ZARCOLa tensión en el aire es palpable mientras Morgana y yo nos enfrentamos a nuestras emociones.—Claro que quiero tener este hijo— le digo, pero sus ojos me escrutan con duda.—No parece así—responde ella—No te veo entusiasmado con la idea.Insisto, desesperado.—Te quiero, Morgana. Y también quiero a nuestro hijo. Pero hemos tenido demasiados problemas.Ella sacude la cabeza.—No quiero atarte con un hijo si no estás comprometido. Si ya no me amas, dejemos las cosas así."Morgana se sube al auto, pero antes de partir, me lanza una advertencia:—Si no formalizamos nuestra relación, me iré lejos y nunca verás a tu hijo."La amenaza de Morgana me ha deja aturdido. Mis ojos reflejan una mezcla de miedo y determinación. En ese momento, yo debp sopesar mi amor por ella y la responsabilidad hacia su hijo no nacido. Es un abismo emocional, y no hay respuestas fáciles. Pero algo en mi mirada dice que está dispuesto a luchar por ambos, aunque el camino sea incierto.—Me estas amenazando.L
ZARCO—¿Que haces aquí?—detesto a Alan que se mete en todas partes.El hombre me mira con una sonrisa mientras se acerca a Victoria a quien tomo de la cintura para que no se acerque a este imbécil.¿Alguien aqui esta celoso?Callate Dasthan.Le digo a mi lobo.Sientes eso amigo.Me dice el y si, teniendo tan cerca a Victoria le siento un olor diferente al que siempre usa y no hablo del perfume. —Alan amigo porque estás aquí—le pregunta ella nerviosa, con mi mano en mi cintura.—Te noté triste esta tarde y quise saber cómo estabas. Pero no sabía que estabas acompañando.—Está conmigo, ahora, así que puedes irte—Bramo viéndolo directamente mientras el me observa con una sonrisa en su rostro haciéndome enojar mucho más.—No es necesario amigo, pasa, tomemos una copa de vino.Ruedo los ojos porque no entiendo ella porque es tan amable con este odio. Sin embargo ella sirve unas copas de vino, mientras se va a la habitación para hacer no se que, pero nos deja a los dos solos que nos comemo
VICTORIACaemos a la cama y sus manos recorren todo mi cuerpo mientras yo siento que este está quemándose vivo. Sus besos me llevan a la locura y su mano se interna por debajo de la tela, tocándome los glúteos que amasa con fuerza sin soltarme los labios. Acaricio sus brazos tallados, su lengua se une con la mía y siento que algo en mi interior quema, no puedo explicarlo, se siente en mi pecho y se extiende por cada célula que me conforma.—Victoria—susurra mi nombre contra mis labios.Su mirada esta conectada a la mía y no detengo su impulso de estrellar sus labios contra los míos. Me besa de una manera violenta llevándome contra las cuerdas y aprieto su cabello, mientras separo mis piernas para meterse entre mis piernas mientras me estrecha con fuerza contra su cuerpo.Lo amo, solo Dios es testigo de todo lo que me hace sentir y aunque tenga que guardar todos mis sentimientos me permito solo por esta vez sentir sus labios. Sujeta mi rostro con ambas manos profundizando el contacto
VICTORIAMe despierto con la luz matutina filtrándose por las cortinas. Lo que paso con Zarco se me viene a la mente y sigo recriminándome lo que deje que avanzara.Quería que pasara, porque lo amo, pero el a mi no, y es lo que me duele porque sentí que me estaba rebajando aun más. Además, no tengo cara para afrontar mi verdad, en cuanto le diga que estoy esperando un hijo suyo, no me lo va a creer.El calor de las sábanas me abraza mientras lucho contra el sueño. El día comienza. Me levanto, mis pies tocan el suelo frío y me dirijo al baño. El agua caliente de la ducha me envuelve, y la espuma del jabón me transporta a un mundo donde las preocupaciones flotan lejos. Pero no por mucho tiempo.En mi mente, el secreto que llevo es como un tesoro delicado. Estoy embarazada, pero no sé cómo decirlo. ¿Cómo reaccionarán los demás? Sobre todo mi mamá, con sus expectativas y consejos bienintencionados. Me seco, me envuelvo en una toalla y me enfrento al espejo. Mis ojos color miel reflejan la
