VICTORIAEl agua nos envuelve, fría y oscura. Morgana y yo nos enzarzamos en una lucha desesperada, nuestros cuerpos flotando como hojas a la deriva. Sus ojos me desafían, llenos de ira y celos. No puedo evitar pensar en Zarco, el hombre que nos ha atrapado en este torbellino de emociones.—Morgana, tranquila—le digo.Morgana me abofetea con fuerza, y mi mejilla arde. No puedo quedarme quieta. Le devuelvo el golpe, mis puños moviéndose con dificultad bajo el agua. Pero no puedo olvidar mi secreto: el pequeño ser que crece en mi vientre. Protegerlo es mi prioridad.Sin embargo esa mujer no me da tregua, no me gusta la violencia pero ahora me defiendo protegiendo el ser que crece en mi.—¡Zarco no te ama! —grita Morgana, sus palabras distorsionadas por las burbujas. —¡Él es mío!—No sabes nada de él —le respondo, luchando por mantenerme a flote. —No puedes obligarlo a amarte.Nuestros cuerpos se enredan, y siento su mano en mi estómago. Un instinto feroz me impulsa a proteger a mi hijo,
VICTORIALa loba Morgana se lanza hacia mí, y siento sus garras rozando mi piel. Pero antes de que pueda atacarme, Zarco se interpone valientemente. Sus brazos reciben el arañazo de la loba, y la sangre tiñe el agua.—¡Zarco! —exclamo, horrorizada.Él me sonríe débilmente, su mirada fija en Morgana. La loba retrocede, sorprendida por su sacrificio. Zarco cae de rodillas, su mano presionando la herida. No sé qué futuro nos espera, pero sé que lucharemos por nuestro amor y por nuestro destino entrelazado en esta trama de secretos y pasiones.La lucha ha dejado su huella en Zarco. Su piel está rasgada, y la sangre se mezcla con el agua de la piscina. Morgana, ahora humana y con la ropa desgarrada, se acerca a él, pero yo interpongo mi cuerpo entre ambos.—¡No te acerques! —le advierto, mi voz temblorosa pero firme. —Has causado suficiente daño.Zarco tose, su mano presionando la herida en su cuello. La sangre fluye entre sus dedos, y su mirada se encuentra con la mía. No puedo soportar v
VICTORIA—¿Quieres que me detenga? —pregunta Zarco y sacudo la cabeza dejando que me empale de espalda, dentro de su ducha.Hemos follado toda la noche y me da vergüenza con sus padres, ojalá no escuchen mis lamentos, mis gemidos de placer, pero no he podido contenerme y no se que pasa, porque este desespero por cabalgarlo y sudar con él entre mis piernas.Me folla en la ducha y salimos de esta, yo con el cuerpo adoloridos, los senos, Jesús, me ha chupado los senos demasiado, se ha pegado como un vicioso y yo he disfrutado de su ímpetu, besos, de su calor.Zarco sale de la habitación dejándome en las nubes y no se que esta pasando, porque esto entre los dos, las cosas se han dado de manera extraña, pero no puedo detenerme. creo que estar embarazada de el, ha aumentado mi libido y algo más, no sé, pero siento algo extraño en mi cuerpo.El sol de la mañana se filtra a través de las rendijas de las persianas, pintando de tonos dorados el suelo de la habitación. Estoy en el balcón, sintie
VICTORIAEl sol del mediodía brilla sobre los viñedos, pintando las hojas de las vides con tonos dorados. Mi vestido azul zarco ondea con la brisa mientras me adentro en este mundo desconocido. El aire está impregnado de la fragancia dulce de las uvas maduras, y el crujir de las hojas bajo mis pies me hace sentir parte de algo ancestral y mágico.Un hombre de cabello canoso y ojos vivaces se acerca a mí. Su sonrisa es cálida y acogedora.—"Bienvenida a nuestros viñedos"—dice— "Soy Miguel, el enólogo. Permíteme mostrarte el proceso detrás de cada botella de vino".Asiento, sintiéndome como una exploradora en un territorio inexplorado. Miguel me guía por los campos junto con Zarco, explicándome cómo las vides crecen, cómo se seleccionan las uvas y cómo se cosechan a mano. Me habla de la importancia del terroir, de la influencia del clima y del suelo en el sabor del vino.—"¿Sabías que cada variedad de uva tiene su propia personalidad?" — pregunta Miguel— "La Cabernet Sauvignon es audaz
