Estamos a nada del final!!!!
EvelynEl lago parece un espejo de plata bajo la luz de la luna.Camino descalza junto a Leonard, nuestras manos entrelazadas, sintiendo cómo el aire cambia alrededor de nosotros.La noche está viva. Llena de magia antigua. Llena de algo que late en el viento, en el agua, en nuestros pechos.Nos detenemos justo al borde del lago.Leonard me mira y asiente. No hace falta decir nada. Sabemos lo que hemos venido a buscar.Cerramos los ojos, respiramos profundo, y dejamos que la energía fluya, que nuestras almas llamen a aquella que siempre ha respondido en los momentos más oscuros.Y me encargo de llamarla, de pedirle que se presente ante nosotros, que nos de la ayuda que necesitamos.El agua se agita.Una brisa gélida nos envuelve.Y entonces… ella aparece.Una figura de luz pura, femenina, con ojos como lunas llenas y cabello que cae en ondas infinitas, tan blancas como la nieve más antigua.La diosa.Su voz resuena en el aire, poderosa y suave al mismo tiempo:—Dos visitas en una sema
LeonardEl aire huele a humedad, a leña quemada y a sangre seca.Los cazadores nos escoltan hasta el corazón del campamento, donde varias tiendas toscas se alzan entre árboles deformes.Puedo sentir cómo cada mirada que se posa sobre nosotros destila odio puro.No los culpo. Para ellos, un lobo es una amenaza que camina.Pero esta vez… también somos su única esperanza.Nos detienen frente a una hoguera donde un joven, de no más de veinticinco años, afila una lanza de plata con movimientos mecánicos.Su cabello es oscuro, sus ojos casi negros, y su mandíbula está apretada con una furia contenida que reconozco porque la he sentido yo mismo.Este es el nuevo líder.—Aquí están —gruñe el cazador que nos escoltó—. Dijeron que querían verte, Eron.El tipo se pone de pie en un solo movimiento fluido, la lanza en la mano.Nos observa como si midiera dónde tendría que clavarla primero.—¿Qué mierda hacen dos lobos en mi territorio? —escupe, su voz cargada de veneno.No bajo la mirada. No retro
EvelynPuedo sentir la tensión llenar el ambiente. No conozco al alfa enfrente de nosotros, pero solo basta una mirada para saber que no es de los amigables, aunque no se ve meramente violento tiene algo que me mantiene alerta.Todo lo contrario a lo que la chica al lado suyo transmite. Ella se ve firme y a la vez serena, sus ojos los recorren y mira con demasiada curiosidad a los cazadores.Decido mantenerme en silencio, dejando que sea Leonard quién maneje la situación, pero aún así no bajo los escudos, por el contrario me encargo de reforzarlos y asegurarme de que todos estemos cubiertos, no quiero más sorpresas.—Decidan. O se unen a nosotros… o se apartan. Pero no vamos a detenernos.—la voz de Leonard truena en el lugar y siento como los cazadores a mis espaldas se enderezan.Listos para la batalla, listos para defenderse de ser necesario y es que se siente tan irreal estar junto a ellos y sé que para los lobos en la manada no será sencillo luchar a su lado.Muchos han perdido a
LeonardMe despierto con el alba, Evelyn está acurrucada entre mis brazos y la sensación de paz que esto me da es algo que quiero sentir toda mi vida.Quiero amanecer así cada día, quiero que ella sea lo primero que vea al despertar y lo último al acostarme, pero para que eso pueda suceder debo encargarme de que el mundo sea un lugar seguro, o al menos lo más seguro que pueda, sin amenazas directas, como Ragnar, como su padre traidor, como los hechiceros que se aliaron a ellos.Solo podremos tener un hogar, con nuestro hijo, si conseguimos acabar con los enemigos.Mis ojos vuelven a enfocar a Evelyn, su cabello desordenado sobre mi pecho, su respiración suave, tranquila.Mi mano se posa sobre su vientre sin pensarlo.Nuestro hijo.La idea es como una chispa que me quema por dentro. Orgullo. Miedo. Una devoción que no sabía que podía sentir hasta ahora.Y con ella… una urgencia salvaje de protegerlos.No puedo dejarme llevar por la ternura. No ahora.Hoy es el día. Hoy empezamos a derr
