LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 40. Un hombre celosoSebastián juraba que jamás iba a temblar por nadie en su vida, sin embargo entrar a aquella habitación y ver cómo Michelle intentaba mantenerse tranquila a pesar de que acababan de reacomodarle los huesos del pie, hizo que algo dentro de él se estrujara.La quería, eso era innegable, y para acabar de rematar sabía que se había equivocado terriblemente con ella.La abuela Constance le hizo una mueca de compasión cuando lo vio entrar, y palmeó su hombro antes de decirle que se iría a casa.—Ella va a quedarse aquí el resto de la noche y estoy bastante segura de que a ti tampoco habrá quien te mueva —suspiró la abuela—. El médico dio los resultados preliminares y dijo que va a estar bien, Emperador no le dejó nada peor que unos cuantos raspones, así que con suerte mañana temprano la tendremos en casa.—Está bien, abuela, vaya a descansar. —Sebastián le hizo un gesto de confirmación con la cabeza porque al menos en eso estaban en la misma
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 51. Un intento de asesinato Tenía el sueño tan incómodo y ligero, que Michelle no tardó absolutamente nada en despertar cuando escuchó aquellos ruidos. El sonido inconfundible de un cuerpo cayendo al suelo, y encima seguido por todos aquellos gritos, fueron suficientes para lanzarse de la cama sin recordar siquiera no estaba ni como para apoyar los pies. Ahogó un gruñido de dolor en el mismo momento que aquella punzada le atravesó literalmente hasta la cadera, pero eso no evitó que saltara sobre su pie sano, desesperada, hasta que alcanzó la puerta de la habitación para mirar afuera. No podía llegar sola, estaba demasiado lejos, pero alcanzó lo primero que tenía a mano, que era un viejo jarrón, y lo lanzó con fuerza a unos metros de Sebastián. —¡Príncipe! —gritó al mismo tiempo que aquel estruendo de porcelana rompiéndose hacía que Sebastián se incorporara, sudando y jadeando mientras se tocaba desesperado los costados para asegurarse de que no estaban
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 52. Un motivo Su boca era suave y deliciosa, lo más suave y delicioso que Sebastián había probado en su vida, y ya no podía negar que el simple hecho de besarla le ponía los pies por las nubes. Apartó despacio la tela suave del pijama y su boca hizo un camino desde su garganta hasta sus pechos. Rodeó uno de los pezones con los labios y chupó tratando de aguantarse la sonrisa, porque sabía exactamente lo que iba a provocarle. Disfrutó de aquel gemido bajo, y de la forma en que el cuerpo de Michelle se arqueaba hacia atrás, ofreciéndose inconscientemente, porque ella también adoraba sus besos. Sebastián cerró los ojos mientras sus manos terminaban de recorrerla, centímetro a centímetro, caricia a caricia, despojándola de la poca ropa que llevaba y sacándole las bragas con el gesto más sensual y delicado del mundo. —Te voy a hacer esto muy despacito, loquita, te lo voy a hacer tan despacio que solo vas a protestar por más... Pero te vas a portar bien y lo
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 43. ReaccionesIvanna Stableton se había consolidado como una de las herederas más codiciadas de Nueva York, y Ranger era lo suficientemente inteligente como para haber investigado a fondo a aquella familia y saber que sus finanzas eran absolutamente estables y que Ivana no necesitaba casarse con nadie por dinero.Desde los dieciocho años tenía un fideicomiso millonario que encima había sabido poner en manos de profesionales que lo invirtieran bien, así que por muy superficial y materialista que pudieran creerla, la realidad era que no había indicios de que fuera el dinero lo que la moviera.—¡Pero tiene que ser ella! —exclamó Rufus golpeando en la mesa con las palmas—. ¡No puede ser nadie más, Ranger! ¿no lo entiendes? ¿A quién más podrían dejar viuda si mataban a Sebastián?—Pues tampoco tiene sentido que hayan tratado de asesinarlo antes de que se casara legalmente con Ivanna —replicó Ranger—. ¡Y créeme que ya le busqué por todos lados y no hay absoluta
