Capítulo 9

Apenas llegamos al hotel, nos dirigimos a la boutique de regalos en busca de algo que sirva como vestido.

—¿Esto cuenta como un vestido de novia? —pregunta Alejandro, sosteniendo un pareo blanco.

Le lanzo una mirada fulminante.

—Si quieres que parezca que me casé en la playa, borracha y en bikini, sí, perfecto.

Sigo revisando hasta que encuentro un vestido blanco sencillo, de tela fluida. No es un vestido de novia como tal, pero podría serlo.

—Bien, esto sirve. Ahora necesito un ramo.

Alejandro levanta una ceja.

—No vas a encontrar un ramo en una tienda de souvenirs —expresa.

—Déjamelo a mí.

Salimos de la tienda con mi vestido y nos dirigimos al jardín del hotel. Miro alrededor y localizo unos arbustos con flores blancas. Me dirijo hacia allí y me fijo de que no haya nadie cerca vigilando.

—Isabel… —Alejandro me observa con incredulidad cuando empiezo a arrancar flores—. ¿Estás robando flores?

—No es robo, es préstamo floral —respondo, armando un improvisado ramo con las mejores flore
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