LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 48. PartesSebastián ni siquiera sabía cómo sentirse. Por un lado sabía que su padre era terco, pero por otro también estaba convencido de que aquello no había sido solo un robo.Por un lado no entendía por qué tenía que haberle mentido, y por el otro le estaba confirmando que aunque Michelle había sido la primera en llevárselo, de verdad su padre no le había dicho que él estaba comprometido.Mientras tanto sus hermanos solo se veían felices, los peones de la hacienda lo miraban de lejos como si no entendieran nada de lo que pasaba, e Ivanna estaba montando toda una escena, lo más bajo que podía, pero escena al fin.—¡No puedes permitir esto, Sebastián! ¡Tu familia está tratando de separarnos! —exclamó con impotencia.—No es eso, Ivana, mi padre solo está preocupado porque piensa que el asalto fue un atentado.—¡Tu padre acaba de llamar “nuera” a la otra! —replicó ella cerrando los puños y Sebastián arrugó el ceño porque casi podía verla saltando en el lug
LA TRAMPA PERFECTA.CAPÍTULO 49. Separados—Basta, cálmense los dos —se oyó aquella voz que se notaba tranquila y cansada a un tiempo, pero que tuvo la necesidad de alzarse con fuerza—. ¡Que ya basta, dije! —sentenció Michelle levantándose—. No entiendo ni por qué estamos haciendo esto. ¿Por qué estamos discutiendo? —les preguntó y sus ojos se centraron primero en su abuela—. Lo que hice, hecho está, no puedes deshacerlo. Sí le mentí a Sebastián, sí te mentí a ti. No me daba la gana de casarme con Hughes, y todavía no lo voy a hacer. Si quieren seguir discutiendo por esto, bien por ustedes, pero yo me voy a volver a la cabaña de mi madre a vivir tranquila, que es lo único que quiero.Intentó dirigirse hacia la puerta, pero el señor Vanderwood le salió al paso.—Michelle, hija, esto no tiene por qué terminar así... Ya sé que las cosas no salieron como debían, pero tú eres muy valiosa para mí.—¡Papá, ¿se puede saber qué demonios estás haciendo? —gruñó Sebastián por lo bajo, acercándose—
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 50. Un documento que impugnarSebastián quería que la tierra se abriera y se lo tragara, porque no había forma de advertirle a nadie en aquella maldit@ casa y que le hicieran caso.—¡Papá! —exclamó con impotencia y su padre le dirigió aquella mirada sarcástica, esa en la que no necesitaba abrir la boca para que significara: “esta es mi casa y si no te gusta ahí tienes la puerta”.Pero ese no era el único problema. Sino que Sebastián estaba bastante seguro de por qué su padre le llamaba “princesa” a Michelle, y por un segundo recordó la forma en que ella lo llamaba “príncipe”... Recordar cada inflexión del tono de su voz mientras se lo decía era... ¡Incorrecto, maldit@ fuera, era incorrecto!—¡Papá, ¿te parece que este es el mejor momento para hablar de esas cosas?! —lo regañó mientras sentía cómo la mano de Ivanna se cerraba sobre uno de sus muslos a modo de gesto furioso.—¿Y de qué te parecería mejor hablar? —le preguntó su padre encogiéndose de hombros—
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 51. Clases de biología—¡Sebastián, hijo, estás muy joven para un infarto! —sentenció Rufus moviendo una mano arriba y abajo frente a su pecho como indicándole que respirara.—¿Nie... nieto? —balbuceó su hijo, pestañeando despacio, como si acabara de estallarle un petardo en la cara.El problema era que no podía dejar de recordar el susto de Michelle cuando se había dado cuenta de que no se estaban cuidando, y la forma en que le había dicho que no tenía ningún problema si ella estaba embarazada. ¡Pero ahora todo era diferente! ¿no?—Pero... ¡No puede ser...! ¡Ella no...!—¿También te hizo la vasectomía además de mentirte? —preguntó Ranger con una cara de inocencia que daban ganas de quitarle la sonrisa con un puñetazo.—¡Claro que no, tarado!—¿Y sí te acuerdas de las clases de biología de la secundaria? —insistió Ranger porque por aquella cercanía que había visto entre él y Michelle las veces que había ido a la hacienda, era evidente que aquellos dos esta
