¡Hola, mis bellos lectores! Sé que todos se han preguntado mi ausencia durante todos estos días, la verdad es que todavía sigo atravesando un problema grave de salud y voy a entrar a cirugía el siguiente sábado. Es por eso que no pude actualizar como es debido, pero en la medida que puedo, voy haciendo algunos párrafos para no dejarlos sin nada. Espero contar siempre con la compresión de ustedes y en cuanto me recupere, les daré lo mejor de mi. ¡Besos!
—¿Qué haces aquí, Connor? —Selene le dedica una mirada severa a su mate al verlo entrar a la oficina—. Todavía estás convaleciente.El alfa tiene el rostro tan pálido que parece que va a desmayarse en cualquier momento. Su bata apenas cubre su torso y parte de su muslo. Se ve, no solo destruido y ojeroso, sino también patético con ese mini vestido. Kaelan no hace ningún amague por levantarse, tampoco por mirarlo, aunque puede oler sus celos y sonríe, lo que aumenta el resquemor del alfa. —¿Cómo consiguió entrar este lycan a nuestra manada? —pregunta mirando entre ella y Kaelan—. ¿Por qué nadie me avisó de su llegada?—Connor, Kaelan Darkmane es un viejo amigo mío y vino a acompañarme a hacer algunas diligencias. Lo siento si no te avisé antes, es mi culpa —interviene Uriel. —No es necesario que te expliques, abuelo. —Selene le ofrece una mirada severa a su compañero—. Yo atenderé a las visitas, luego iré a hablar contigo. —Ahora se dirige a Connor—. Vuelve a tu habitación. Le pediré
—Sé que odias a mi madre por la forma en que te ha tratado desde que llegaste, pero esto es demasiado. ¿Tienes pruebas de lo que estás diciendo? ¿Por qué ella haría algo como eso contra su propia manada? Selene le dedica una sonrisa triste mientras niega con la cabeza.—¿Alguna vez confiarás en algo que yo te diga? —La pregunta de Selene cae como balde de agua fría en el rostro del alfa. Connor intenta decir algo, pero ella lo interrumpe—. Ya sé la respuesta y francamente, no sé por qué sigo aquí pretendiendo abrir los ojos de alguien que prefiere seguir en la oscuridad. No vales mi esfuerzo, alfa Blazeheart.—Doctor Moreira, abuelo, todos, por favor, explíquenle al alfa el tratamiento que vamos a hacer con los niños. Nada más. —Selene ordena con voz firme a todos.Se levanta de la silla y sale raudamente de la habitación. Escucha a su compañero llamarla, pero no tiene ni las ganas ni la paciencia para seguir luchando.Una vez fuera de la clínica, toma el camino al bosque a toda prisa
—Sé que nada de lo que pueda decirte ahora, podrá sanar la herida que tienes en tu corazón por lo que viste, pero te ruego que escuches a Connor. Tu alejamiento lo está matando, ni siquiera ha podido sanar como es debido. Por favor, Selene, no lo dejes morir. —Él tomó sus propias decisiones, Clarisse, igual que todos ustedes. Prefirieron mentirme antes de hacerme parte de lo que estaba sucediendo para buscar una solución. Nunca me consideraron parte de su manada en realidad, ni su luna, me hicieron quedar como tonta, como la burla de todos.Clarisse empieza a sollozar.—Nunca quisimos que eso pasara. Te lo juro. Tratamos por todos los medios de que no sufrieras por esto.—¡Pero pasó, y me temo que ya es muy tarde para enmendarlo! —exclama Selene. De pronto, un mareo intenso la ataca y tras intentar agarrarse de la puerta, cae al suelo, desmayada. Clarisse empieza a gritar con todas sus fuerzas. Pronto, unas omegas que se encontraban en la casa, la ayudan. Beltrán la lleva hasta la cl
Carla camina intranquila, acaparando con su nerviosismo el reducido espacio. Su aura se siente tan pesada que es imposible respirar a su lado. —¿Qué pasa, tía? —pregunta Inés al notar su intranquilidad a tope. Nunca la había visto en ese estado. Incluso parece tener miedo, pero ¿a qué?—¡No me llames así! —grita la mujer emitiendo un extraño rugido que deja más confundida a Inés—. No.vuelvas.a.llamarme.así.nunca.más.La joven se mueve hacia atrás hasta que su espalda da para una rígida y fría estructura, tratando de procesar lo que está pasando. Carla se está comportando de una manera muy extraña desde antes de ayer. Ella, aunque conoce sus múltiples caracteres como nadie en la manada, ahora mismo la observa como si estuviera viendo a una desconocida. —Tal vez si me dices por qué nos estamos escondiendo, pueda ayudar.—Lo único que debes hacer es mantener a ese cachorro en tu vientre vivo hasta su nacimiento. Por lo menos eso, ya que ni siquiera fuiste capaz en todos estos años de co
