CAPÍTULO 51. Un baile de macho texanoNo supo por qué, pero cuando aquellos ojos grandes y llenos de incomprensión se giraron hacia él, Elijah tuvo que contener el aliento. Por un instante olvidó por qué estaba allí, que tenía en las manos las acciones que tanto había estado codiciando o, (y esto especialmente), que ya no necesitaba a Lynett Evans para nada.Se quedó mirando tan fijamente a su boca que hasta se sobresaltó cuando los labios de la muchacha se movieron para formular aquella pregunta.—¿Otra cosa? —susurró ella y Elijah sonrió por lo bajo.—Sí, algo que traje. Pero tienes que venir a verlo porque no puedo alcanzártelo hasta acá. Así que arriba… vamos.Lynett apretó los labios porque lo que menos tenía eran ganas de levantarse. Le dolía horriblemente el pie y sentía la mente aturdida y embotada por todo lo que había sucedido en los últimos días. Sin embargo eso no evitó que Elijah la pusiera de pie, sosteniéndola contra su cuerpo para que mantuviera el equilibrio sobre su
CAPÍTULO 52. Dispuesto a hacer algo malo.Ese hueco donde debía estar el corazón de Elijah Vanderwood; ese que él mismo creía no tener ya; ese se llenó de golpe y de miedo cuando vio medio cuerpo de Lynett del otro lado de aquella cama.—¡Chiquilla! —exclamó asustado y corrió hacia ella, solo para verle la cara de molestia y de frustración.—No es nada, no es nada —rezongó la muchacha, no por contacto que eran aquellas manos levantándola contra el cuerpo de Elijah, sino porque parecía que cada vez se ponía en una posición más vulnerable con él.—¿Y por qué estás en el suelo? ¿Eso no es nada? —murmuró él con nerviosismo.—Solo… me caí, estaba tratando de llegar a la cama y perdí el equilibrio, eso es todo.—¿Y por qué no me llamaste? ¡La cama es alta! ¡No puedes estar haciendo ese esfuerzo! ¡Hay que conseguir una cama más bajita! ¡Y si no me llamas, que es lo que hace la gente normal! ¡¿Por qué no eres una niña normal?! —protestó Elijah levantándola en brazos y sentándola en la cama, y
CAPÍTULO 53. ¡Si nos agarran vamos presos!—¿Me quieres explicar por qué estamos evadiendo cámaras y bajando escaleras a oscuras en medio de la noche? —preguntó Elijah mientras sentía el peso de Lynett en su espalda, y su aliento en el oído le erizó la piel.—Bueno… cuando mi padre compró todo el piso de la empresa, hace años, el anterior dueño incluyó un par de oficinas en este piso, pero cuando lo compraron para otra compañía, el dueño tuvo un litigio con mi padre, porque no quería gente que no fuera de su empresa transitando sus pasillos —le contó Lynett en un susurro—. El tipo es un paranoico perdido con eso del espionaje corporativo. Y mi padre y él estuvieron peleando por años.Elijah se giró un poco para que ella empujara la puerta y pronto se vieron en un piso completamente diferente, en penumbra, y se quedaron en silencio mientras Lynett intentaba ubicarse.—Por ese corredor, luego al fondo, a la derecha —le indicó la muchacha—. ¡Y calladitos, que en ese piso hay guardias de
CAPÍTULO 54. Un silencio en la oscuridadLos pasos estaban tan cerca que Lynett sentía que se desmayaría en cualquier momento. Y quizás fue perfectamente capaz de sentirlo, porque uno de sus brazos fue a rodear su cintura mientras la apretaba aun más contra él.Las ganas de resolver el problema y ver quién demonios había estado saboteando a su padre era muy poderoso, pero no se había detenido realmente a pensar que podían atraparlos allanando propiedad privada y sobre todo propiedad de un maniático del control.—¡Ay qué asco! ¡Algo se está moviendo ahí! —gritó un guardia apuntando con su linterna.—¡No seas gallina, ya llegaste hasta ahí, revisa el armario! —exclamó el otro y Lynett sintió que su corazón se detenía.—¡¿Para qué si ya sé lo que escuché!? ¡Si hay alguien en ese armario ya se lo deben haber comido las ratas! ¡Qué asquerosidad, hay que decirle al dueño que hay plagas aquí! ¡Vámonos!—¡Que no son ratas nada más…! ¿Y si es un fantasma? ¿Sabes si ha muerto alguien en este pi