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 44. El principio del finNadie conoce realmente el alma de las personas, y por más extraño que pareciera, y por más desesperada que estuviera Ivanna Stableton, nadie podría imaginar jamás hasta dónde llegaba su determinación de encontrar a Sebastián.Durante semanas se había mantenido en el rancho, durante semanas había esperado y rezado y movido cada hilo que tenía para averiguar algo sobre él, sin embargo era como si la tierra se lo hubiera tragado.Pero ahora que estaba de nuevo sobre la pista no iba a perder la oportunidad.Rufus Vanderwood sabía algo. Ranger sabía algo, y no iba a permitir que la mantuvieran al margen.No le quedó más remedio que esperar, protestar, suplicar y esperar, porque mientras a ella no le decían nada, era evidente que Rufus tampoco le había dicho ni una sola palabra sobre aquello al resto de sus hijos. Y estaba bastante segura de que la única razón por la que el viejo patriarca no le había pedido que se largara de su propieda
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 45. Sin justificacionesEra como una punzada, violenta y dolorosa en su subconsciente, como si alguien estuviera tratando de arrancar con un garfio sus más antiguos recuerdos.En el mismo momento en que Sebastián se acercó a aquella mujer y ella se le echó al cuello con lágrimas en los ojos, fue como si estuviera dando un paso extraño, uno que lo hacía pasar de una realidad a otra en un solo segundo.Retrocedió con un gesto vivo, apartándose para mirarla a la cara, sabiendo que la conocía.Él mismo no se daba cuenta, pero su respiración se hizo superficial en un instante, como si estuviera sufriendo un ataque de asma o de pánico. En su cabeza había cientos de imágenes mezclándose, cientos de voces, cientos de pequeños fragmentos, de escenas, de segundos colisionando hasta que sus ojos se llenaron de lágrimas, con la conciencia extraña de que acababa de reconocerse.Dio algunos pasos atrás, con la mano extendida como si estuviera buscando cualquier apoyo, y
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 46. Mentiras y verdadesSebastián tenía tantas interrogantes en la cabeza, tantas preguntas, tantos miedos, que pensaba que se iba a volver loco de un momento al otro.Su mente era una nebulosa de hechos reales y de mentiras que se iban entrelazando y que por desgracia, muchas no tenían una explicación coherente.—¡Contéstame, maldit@ sea! —gritó tan exasperado que segundos después vio cómo la abuela Constance y Merci salían de la casa.—¡Ella no sabía nada! ¡Ninguna de las dos sabía nada! —le advirtió Michelle porque lo último que quería era que todo el resentimiento que estaba aflorando en ese momento en su… “no esposo”, fuera a descargarlo con personas que no lo merecían—. ¡Fue mi culpa, todo lo hice yo! —sentenció mirándolo a los ojos con firmeza—. Yo fui la que te encontré en un costado de la carretera...Sebastián retrocedió un paso y en un segundo volvió a aquel momento: Lo habían asaltado, lo habían golpeado lo suficiente como para creer que no iba
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 47. Una conversación privada—¡Es que no tengo un maldito día de respiro, ni uno! —exclamó Rufus Vanderwood mientras Ranger se acercaba corriendo—. ¡Tengo cinco varones, maldición, varones! ¡Si hubieran sido cinco mujeres me habrían dado menos dolores de cabeza!Estaba tan furioso y tan molesto que fue cuestión solo de algunos segundos para que todos los chicos Vanderwood se reunieran alrededor de él.—¡Papá ¿qué está pasando!? —lo increpó Matt.—¡Pasa que el idiota de tu hermano ya se acordó de todo, y en vez de hacer lo que hace un hombre con los pantaloncitos bien puestos, que es pensar con la cabeza de arriba, le entró el mal de los tarados Vanderwood y ahí está ya, peleándose con la única mujer medianamente decente con la que se ha encontrado en su vida!—¡Espera… ¿de quién estás hablando?! ¿Cómo que “acordarse de todo”, papá? —lo increpó Nate y bastaron solo algunos minutos para que Ranger pusiera al resto de los hermanos al tanto de todo lo que esta