CAPÍTULO 45. Deme un mesEra extraño verla replicar. Lynett era tan callada que era extraño verla replicar, pero Elijah sabía que lo hacía desde la resignación, no porque estuviera tratando de desafiarlo.No dijo nada, solo se acercó a ella y le dio la vuelta, buscando los broches de brasier para quitárselo.—No, déjalo…—Lynett, está mojado y tienes fiebre, no voy a dejar que te regreses a la cama con ropa mojada —murmuró él.—Está bien, pero yo pudo sola.—No puedes ni mantenerte en pie sola —dijo Elijah encontrando sus ojos a través del espejo—. Además, no hay nada que no te haya visto ya. ¿No es cierto?Lynett desvió la mirada y finalmente cerró los ojos cuando sintió sus manos sobre los entremos de sus bragas, bajándolas por sus caderas y dejándolas caer al suelo.Elijah quería quedarse allí, mirándola para siempre, porque era insoportable la forma en que aquella mujer le hacía latir el corazón, pero no tardó en alcanzar un albornoz y envolverla en él con un abrazo suave y fugaz.
CAPÍTULO 46. Un acuerdo por la supervivenciaLos ojos de Elijah se giraron bruscamente hacia Lynett y puso ver la expresión de azoro en el rostro de la muchacha.—¡Yo no tengo nada que ver con eso…! ¡Te juro que no tengo nada que ver con eso…! —exclamó aterrada y sus manos temblaron violentamente mientras sacaban el celular de su bolsillo con torpeza y se lo entregaba a Elijah como si fuera una ofrenda—. ¡Yo no…! ¡No he hablado con ella! ¡Puedes revisar, yo no he hablado con ella…!En un segundo era una persona callada y racional y al siguiente las lágrimas estaban corriendo por sus mejillas mientras el celular temblaba en su mano.Elijah se lo arrancó en un segundo pero no para revisarlo, sino para echarlo sobre el tablero y alcanzar sus dos manos, envolviéndolas en la suya.—A ver, cálmate. Lynett cálmate, nadie ha dicho nada de ti. Cálmate.La respiración de la chica era irregular y llena de ansiedad, pero la caricia y la presión de Elijah en su regazo no era agresiva, sino confort
CAPÍTULO 47. Una sola condiciónDurante un instante que pareció infinito Lynett se le quedó mirando. Había esperado amenazas, coacción, gritos, peleas, en el mejor de los casos esperaba que le ofreciera un acuerdo horrible donde ella saldría perdiéndolo todo; pero en lugar de eso Elijah no solo le estaba haciendo una oferta por sus acciones, sino que pretendía pagarle el doble solo para que ella le vendiera las acciones de la empresa de su padre.—Nunca pensé… —murmuró con los ojos cristalizados—. Nunca pensé que todo lo que mi papá me había enseñado a amar terminaría destruido, en manos de gente que nunca sabrá valorarlo.Elijah negó con impaciencia y se acercó a ella.—Lynett, si te estoy ofreciendo comprar tus acciones no es porque no valore la empresa de Frederick, ¡al contrario! ¡Es porque invertí tan fuerte en ella que no quiero verla destruida! —replicó con intensidad—. Pero no voy a poder hacerlo a menos que obtenga la presidencia. ¡Te garantizo que no voy a hacer nada para qu
CAPÍTULO 48. Necesito que recuerdes una cosaMuchas eran las emociones que Elijah había visto en el rostro de Lynett desde que la había conocido, pero sin dudas había aprendido a reconocer las malas primero, y aquella lividez en su cara solo era un indicador de que tenía miedo, de que algo estaba pasando… por suerte algo que no tenía que ver con él, porque apenas intentó tocarla la mano de la muchacha se cerró sobre la suya sin soltarlo.Estaba bastante convencido de que el instinto básico de Lynett era alejarse de él, así que el hecho de que apretara su mano de aquella forma solo podía significar otra cosa: que había alguien allí peor que él.—Tienes que decirme qué te pasa… —susurró Elijah mirándola a los ojos, pero solo vio aquellas lágrimas que no llegaban a salir.Pero Lynett no podía hablar. ¿Cómo iba a decirle delante de toda aquella gente que acababa de reconocer la voz del amante de su madre? Sabía que la había escuchado antes en la empresa, y por eso estaba segura de que ten