MORGANAEl sol brilla con intensidad sobre la piscina, sus rayos acariciando mi piel. Estoy tumbada en una cómoda tumbona, rodeada de exuberante vegetación tropical. El agua cristalina refleja el cielo azul, y el suave murmullo de las hojas de palma me envuelve en una sensación de paz.A mi lado, mi mejor amiga, Anastasia, se relaja en la tumbona vecina. Su cabello oscuro está recogido en un moño desordenado, y sus gafas de sol ocultan sus ojos curiosos. Sostiene un libro en su regazo, pero apenas lo mira. En cambio, su atención está fija en mí.—Morgana —dice Anastasia, su voz suave y ligeramente preocupada—, ¿por qué estás bebiendo vino si estás embarazada?Me llevo la copa de vino a los labios y saboreo el sabor afrutado. La risa burbujea en mi garganta antes de que pueda contenerla.—Anastasia, no estoy embarazada —le aseguro—. Solo estoy disfrutando de un momento de relajación. Además, ¿quién dice que las embarazadas no pueden disfrutar de un buen vino de vez en cuando?Anastasia
VICTORIAEl motor ruge, y el auto se acerca con una velocidad que parece desafiar la gravedad. Mi corazón late en mi pecho, y el tiempo se estira como un elástico a punto de romperse. ¿Es este el fin? ¿La última imagen que veré será la parrilla del auto, los faros brillantes como ojos de depredador? La angustia me envuelve, y cierro los ojos, esperando el impacto.Pero entonces, algo me embiste con fuerza. El mundo da un giro, y siento cómo mi cuerpo es arrojado hacia un lado. El asfalto raspa mis manos y rodillas, pero estoy viva. El auto pasa a centímetros de mis pies, y la adrenalina sigue bombeando en mi sangre. Abro los ojos y veo a alguien de pie junto a mí, respirando agitadamente. Su mirada es intensa, y su mano aún me sostiene, como si temiera que el asfalto me arrastre de nuevo.—"¿Estás bien?" — pregunta, y su voz es ronca, llena de preocupación. Asiento, incapaz de articular palabra. No sé quién es, pero me ha salvado. Mi corazón sigue latiendo con fuerza, pero esta vez no
VICTORIAZarco me mira fijamente, y puedo sentir la tensión en el aire.— "¿Por qué no está sanando?" —insiste, su voz ronca.Invento una excusa rápida, mi mente girando como una ruleta.—Ella—no se que decir—Esta enojada"— murmuro—Sí, eso debe ser. Por eso mi loba interior no está actuando como debería."Él frunce el ceño.—"¿Enojada? ¿Conmigo? ¿contigo? ¿Por qué esta enojada?Asiento, sintiéndome atrapada en mi propia mentira.—"Sí, contigo—ladea su cabeza sin entenderme—con ambos, Por algo que pasó antes."Zarco se acerca, y su mirada es intensa.—"Victoria, no me iré hasta que me cuentes qué sucedió. El accidente, ¿qué pasó realmente?"Mi corazón late con fuerza. ¿Cómo puedo explicarle la verdad? Si le digo la verdad, el me va a despreciar mas.—Estoy cansada, el cuerpo me duele y quiero dormir tranquilamente.—Necesitamos hablar sobre el accidente—dice con voz firme.Él se mantiene en su lugar, sin moverse hacia la puerta.—Zarco quiero paz—por mi y nuestro hijo.—"No puedo irme,
ZARCOEstoy en la elegante sala de la casa de Morgana, nervioso y expectante. La luz tenue de las lámparas de araña crea un ambiente misterioso. Morgana aún no ha llegado, pero su padre, un hombre distinguido de cabello plateado, me atiende amablemente con una sonrisa.—¿Un trago, Zarco? — me ofrece, extendiendo una copa de vino tinto. Acepto con gratitud, sintiendo el líquido suave y afrutado deslizarse por mi garganta. El señor me mira con curiosidad, y sé que no solo estamos aquí para charlar sobre negocios.—Es de mi viñedo—reconozco lo mio.—Asi es—me invita a sentar y me desespero queriendo que Morgana llegue pronto.—¿Cómo va la construcción de tu viñedo? —pregunta, y su tono es amigable pero directo—Es un proyecto ambicioso.Asiento, tratando de mantener la calma, hace meses iniciamos con la construcción en otra ciudad y eso me mantiene tambien muy ocupado. —Avanza bien, señor. Hemos invertido mucho en tecnología de riego y enólogos expertos. Espero que pronto podamos produci