¡Hola mis bellos lectores! ¿Creen que Selene va a intervenir en esta pelea?
Horas antes…Selene duerme profundo mientras Connor la observa de cerca. Sorem ronronea en su pecho y por más de que le insisten a que vuelva a su propia habitación, él no lo hace. Incluso Uriel intentó persuadirlo en más de una ocasión, pero sin éxito.—También necesita atención, alfa. Esas heridas no se ven nada bien —dice el doctor Moreira acercándose para verificar los signos vitales de Selene—. La luna está estable y dormida, no es necesario que permanezca a su lado todo el tiempo.Connor no responde nada, sin embargo, sigue aferrado a su mano. Por supuesto que siente dolor, sus heridas todavía siguen sin sanar, pero estar con ella es su prioridad ahora.Tanto Moreira como Uriel desisten y los dejan solos.El alfa se acuesta al lado de su compañera y por instinto, Selene se acomoda en su pecho y ambos se relajan hasta quedar dormidos muy abrazados. Cuando Selene despierta, el aroma de su compañero provoca ese cosquilleo nada sutil en todo su cuerpo, no tiene que abrir los ojos pa
Inés llega a la manada y se encuentra con grandes destrozos. Hay vidrios rotos, mobiliarios esparcidos por todas partes, y para colmo esa rara tormenta que se acerca con rapidez y hace que el ambiente se sienta pesado, irrespirable. Corre por los pasillos y llega hasta el área de terapia intensiva, donde están todos los cachorros de la manada. Este parece ser el único sitio intacto. El doctor y la doctora que vinieron de la Amazonía están atendiendo a los internados. Ambos voltean asustados al oír la puerta abrirse. —¿Qué hace aquí, señorita? —El doctor Moreira le pregunta con el ceño fruncido. Tal parece que ella es la única de la manada que no ha sufrido la crisis—. ¿Dónde estaba? ¿Está herida?—¿Dónde está todo el mundo? ¿Qué pasó aquí? —Inés ignora sus preguntas haciendo otras. —Todos se comportaron de manera extraña, luego corrieron hacia el bosque —responde Ayanell con estremecimiento. A ella le tocó ver la peor parte. Todo inició mientras estaba en una reunión con los famili
Saya observa lo que acontece desde cierta distancia. Su aura está aumentando con rapidez al ver a los miembros de su manada atacando a su abuelo y a los demás. Todos ellos están obedeciendo a Carla, o al monstruo que ahora está mostrando su verdadera cara. Su sangre hierve dentro de sus venas, incapaz de soportar lo que está pasando. Sin embargo, permanece fuera de vista antes de tener un objetivo claro. El doctor Moreira tiene razón, debe ser precavida y moverse con cuidado para no afectar a su cachorro. Además, llegar sin ningún plan, es, de hecho, un muy mal plan.Desde su posición, su vista no se aparta del monstruo culpable de todo este desastre. Su enojo aumenta y tras un gruñido bajo, parte de las copas más bajas de las secuoyas, se sacuden en espiral poniendo en alerta a Eisheth. Un poco de la bruma oscura se dispersa por unos segundos antes de volver a su posición. Los Terrakai se empiezan a inquietar. Nadie entiende lo que pasa, excepto los espíritus de la tierra que pueden
Eisheth sonríe con sus ojos fijos en los de Selene. Inés sigue llorando y eso la irrita en demasía. No puede creer que esa enana haya podido atraparla y que aparte de todo, la esté amenazando con su propia daga. ¡Es una verdadera inútil! —Ven por ella, monstruo. —Selene la exhorta, también con una sonrisa en el rostro y apretando un poco más la daga hasta que unas pequeñísimas gotas de sangre empiezan a ser visibles en su piel. Su intención no es hacerle daño, pero si va a utilizarla de cebo, debe ser creíble. Eisheth se pone en posición y camina de manera amenazante hacia ella, pero al final, recita algunas frases en un idioma desconocido y todos los lobos de su propia manada empiezan a rodearla y gruñir hacia ella.—¿Crees que voy a enfrentarte teniéndolos a ellos para hacerlo? —Eisheth los señala—. Yo no voy a matarte, él lo hará por mí.Con el dedo índice llama a Connor, quien se empieza a mover hacia ella, amenazante, mostrando sus colmillos. Tanto Uriel como Kaelan dan un paso
