella tenía una imaginación prolífica, tampoco es que fuera adivina.—¡Claro que me lo imaginé, ¿o si no de dónde iba a salir eso de que tenían que dejar viuda a alguien!? ¡A mí no iba a ser, obviamente! —refunfuñó Michelle—. Pero al menos creí que sería un ex novio celoso o algo, ¡no que ella misma hubiera mandado que te lastimaran! —Se notaba que la rabia le ardía en la sangre, pero lo que Sebastián menos querí
LA TRAMPA PERFECTA, CAPITULO 79. El jefe de la casaSebastián jamás había creído mucho en eso, pero si algo debía reconocer era que Michelle Dalton tenía muy bien puestos sus espíritus animales, porque cuando no estaba más loca que una cabra, entonces era más feroz que una loba.Y en aquel mismo momento, exactamente en ese en que estaba mirándolo a los ojos con la expresión más desafiante posible, Sebastián sabía que de loca no tenía nada.—Michelle, por favor... —murmuró tratando de calmarse para ver si eso de alguna forma influía en ella también—. El asunto del matrimonio solo fue una trampa, te lo dije, yo no quería...—¿Desde cuándo, Sebastian? ¿Fue una trampa desde que me exigiste el divorcio? —lo increpó la muchacha pero estaba segura de que él no le mentiría en la cara diciéndole que sí.—Pues no, no desde ese momento... Pero entiéndeme, estaba ofuscado. Estaba muy molesto porque acababa de recuperar la memoria y tú me habías mentido y yo no entendía... ¡Maldición no podía enten
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 80. Una traiciónY vaya que el jefe de la casa se encargó, porque una hora después, para el momento en que Ranger estuvo de regreso, aquella cocina era como un anuncio de televisión de productos de limpieza.Sebastián hasta se había puesto un delantal, y guantes de goma, y estaba fregando a diestra y siniestra como si le fuera la vida en ello. No hubo cajón, cubertería, contenedor de plástico, plato o rincón de la alacena que dejara sin fregar, y para cuando terminó y Michelle se asomó a la cocina, no había un centímetro de ella que no brillara casi más que la sonrisa en el rostro de Sebastian.—¿Ves, loquita? ¡Todo está limpio! ¡Todo está absolutamente limpio! ¡No hay más cucarachitas a la vista, ni vivas ni muertas! ¿Ya quieres salir?Michelle hizo un puchero mientras suspiraba con cierto alivio y salió de su habitación para sentarse con ellos a desayunar. Ranger mencionó dar un recorrido por los alrededores para ajustar los sensores del sistema de segur
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 81. EntrenamientoNo había palabras para describir lo que Sebastián Vandewood estaba sintiendo en aquel momento. Había traiciones en el mundo, y luego estaba el dolor, aquel dolor infinito, dramático, épico, trágico, que significaba darse cuenta de que alguien a quien amaba lo estuviera engañando.En ese instante se daba cuenta de que Ivanna jamás le había importado en lo absoluto, porque no había sentido siquiera un poco de dolor cuando se había dado cuenta de que su exprometida había tratado de matarlo. Sin embargo allí estaba, al otro lado de aquella puerta, muriéndose solo por imaginarse lo que estaba pasando en ese baño entre Ranger y Michelle.¡No podía creerlo! ¡No quería creerlo! ¡Y todo el instinto bruto de los Vanderwood se le salió en el mismo momento en que empujó aquella puerta con el hombro y la abrió de un tirón, dando dos pasos adentro, listo para enfrentarse a todo... menos a lo que estaba viendo!Ranger y Michelle estaban cerca, demasiado
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 82. Un hombre sin escobazos—¿Dónde, dónde? —Sebastián se levantó de un respingo al escuchar aquello, solo para encontrarse con una ceja sugerente de Michelle, que lo miraba como si no tuviera ni ganas de acusarlo.—¿Qué haces en mi cama, Vanderwood? ¿No te dejé claro que tu puesto era en la hamaca del portal o...? —Pero antes de que tuviera tiempo de plantear la alternativa, ya Sebastián le daba la vuelta, apretándola suavemente contra la cama, mientras Michelle sentía su aliento repartirse a lo largo de su mejilla y su cuello.—¿Qué haces…? ¿Qué se supone que estás haciendo, Sebastián? —reclamó Michelle conteniendo el aliento, pero la única respuesta que obtuvo fue una risa baja y desvergonzada.—Estoy cobrando mi mano de obra —sentenció Sebastián rozando su boca y ella le abrió los ojos.—¡Oye, pues tu mano está obrando por donde no debe, así que procura ir sacándola de ahí antes de que se me ocurra pagarte dos sopapos!Sebastián le hizo un puchero, com