CAPÍTULO 49. Un sentimiento extrañoElijah habría jurado que entre todo lo que sentía por Lynett Evans, el instinto de protección no estaba presente. Pero se habría dado cuenta de que era una absoluta mentira desde el momento en punto en que vio a Florence acercársele con aquella mala intención reflejada en el rostro y su primera reacción fue ponerse delante para impedirle alcanzarla.Por un momento un recuerdo doloroso lo golpeó. Aquella expresión la había visto antes, en su propia madre, mientras le decían que todo lo que había creído heredar después de asesinar a su padre no existía. Elijah podía casi sentirlo en la piel, como si fuera una energía extraña, pero Florence Evans era la persona más parecida a Adaline Vanderwood que había conocido en su vida.Así que no pudo evitar reaccionar de la misma forma: con rabia, con asco, como decía Lynett, como un animal.—¡Quítate que esto es entre mi hija y yo! —escupió la mujer y Elijah se encogió de hombros.—Dejó de ser tu hija en el mom
CAPÍTULO 50. Ya no me queda nadaElijah se quedó mudo por un segundo y la miró con la incredulidad reflejada en el rostro.—¿Perdón? —murmuró sin poder creerlo.—Mi padre… hacía estas para mí —fue la respuesta de Lynett y durante un largo momento Elijah la miró con curiosidad—. Una vez me contó que me costaba mucho dormir cuando era bebé, así que me puso la caja de música de mi abuela y eso me calmó. Cuando esa cajita se rompió, mi papá fabricó él mismo otra para mí. Y en cada uno de mis cumpleaños me entregó una. Esta debía ser la de mi cumpleaños número veinte… supongo que papá la tenía guardada…Elijah sintió que se le hacía un nudo en la garganta y negó con tristeza.—Lo siento, sé que es difícil perder a alguien que quieres —murmuró.—Esto es todo lo que tengo de él —suspiró Lynett—. Todo lo que realmente importa. La empresa… estará bien contigo, pero ya no puedo pelear por ella… Estoy cansada.—Lynett…—Solo tráeme los papeles y te los firmaré —aseguró la muchacha—. Necesito una
CAPÍTULO 51. Un baile de macho texanoNo supo por qué, pero cuando aquellos ojos grandes y llenos de incomprensión se giraron hacia él, Elijah tuvo que contener el aliento. Por un instante olvidó por qué estaba allí, que tenía en las manos las acciones que tanto había estado codiciando o, (y esto especialmente), que ya no necesitaba a Lynett Evans para nada.Se quedó mirando tan fijamente a su boca que hasta se sobresaltó cuando los labios de la muchacha se movieron para formular aquella pregunta.—¿Otra cosa? —susurró ella y Elijah sonrió por lo bajo.—Sí, algo que traje. Pero tienes que venir a verlo porque no puedo alcanzártelo hasta acá. Así que arriba… vamos.Lynett apretó los labios porque lo que menos tenía eran ganas de levantarse. Le dolía horriblemente el pie y sentía la mente aturdida y embotada por todo lo que había sucedido en los últimos días. Sin embargo eso no evitó que Elijah la pusiera de pie, sosteniéndola contra su cuerpo para que mantuviera el equilibrio sobre su
CAPÍTULO 52. Dispuesto a hacer algo malo.Ese hueco donde debía estar el corazón de Elijah Vanderwood; ese que él mismo creía no tener ya; ese se llenó de golpe y de miedo cuando vio medio cuerpo de Lynett del otro lado de aquella cama.—¡Chiquilla! —exclamó asustado y corrió hacia ella, solo para verle la cara de molestia y de frustración.—No es nada, no es nada —rezongó la muchacha, no por contacto que eran aquellas manos levantándola contra el cuerpo de Elijah, sino porque parecía que cada vez se ponía en una posición más vulnerable con él.—¿Y por qué estás en el suelo? ¿Eso no es nada? —murmuró él con nerviosismo.—Solo… me caí, estaba tratando de llegar a la cama y perdí el equilibrio, eso es todo.—¿Y por qué no me llamaste? ¡La cama es alta! ¡No puedes estar haciendo ese esfuerzo! ¡Hay que conseguir una cama más bajita! ¡Y si no me llamas, que es lo que hace la gente normal! ¡¿Por qué no eres una niña normal?! —protestó Elijah levantándola en brazos y sentándola en la cama, y