—¡Es horrible, pero no puedo poner esto en una novela! —murmuró Michelle arrastrando las letras, porque para la madrugada y después de dos botellas de vino, ni ella ni Eva veían derecho—. A las lectoras no les gusta que las protagonistas se equivoquen, y hay que ser honestos, la que metió la pata hasta el fondo fui yo.—¡Ay por favor, tampoco fue tan malo! —rezongó Eva—. Quizás él no se acordaba de nada, ¡pero tampoco le pusiste una pistola en la cabeza para que se enamorara de ti!—¡Él no se...! —intentó replicar Michelle, pero antes de que pudiera terminar la frase ya Eva le estaba poniendo los ojos en blanco.—¿En serio vas a tratar de decirme que no se enamoró de ti? ¡Por favor! ¡Créeme que si está tan dolido, ofuscado y ofendido, es porque sus huesitos se están muriendo por los tuyos, de lo contrario le hubiera dado igual que lo engañaras o no!—¡Bueno, no importa, ya no tiene caso pensar en eso! —murmuró Michelle—. Él está allá lejísimo, con su distinguida y estirada prometida,
LA TRAMPA PERFECTA.CAPÍTULO 53. Frente a frenteY la verdad era que solo tenía la mitad de la razón, porque indudablemente Rufus Vanderwood había metido sus manos en el asunto, pero había otra persona presionando desesperadamente por aquel divorcio.Ivanna había estado haciéndole el mayor de los dramas a Sebastián, porque estaba segura de que a menos que lograra casarse con él de inmediato, su relación con la familia Vanderwood se rompería definitivamente, y eso era lo último que quería en la vida. Si tenía que sacrificarlo a él o sacrificarse ella misma con tal de seguir viviendo en aquella hacienda, entonces eso era exactamente lo que haría. Ya había tenido paciencia por un año entero, si le tocaba esperar dos o tres años más para conseguir su objetivo entonces estaba dispuesta a hacerlo.No era extraño entonces que cuando Sebastián había decidido por fin poner en curso aquella demanda de divorcio, ella lo hubiera seguido hasta la ciudad más cercana a Piney River; pero eso sí, quedá
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 54. ¡Yo me opongo!Y en aquel momento, justo en aquel momento, Michelle Dalton recordó que ella había sido una universitaria desquiciada, con capacidad para poner en pausa la peor de las resacas y enfrentarse al peor de los exámenes, así que aquel remedo de Christian Grey mandón le quedaba chiquito.Sebastián dio un respingo sin poder evitarlo en el mismo momento en que la vio levantarse como un rayo y chasquearle un par de dedos justo frente a la cara.—¡Frena el carro ahí mismo, Sebastián Vanderwood, y te aconsejo que me suavices el tono, porque no ha nacido ni príncipe, ni bandolero, ni cosa con pito que me levante la voz y me diga qué hacer! ¡Empezando por ti! —le espetó con expresión desafiante—. ¡No eras un idiota cuando no tenías memoria, qué lástima que eso se te haya olvidado en cuanto la recuperaste! ¡Yo no tuve nada que ver con ese matrimonio! ¡Así que espabílate un poquito y busca quién de tu casa hizo eso, porque te aseguro que ni mi abuela ni
LA TRAMPA PERFECTA. CAPÍTULO 55. Una aniquilación verbal—¡Ja, lo dije! ¡Más sabe el diablo por viejo que por diablo! —exclamó Rufus y lo mismo Michelle que Sebastián le dirigieron una mirada asesina.—¡Señor Rufus, ya deje de jugar con estas cosas! —sentenció Michelle—. ¡Yo no estoy...!—¿Segura? —preguntó Ranger abriéndole los ojos.—¡Claro que...!—¿¡Segura que estás segura?! —insistió Matt y Michelle apretó los labios porque jamás en su vida se había sentido tan emplazada.—¡Basta! —Se oyó entonces la voz furiosa de Ivanna—. ¡Esto es indignante! ¡Esto es lo más vil y frustrante que alguien me ha hecho en la vida y no tengo por qué soportar esta humillación de mi familia política! ¡No es correcto lo que están haciendo y tú...! —ladró girándose hacia Michelle y acercándose a ella—. ¿¡No te bastó con todo lo que ya hiciste!? ¡Sebastián es mi prometido, mío! ¡Y ahora resulta que hasta te casaste con él a traición!Los ojos de Michelle se achicaron porque ella era una maestra de las pa