CAPÍTULO 48. Necesito que recuerdes una cosaMuchas eran las emociones que Elijah había visto en el rostro de Lynett desde que la había conocido, pero sin dudas había aprendido a reconocer las malas primero, y aquella lividez en su cara solo era un indicador de que tenía miedo, de que algo estaba pasando… por suerte algo que no tenía que ver con él, porque apenas intentó tocarla la mano de la muchacha se cerró sobre la suya sin soltarlo.Estaba bastante convencido de que el instinto básico de Lynett era alejarse de él, así que el hecho de que apretara su mano de aquella forma solo podía significar otra cosa: que había alguien allí peor que él.—Tienes que decirme qué te pasa… —susurró Elijah mirándola a los ojos, pero solo vio aquellas lágrimas que no llegaban a salir.Pero Lynett no podía hablar. ¿Cómo iba a decirle delante de toda aquella gente que acababa de reconocer la voz del amante de su madre? Sabía que la había escuchado antes en la empresa, y por eso estaba segura de que ten
CAPÍTULO 49. Un sentimiento extrañoElijah habría jurado que entre todo lo que sentía por Lynett Evans, el instinto de protección no estaba presente. Pero se habría dado cuenta de que era una absoluta mentira desde el momento en punto en que vio a Florence acercársele con aquella mala intención reflejada en el rostro y su primera reacción fue ponerse delante para impedirle alcanzarla.Por un momento un recuerdo doloroso lo golpeó. Aquella expresión la había visto antes, en su propia madre, mientras le decían que todo lo que había creído heredar después de asesinar a su padre no existía. Elijah podía casi sentirlo en la piel, como si fuera una energía extraña, pero Florence Evans era la persona más parecida a Adaline Vanderwood que había conocido en su vida.Así que no pudo evitar reaccionar de la misma forma: con rabia, con asco, como decía Lynett, como un animal.—¡Quítate que esto es entre mi hija y yo! —escupió la mujer y Elijah se encogió de hombros.—Dejó de ser tu hija en el mom
CAPÍTULO 50. Ya no me queda nadaElijah se quedó mudo por un segundo y la miró con la incredulidad reflejada en el rostro.—¿Perdón? —murmuró sin poder creerlo.—Mi padre… hacía estas para mí —fue la respuesta de Lynett y durante un largo momento Elijah la miró con curiosidad—. Una vez me contó que me costaba mucho dormir cuando era bebé, así que me puso la caja de música de mi abuela y eso me calmó. Cuando esa cajita se rompió, mi papá fabricó él mismo otra para mí. Y en cada uno de mis cumpleaños me entregó una. Esta debía ser la de mi cumpleaños número veinte… supongo que papá la tenía guardada…Elijah sintió que se le hacía un nudo en la garganta y negó con tristeza.—Lo siento, sé que es difícil perder a alguien que quieres —murmuró.—Esto es todo lo que tengo de él —suspiró Lynett—. Todo lo que realmente importa. La empresa… estará bien contigo, pero ya no puedo pelear por ella… Estoy cansada.—Lynett…—Solo tráeme los papeles y te los firmaré —aseguró la muchacha—. Necesito una
CAPÍTULO 51. Un baile de macho texanoNo supo por qué, pero cuando aquellos ojos grandes y llenos de incomprensión se giraron hacia él, Elijah tuvo que contener el aliento. Por un instante olvidó por qué estaba allí, que tenía en las manos las acciones que tanto había estado codiciando o, (y esto especialmente), que ya no necesitaba a Lynett Evans para nada.Se quedó mirando tan fijamente a su boca que hasta se sobresaltó cuando los labios de la muchacha se movieron para formular aquella pregunta.—¿Otra cosa? —susurró ella y Elijah sonrió por lo bajo.—Sí, algo que traje. Pero tienes que venir a verlo porque no puedo alcanzártelo hasta acá. Así que arriba… vamos.Lynett apretó los labios porque lo que menos tenía eran ganas de levantarse. Le dolía horriblemente el pie y sentía la mente aturdida y embotada por todo lo que había sucedido en los últimos días. Sin embargo eso no evitó que Elijah la pusiera de pie, sosteniéndola contra su cuerpo para que mantuviera el equilibrio sobre su