CAPÍTULO 55. Quiero algo másLynett ni siquiera era capaz de describir aquella mirada, aquella tensión, aquella forma en que los dos seguían compartiendo el mismo espacio, pero finalmente se echó atrás en su silla y desvió los ojos.—¿Y si revisamos los informes de nuevo? —preguntó pasando saliva y escuchó a Elijah carraspear, levantándose para acercarse a la computadora de su escritorio.—Claro, claro…Colocó la memoria USB y revisó todos los archivos que habían descargado. Era una demostración perfecta: entre los reportes de los trabajadores de campo en la transportadora y los informes rendidos por los administrativos había una discrepancia.—Estaban maquillando los números —murmuró Elijah girando la pantalla hacia ella—. Estaban robándole a tu padre y a ahora tratan de seguir robándonos a nosotros…—A ti —apuntó Lynett—. Yo ya no tengo nada que ver con esta empresa. —Sus labios se convirtieron en una línea fina de impotencia y Elijah supo cuánto le estaba costando perder la autorid
CAPÍTULO 56. ¿Te dejas sobornar?¡¿Irse con él?! Elijah se detuvo al otro lado de aquella puerta con el corazón acelerado y la mano temblorosa, sin atreverse a tocar en la madera.¿¡Eso era lo que había hecho el cabrón de McGregor?! ¡¿Pedirle que se fuera con él?!La bestia herida que había dentro de Elijah Vanderwood estaba a punto me emerger, aun sin derecho a hacerlo, cuando aquella voz suave lo detuvo.—Porque no sería correcto, Lucy. Yo ya tengo mi médico, no sería ético buscar segundas opiniones —sentenció Lynett con madurez—. Además, el doctor Kelton es el mejor cirujano de traumas de la ciudad. Sería una completa locura buscar otro médico.Del otro lado se escuchó un suspiro y de alguna forma Elijah supo que no había salido del pecho de su esposa.—Bueno… pero si fuera yo, le garantizo que me dejaba llevar a otra clínica por ese jefe tan guapo —se sonrió su enfermera.—Tu jefe también es guapo —replicó Lynett con tono sugerente—, pero eso no lo hace buena persona.Y no había
CAPÍTULO 57. ¡Esto es urgente!Tenía varias opciones, levantarla en brazos y llevársela a la cama, o… o Lynett parecía tan cansada y cómoda allí que Elijah ni siquiera se puso a pensar en más opciones y simplemente cerró los ojos, dejándola que se acurrucara entre los edredones y al calor del fuego que les llegaba de aquella chimenea. En cualquier otro momento habría asegurado que su instinto de autoconservación no lo dejaría dormir. Así que agarró el informe más largo y se puso a repasarlo con toda la actitud… solo para que los ojos se le cerraran cinco minutos después. Elijah siempre había sido una isla para dormir, pero por alguna razón en la que era mejor no indagar, la madrugada lo sorprendió abrazado al cuerpo de Lynett, y solo volvió a sus cinco sentidos cuando la sintió removerse en la mañana.—Cinco minutos más… todavía falta para las clases —se quejó ella medio dormida, volviéndose para acomodarse contra su pecho, y Elija respondió de la misma forma.—OK, pero tú haces el
CAPÍTULO 58. Una sospecha en el corazón.Lynett contuvo el aliento cuando veía aquella mansión enorme. Sin dudas era mucho para un hombre que se había visto en un gran aprieto económico hacía pocos años, pero si cualquier excusa podía pasar por la mente de Lynett, como que hubiera vendido la propiedad, por ejemplo, eso quedaba desestimado en el momento justo en que vieron salir a Martin Hanover en un auto modesto, al parecer para guardar las apariencias.—Hay que investigar —dijo Lynett—. No podemos acusarlo solo porque se recuperó después de un tropiezo, quizás recibió una herencia o… —Por un segundo la expresión llena de sarcasmo de Elijah la detuvo, pero la muchacha se mostró firme—. Es mejor investigar antes.Él asintió despacio y condujo de vuelta a la casa, pero sabía que no sería muy difícil que Ranger lo ayudara a investigar por dónde le había entrado aquel nuevo dinero a Martin Hanover.—Si acaso fuera él… —murmuró Lynett cuando estuvieron de vuelta en la cocina—. Que no digo