Evelyn3 años atrás.—¡La hija de un traidor!—¡Debería morir!—¡No merece vivir!El frío se clava en mis huesos como un recordatorio de lo que soy nada .Estoy en el centro de la manada, rodeada de innumerables ojos llenos de odio. Sus susurros son como el siseo de serpientes, enredándose en mis oídos.Y lo que más me aterra es el hombre frente a mí: el Alfa.Su voz retumba como un trueno, llena de autoridad y crueldad.—Nunca saldrás de aquí, Evelyn —Hace una pausa, su mirada afilada como una espada—. Pagarás con sangre la traición de tu padre.Miro a mi lado, donde mi padre está arrodillado. Él fue el Beta de la manada, un guerrero valiente, un líder respetado. Ahora, está encadenado, con la cabeza baja, en silencio.Su silencio me destroza el corazón.—Papá… —susurro, temblando—, di algo…Pero él no me mira, ni siquiera se mueve.La sentencia del Alfa cae como un martillo, destrozando mi última esperanza.—Por tu traición, se te destierra de estas tierras. Y como tributo por t
EvelynEl primer guardia me agarra del brazo, tirando de mí como si fuera una muñeca de trapo. Intento zafarme, pero otro me sujeta por la cintura, inmovilizándome.—¡Déjenme! ¡No hice nada! —grito, pero mi voz se pierde en el eco de la noche.Me sacan de la cabaña, me obligan a caminar descalza sobre la tierra fría. El suelo es áspero y húmedo bajo mis pies, y la sensación es un recordatorio más de lo que soy: una prisionera en mi propia tierra .A medida que avanzamos, las sombras de los lobos de la manada se hacen más densas. Me rodeo. Sus murmullos son como agujas perforando mi piel."Basura.""Maldita traidora.""Ojalá la maten."Mi estómago se revuelve. Trato de no escuchar, pero cada palabra es un golpe, cada mirada de desprecio me hunde más en este abismo en el que me han condenado desde que mi padre me abandonó.Finalmente, llegamos a la plaza central del territorio de la manada.El Alfa está ahí, sentado en su trono de madera tallada a mano , con pieles oscuras cubriendo sus
EvelynEl dolor es lo único que existe.Llega en oleadas, abrasador como fuego líquido recorriendo mi espalda. Es una agonía densa, implacable, como si mi piel se hubiera convertido en un lienzo de carne desgarrada.La sangre caliente corre por mi piel, empapando la tela harapienta de mi vestido. Siento el ardor de cada herida abierta, el escozor del aire al tocar las laceraciones.El suelo bajo mí es duro y frío. Mis mejillas están contra la tierra húmeda, y el aroma a polvo y sangre flota en el ambiente. Todo mi cuerpo tarde con una pulsación irregular, mi respiración es superficial, entrecortada, temblorosa.Pero no grito.No lloro.No les daré esa satisfacción.A mi alrededor, la manada observa en silencio, sus sombras alargadas por la luz de la luna. Disfrutan de mi sufrimiento . Puedo sentirlo en la forma en que sus susurros flotan en el aire, de la manera en que sus miradas se clavan en mi piel desgarrada como si fueran cuchillos.El verdugo se mueve, preparándose para el sigui
EvelynEvelyn— Si de verdad quieres ayudarme… no me llevas a casa. Ayúdame a escapar.Las palabras apenas dejan mis labios cuando veo el cambio en el rostro de Clara. Su piel se torna pálida, sus ojos se agrandan con miedo y sorpresa.La miro y sé que acabo de ponerla en peligro con esa petición.Eres una tonta, Evelyn.Niego con la cabeza de inmediato, forzándome a tragar el miedo.—Olvídalo . No te he dicho nada. Haz de cuenta que no me escuches.Intento levantarme con lo poco de fuerza que me queda. Un dolor agudo me recorre la espalda cuando lo hago, pero no me detengo. No puedo detenerme.Clara me observa en silencio mientras camino a trompicones hacia mi cabaña, su presencia a mi lado es un consuelo silencioso, pero mi mente está nublada por una única verdad:Estoy atrapada aquí.Y si no salgo pronto, Regnar hará de mi vida un infierno peor del que ya es.Cuando finalmente llego a mi choza, las fuerzas me abandonan.El umbral de mi hogar —si es que a este lugar se le puede llam