CAPÍTULO 52. Dispuesto a hacer algo malo.Ese hueco donde debía estar el corazón de Elijah Vanderwood; ese que él mismo creía no tener ya; ese se llenó de golpe y de miedo cuando vio medio cuerpo de Lynett del otro lado de aquella cama.—¡Chiquilla! —exclamó asustado y corrió hacia ella, solo para verle la cara de molestia y de frustración.—No es nada, no es nada —rezongó la muchacha, no por contacto que eran aquellas manos levantándola contra el cuerpo de Elijah, sino porque parecía que cada vez se ponía en una posición más vulnerable con él.—¿Y por qué estás en el suelo? ¿Eso no es nada? —murmuró él con nerviosismo.—Solo… me caí, estaba tratando de llegar a la cama y perdí el equilibrio, eso es todo.—¿Y por qué no me llamaste? ¡La cama es alta! ¡No puedes estar haciendo ese esfuerzo! ¡Hay que conseguir una cama más bajita! ¡Y si no me llamas, que es lo que hace la gente normal! ¡¿Por qué no eres una niña normal?! —protestó Elijah levantándola en brazos y sentándola en la cama, y
CAPÍTULO 53. ¡Si nos agarran vamos presos!—¿Me quieres explicar por qué estamos evadiendo cámaras y bajando escaleras a oscuras en medio de la noche? —preguntó Elijah mientras sentía el peso de Lynett en su espalda, y su aliento en el oído le erizó la piel.—Bueno… cuando mi padre compró todo el piso de la empresa, hace años, el anterior dueño incluyó un par de oficinas en este piso, pero cuando lo compraron para otra compañía, el dueño tuvo un litigio con mi padre, porque no quería gente que no fuera de su empresa transitando sus pasillos —le contó Lynett en un susurro—. El tipo es un paranoico perdido con eso del espionaje corporativo. Y mi padre y él estuvieron peleando por años.Elijah se giró un poco para que ella empujara la puerta y pronto se vieron en un piso completamente diferente, en penumbra, y se quedaron en silencio mientras Lynett intentaba ubicarse.—Por ese corredor, luego al fondo, a la derecha —le indicó la muchacha—. ¡Y calladitos, que en ese piso hay guardias de
CAPÍTULO 54. Un silencio en la oscuridadLos pasos estaban tan cerca que Lynett sentía que se desmayaría en cualquier momento. Y quizás fue perfectamente capaz de sentirlo, porque uno de sus brazos fue a rodear su cintura mientras la apretaba aun más contra él.Las ganas de resolver el problema y ver quién demonios había estado saboteando a su padre era muy poderoso, pero no se había detenido realmente a pensar que podían atraparlos allanando propiedad privada y sobre todo propiedad de un maniático del control.—¡Ay qué asco! ¡Algo se está moviendo ahí! —gritó un guardia apuntando con su linterna.—¡No seas gallina, ya llegaste hasta ahí, revisa el armario! —exclamó el otro y Lynett sintió que su corazón se detenía.—¡¿Para qué si ya sé lo que escuché!? ¡Si hay alguien en ese armario ya se lo deben haber comido las ratas! ¡Qué asquerosidad, hay que decirle al dueño que hay plagas aquí! ¡Vámonos!—¡Que no son ratas nada más…! ¿Y si es un fantasma? ¿Sabes si ha muerto alguien en este pi
CAPÍTULO 55. Quiero algo másLynett ni siquiera era capaz de describir aquella mirada, aquella tensión, aquella forma en que los dos seguían compartiendo el mismo espacio, pero finalmente se echó atrás en su silla y desvió los ojos.—¿Y si revisamos los informes de nuevo? —preguntó pasando saliva y escuchó a Elijah carraspear, levantándose para acercarse a la computadora de su escritorio.—Claro, claro…Colocó la memoria USB y revisó todos los archivos que habían descargado. Era una demostración perfecta: entre los reportes de los trabajadores de campo en la transportadora y los informes rendidos por los administrativos había una discrepancia.—Estaban maquillando los números —murmuró Elijah girando la pantalla hacia ella—. Estaban robándole a tu padre y a ahora tratan de seguir robándonos a nosotros…—A ti —apuntó Lynett—. Yo ya no tengo nada que ver con esta empresa. —Sus labios se convirtieron en una línea fina de impotencia y Elijah supo cuánto le estaba costando perder la autorid