VICTORIADespierto con la luz del sol filtrándose por la ventana, iluminando suavemente la habitación. Siento un calor humano a mi lado y recuerdo que Zarco durmió conmigo anoche, Me hizo el amor y fui la persona mas feliz del mundo. Me volteo lentamente y lo veo, aún dormido, con una expresión de paz en su rostro.Lo admiro en silencio, observando cada detalle de su rostro. Su respiración es tranquila y rítmica, y puedo sentir el suave movimiento de su pecho al inhalar y exhalar. Este momento me despierta muchas sensaciones.Pienso en cuánto lo amo. En cómo su presencia me hace sentir segura y completa. Cada día con él es una nueva aventura, y su dedicación y pasión por lo que hace me inspiran profundamente.Me acerco un poco más, disfrutando de la calidez de su cuerpo junto al mío. Siento una profunda gratitud por tenerlo en mi vida. En este instante, todo parece perfecto, y me doy cuenta de lo afortunada que soy de compartir estos momentos con él.Me levanto con cuidado para no des
VICTORIAEstoy parada frente a la imponente casa de Morgana, el aire cargado de tensión. El sol sigue imponente y, se asoma entre las nubes, como si también temiera presenciar lo que está por ocurrir. Morgana, con su mirada penetrante y cabello oscuro, me observa desde el umbral. No hay saludos, solo una pregunta directa:—"¿Tú qué haces aquí? —repite mirándome como si yo fuera un poco cosa.Mi corazón late con fuerza mientras me enfrento a ella. —"Vamos a hablar ahora mismo de mujer a mujer—le respondo, intentando mantener la calma. Pero Morgana no se inmuta. Su sonrisa es un rictus sarcástico.—"No veo frente a mí ninguna mujer—dice con desdén.La respuesta me hiere, pero no puedo retroceder. —"Aparentemente sí, porque quieres sacarme de la jugada— le acuso—Sé que hablaste con el director para que me expulsaran de la escuela.Morgana frunce el ceño, sus ojos brillando con malicia. —"¿De qué estás hablando?" — murmura.La tensión en la sala es palpable. Ella y yo dos mujeres con s
VICTORIAEntro a la oficina del director, y allí, frente a mí, está Zarco. Su mirada se cruza con la mía, y en ese instante, todo se desmorona. Las emociones me desbordan, siento que no puedo más. El peso de todo me aplasta, y temo colapsar bajo su carga.Los besos, las caricias, su forma de hacerme suya.—Victoria, ¿tú qué haces aquí?Yo le devuelvo la pregunta. Salimos al pasillo de la escuela. Le pregunto de nuevo:—¿Qué haces aquí?'—Tenia que hablar con el director —responde—sentia la necesidad de hacer algo 'Para que te devolviera el trabajo'— añade.Ese gesto me hace suspirar y crea una bonita conexión entre nosotros. Recordamos lo que pasó entre nosotros dos.—'Gracias por eso, pero yo ya venía para eso'— Él me mira y pregunta: —¿Para qué vienes entonces?'".*Zarco me mira con curiosidad, y su ceño se frunce cuando le cuento que tengo la manera de recuperar de nuevo mi trabajo. Me concentro en sus ojos, mas no en su boca deliciosa la que quiero besar.—¿De qué forma vas a con
VICTORIAEl agua nos envuelve, fría y oscura. Morgana y yo nos enzarzamos en una lucha desesperada, nuestros cuerpos flotando como hojas a la deriva. Sus ojos me desafían, llenos de ira y celos. No puedo evitar pensar en Zarco, el hombre que nos ha atrapado en este torbellino de emociones.—Morgana, tranquila—le digo.Morgana me abofetea con fuerza, y mi mejilla arde. No puedo quedarme quieta. Le devuelvo el golpe, mis puños moviéndose con dificultad bajo el agua. Pero no puedo olvidar mi secreto: el pequeño ser que crece en mi vientre. Protegerlo es mi prioridad.Sin embargo esa mujer no me da tregua, no me gusta la violencia pero ahora me defiendo protegiendo el ser que crece en mi.—¡Zarco no te ama! —grita Morgana, sus palabras distorsionadas por las burbujas. —¡Él es mío!—No sabes nada de él —le respondo, luchando por mantenerme a flote. —No puedes obligarlo a amarte.Nuestros cuerpos se enredan, y siento su mano en mi estómago. Un instinto feroz me impulsa a proteger a mi hijo,