VICTORIAEl motor del auto zumba como un latido constante mientras avanzamos por la carretera. La lluvia golpea el parabrisas, creando un ritmo hipnótico que me sumerge en mis pensamientos. Zarco está al volante, sus ojos fijos en la carretera, pero puedo sentir su mirada sobre mí. Es hora de decirle la verdad, de liberarme de este secreto que he guardado durante tanto tiempo.Mis manos están inquietas, jugueteando con el dobladillo de mi falda. El silencio entre nosotros es pesado, como si las palabras se hubieran quedado atrapadas en mi garganta. ¿Cómo puedo explicarle lo que siento? ¿Cómo puedo decirle que todo ha cambiado?Zarco rompe el silencio.—"¿A dónde vamos, Victoria?" —Su voz es suave pero cargada de curiosidad. No puedo mirarlo directamente; en cambio, observo la lluvia que se desliza por la ventana.—"A mi apartamento"— respondo finalmente— "Necesitamos hablar."Él frunce el ceño.—"¿Por qué tomaste esa actitud? Todo parecía estar bien."—"No lo estaba"— confieso—"Hay al
ZARCODesde el balcón, observo la noche extendiéndose sobre el bosque. Las estrellas titilan como secretos guardados en el firmamento. Victoria, con su mirada intensa y su voz suave, me confesó algo que me ha dejado inquieto. "No tengo loba anterior", dijo, y su tono fue un susurro que se mezcló con el viento nocturno. ¿Qué significa eso? ¿Qué consecuencias traerá si la manada descubre su secreto?La luna, símbolo de liderazgo y poder, es un título que no se otorga a la ligera. Pero Victoria, con su belleza y valentía, ha sido declarada la luna de nuestra manada. ¿Cómo puede ser posible si no tiene la naturaleza de una loba? ¿Qué oculta en su interior?Mis pensamientos se enredan como las ramas de los árboles. Si la manada descubre la verdad, ¿cómo reaccionarán? ¿Aceptarán a Victoria como su líder, o la rechazarán por no ser lo que se espera de una luna? Los conflictos se avecinan, y yo, como su compañero, me siento atrapado entre lealtades y secretos.Quizás la respuesta esté en la l
ZARCOYa no se que pasa, desde cuanto mi mundo se volvió esto. Siento que un charco se interpone entre Morgana y yo, no, es un mundo entero porque no se quien es esta mujer. Mis límites ondulan, como si luchara contra una corriente invisible. Morgana, con los ojos enrojecidos y la voz entrecortada, me suplica que la libere.—"¿Por qué haces esto?" —murmuro— " ¿Qué es lo que pretendes Morgana?"Morgana me mira con determinación.—"Porque tú amas a Victoria"— responde— "Anoche, todo quedó claro entre nosotros. No puedes retenerme aquí".Titubeo, mis aguas agitándose.—"Pero piensa en las consecuencias"—le digo— "Nuestro hijo... ¿no merece crecer con ambos padres presentes?"Morgana aprieta los puños.—"Victoria es la culpable de todo"— dice con firmeza—"Y no puedo quedarme aquí, atrapada en esta habitación. No puedo soportar ver cómo me desgarras por dentro".Me estremezco.—"¿Celos?" —murmuro— "¿Es eso lo que sientes?"Morgana asiente.—"Sí. Celos y miedo. Pero también amor. No quiero
VICTORIAMe levanto de la cama con los ojos hinchados, el peso de la noche sin sueño aún sobre mí. El agua caliente de la ducha me envuelve, pero no logra disipar la tensión que se ha instalado en mi pecho. El café humeante en la taza apenas toca mis labios, pero no puedo saborearlo. Mi mente sigue girando en torno a las palabras que le confesé a Zarco: "No tengo una loba interior". ¿Cómo podría tenerla? No soy como los demás. No tengo esa dualidad, esa bestia que se agita bajo la piel.Salgo al balcón, el aire fresco de la mañana acaricia mi rostro. Miro hacia abajo, a las calles que se despiertan lentamente. ¿Qué pensará Zarco? ¿Se sentirá traicionado? ¿Se alejará de mí? La madre de Zarco, siempre me trato con agrado. ¿Qué dirá ahora? ¿Me culpará por romper lo que habíamos construido entre nosotros?Las luces de la ciudad parpadean como estrellas distantes. Me pregunto si alguna de ellas ha visto a alguien como yo antes. Alguien que no encaja en los moldes preestablecidos. Alguien q