CAPÍTULO 26

Ian dio un respingo exasperado, incrédulo ante semejantes palabras, y en el siguiente segundo su indignación se desbordó como un volcán activo.

_ Lía ¿cómo te atreves a decir algo así? ¿Crees que eso es todo lo que eres para mí, mi amante de turno? _ casi gritó _ ¿Crees que habría venido desde Mónaco a exigirle a tu marido que te dejara libre, solo para poder meterte en mi cama de cuando en cuando?

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