El aire se espesó con un silencio cargado de tragedia mientras Selene observaba horrorizada la escena ante sus ojos. El cuerpo de su amado yacía inerte en el suelo, rodeado por la oscuridad de la noche y la crueldad de los rogues. Las lágrimas amenazaban con desbordarse de sus ojos, pero su corazón se negaba a creer lo que veía. No podía ser verdad. No podía aceptar que el hombre con el que estaba destinada a pasar la eternidad, el que había marcado su alma bajo la luz de la luna, ahora yaciera frío y sin vida frente a ella. —Dexter, por favor, despierta. ¡No puedes dejarme así! —suplicó Selene, con la voz quebrada por la angustia, sin embargo, no hubo respuesta.Ya era demasiado tarde, Dexter estaba muerto y el corazón de Selene estaba destrozado. De su marca empezó a exudar un líquido rojo acuoso, muy parecido a la sangre, su cuerpo tembló terriblemente y los latidos de su corazón empezaron a ralentizarse al punto de que ella creyó que también iba a fallecer. —Por favor… —dijo de
Un año después del ataque…—¿Qué tal se me ve este vestido? —Rouse da la vuelta frente a su hermana con una sonrisa ancha en su rostro— Creo que este color es divino, además a mamá le gusta mucho el blanco y este definitivamente lo aprobará. Rouse mira a Selene por medio del espejo y niega. Su hermana está absorta en su celular, ignorando completamente lo dicho por ella.—¡¿Selene?! —Llama con las manos en la cadera y mirándola con el ceño fruncido. Rouse es una joven muy tierna y encantadora, pero odia que su hermana haga eso.—¡¿Qué?! —La pregunta de Selene no hace más que confirmar a Rouse que ella no le ha prestado atención en nada. Claro, podría hasta decirse que solamente vino por obligación, ya que Katrina se lo había ordenado.—Deberías elegir el tuyo. Esta es la última tienda que visitamos, hermana, y no has probado ni comprado nada. Nuestra madre se va a enojar si no estás vestida adecuadamente, recuerda que mu…—Muchas manadas de todo el planeta estarán presentes. Hay que
Selene no se atreve siquiera a respirar fuerte. Está literalmente atrapada entre dos montañas enormes con cabellos naranja-rojizos que la hacen verse aún más pequeña de lo que es. Ambos hombres a sus costados son demasiado grandes y sus piernas incluso sufren en el espacio trasero del coche. ¿Qué clase de lobos son? Ni siquiera su padre o su hermano son tan grandes. ¿Por qué nunca antes los había visto u oído sobre ellos? ¿Qué es ese aroma que despiden?Selene dejó de luchar al momento exacto en que notó que estaba en clara desventaja. El hombre de su izquierda no ha dejado de mirarla y esa sonrisa tonta en su rostro le causa repelús. ¿Qué le pasa? ¿Acaso tiene algo en su rostro que le parezca demasiado chistoso? ¿No le duelen las mejillas de tanto sonreír? Ella intenta alejarse un poco de él, pero es imposible moverse al menos medio centímetro sin pegarse al otro.El hombre de su derecha no se ha movido en todo el camino. Mantiene los ojos cerrados y su ancha mano está posada en su m
—¿Estás bien, mi pequeña rebelde? —Uriel se coloca al lado de Selene en el balcón desde donde ella está mirando al gentío que está en el patio del castillo Alba Noctis. Él ha notado que su nieta está muy callada e inquieta desde anoche. Puede ser que la luna llena esté ejerciendo este efecto en ella, pero no la había visto así desde aquella noche que encontró a su compañero hace un año. —Estoy bien, abuelo —Selene se aclara la garganta y se frota las manos contra su ropa, es evidente que algo la incomoda. Uriel logra ver a Saya moviéndose inquieta en la mente de su nieta, moviendo la cola y chillando. —¿Por qué aún no has bajado? Hay muchos lobos de tu edad allí abajo. Podrías divertirte mucho.—No quiero ir, abuelo. Toda esa gente me asfixia. —Esta conversación ya la tuvimos, Selene, hace tres días, cuando volviste de compras y refunfuñando en contra de un tal “Señor zanahoria”. Me prometiste que lo harías por tu madre. Ella se decepcionará mucho si no participas al menos por unas