VICTORIALa loba Morgana se lanza hacia mí, y siento sus garras rozando mi piel. Pero antes de que pueda atacarme, Zarco se interpone valientemente. Sus brazos reciben el arañazo de la loba, y la sangre tiñe el agua.—¡Zarco! —exclamo, horrorizada.Él me sonríe débilmente, su mirada fija en Morgana. La loba retrocede, sorprendida por su sacrificio. Zarco cae de rodillas, su mano presionando la herida. No sé qué futuro nos espera, pero sé que lucharemos por nuestro amor y por nuestro destino entrelazado en esta trama de secretos y pasiones.La lucha ha dejado su huella en Zarco. Su piel está rasgada, y la sangre se mezcla con el agua de la piscina. Morgana, ahora humana y con la ropa desgarrada, se acerca a él, pero yo interpongo mi cuerpo entre ambos.—¡No te acerques! —le advierto, mi voz temblorosa pero firme. —Has causado suficiente daño.Zarco tose, su mano presionando la herida en su cuello. La sangre fluye entre sus dedos, y su mirada se encuentra con la mía. No puedo soportar v
VICTORIA—¿Quieres que me detenga? —pregunta Zarco y sacudo la cabeza dejando que me empale de espalda, dentro de su ducha.Hemos follado toda la noche y me da vergüenza con sus padres, ojalá no escuchen mis lamentos, mis gemidos de placer, pero no he podido contenerme y no se que pasa, porque este desespero por cabalgarlo y sudar con él entre mis piernas.Me folla en la ducha y salimos de esta, yo con el cuerpo adoloridos, los senos, Jesús, me ha chupado los senos demasiado, se ha pegado como un vicioso y yo he disfrutado de su ímpetu, besos, de su calor.Zarco sale de la habitación dejándome en las nubes y no se que esta pasando, porque esto entre los dos, las cosas se han dado de manera extraña, pero no puedo detenerme. creo que estar embarazada de el, ha aumentado mi libido y algo más, no sé, pero siento algo extraño en mi cuerpo.El sol de la mañana se filtra a través de las rendijas de las persianas, pintando de tonos dorados el suelo de la habitación. Estoy en el balcón, sintie
VICTORIAEl sol del mediodía brilla sobre los viñedos, pintando las hojas de las vides con tonos dorados. Mi vestido azul zarco ondea con la brisa mientras me adentro en este mundo desconocido. El aire está impregnado de la fragancia dulce de las uvas maduras, y el crujir de las hojas bajo mis pies me hace sentir parte de algo ancestral y mágico.Un hombre de cabello canoso y ojos vivaces se acerca a mí. Su sonrisa es cálida y acogedora.—"Bienvenida a nuestros viñedos"—dice— "Soy Miguel, el enólogo. Permíteme mostrarte el proceso detrás de cada botella de vino".Asiento, sintiéndome como una exploradora en un territorio inexplorado. Miguel me guía por los campos junto con Zarco, explicándome cómo las vides crecen, cómo se seleccionan las uvas y cómo se cosechan a mano. Me habla de la importancia del terroir, de la influencia del clima y del suelo en el sabor del vino.—"¿Sabías que cada variedad de uva tiene su propia personalidad?" — pregunta Miguel— "La Cabernet Sauvignon es audaz
VICTORIAEl motor del auto zumba como un latido constante mientras avanzamos por la carretera. La lluvia golpea el parabrisas, creando un ritmo hipnótico que me sumerge en mis pensamientos. Zarco está al volante, sus ojos fijos en la carretera, pero puedo sentir su mirada sobre mí. Es hora de decirle la verdad, de liberarme de este secreto que he guardado durante tanto tiempo.Mis manos están inquietas, jugueteando con el dobladillo de mi falda. El silencio entre nosotros es pesado, como si las palabras se hubieran quedado atrapadas en mi garganta. ¿Cómo puedo explicarle lo que siento? ¿Cómo puedo decirle que todo ha cambiado?Zarco rompe el silencio.—"¿A dónde vamos, Victoria?" —Su voz es suave pero cargada de curiosidad. No puedo mirarlo directamente; en cambio, observo la lluvia que se desliza por la ventana.—"A mi apartamento"— respondo finalmente— "Necesitamos hablar."Él frunce el ceño.—"¿Por qué tomaste esa actitud? Todo parecía estar bien."—"No lo estaba"— confieso—"Hay al