Una semana después…Rengueando, Kaelan camina por los pasillos de la clínica hasta llegar a una de las habitaciones. Abre la puerta y su sonrisa se ensancha hacia la mujer pelirroja que está ayudando a atender afanosamente a los niños.—No debería estar por estos lares, rey Kaelan —dice Clarisse aun de espaldas—. Que yo sepa el doctor todavía no le dio el alta.—Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma —replica él acercándose a su espalda. La sola cercanía hace erizar los vellos de todo su cuerpo. —Estoy ocupada. —Clarisse señala la sala. Afortunadamente, todos los cachorros están reaccionando de forma favorable y todo indica que pronto serán dados de alta—. Y usted todavía está herido. Regrese a su habitación, por favor. Kaelan se acerca un poquito más. Su nariz roza su cuello y ella se estremece en el acto. —Necesitaba sentir tu aroma —dice él aspirando profundamente—. Me curaría más rápido si me visitaras más a menudo. Soy tu pareja. Clarisse traga saliva para desanu
El alfa Connor corre hacia el campo de entrenamiento. Justo antes de llegar a la gran muralla de piedra, se transforma en Sorem, golpeándose deliberadamente contra esta con toda su fuerza. Lo hace una y otra vez, la pared empieza a agrietarse y caer poco a poco, mientras que de su frente borbotea la sangre. Los gritos de su hermana, desde atrás, no consiguen apaciguar su frustración, su dolor y su rabia. La única forma de mantenerse vivo sin Selene es llevando su cuerpo al límite, recordarse todos los días que se merece este castigo, que se merece sufrir y sentir dolor por lo que hizo.—Connor, por favor, detente. Te estás lastimando —ruega su hermana tratando de llegar a él, pero Sorem gruñe hacia ella y la hace retroceder. Esto es una escena que se repite cada día desde que ella desapareció. Las guardianas lo rodean y tratan de detenerlo, pero saben que no podrán hacerlo, al menos hasta que él se sienta satisfecho.Unos minutos después, gran parte de la muralla está derribada, hac
En algún lugar de Tierras Altas…Lilith va a pasos lentos con una charola de comida en sus manos. Lo más probable es que Selene no la toque como ha pasado todos estos días, pero aun así hace el intento de hacerla cambiar de parecer. Abre la puerta y sonríe de oreja a oreja al entrar.—Buenos días —dice dirigiéndose a ella—. ¿Cómo te sientes esta mañana?—Buenos días. —Selene responde en tono bajo y algo ronco—. Me siento mucho mejor, tía. La herida casi ya no me duele.—Ese mejunje que te hice nunca falla. Sabía que te ayudaría con tu herida, pero no te estoy hablando de eso Selene. —Lilith deja la charola en la mesita de la terraza antes de volver y sentarse a su lado en la cama—. Hablo de esto. —Señala con el dedo su pecho—. ¿Cómo se siente ese corazón hoy?Selene desvía su mirada sin responder nada. No se necesita ser un adivino para saber todo lo que está pasando por su cabeza en estos momentos. Estos días que lleva aquí, Lilith ha aprendido a descifrarla, sabe que está sufriendo m
—¡Traigan a la prisionera! —La voz del alfa sobresalta a la doctora Mirna, quien se remueve inquieta en su asiento. Unos minutos después, los gritos de Inés se oyen por todo el lugar. Su apariencia es deplorable. Está sucia, demacrada y con heridas semi curadas por todo el cuerpo. —¡Connor, por favor! —grita entre llantos—. No tienes que hacer esto. Por favor, por favor, por favor… Las guardianas que la escoltan la empujan hacia el centro. Ella cae al suelo. —Inés Emberclaw, omega de la manada Redwood Wolves, estás aquí esta noche para ser juzgada por los delitos de asociación criminal, traición a tu manada, homicidio en grado de cómplice y muchos otros delitos. —Una de las ancianas se levanta y se dirige a ella cuando el alfa le da la orden—. ¿Cómo te declaras?—Soy ino…cente, lo juro —responde ella entre sollozos ahogados.Connor la observa sin ningún tipo de emoción en el rostro. El juicio sigue por algunas horas. Casi todos los implicados salen a dar sus declaraciones. En un m