Punto de vista de Blake
Tras largos minutos de hundirme en la m****a que me cayó encima, respiré hondo y me separé de Ryan, quien me miraba preocupado y consternado. Quizás él tampoco podía creer que todo esto, que salió de la nada, fuese real.
—¿Estás mejor? —preguntó.
Asentí con la cabeza y dije muy bajo:
—Sí… creo que me hizo bien llorar, pero… —Resoplé.
—Está bien, tienes que salir de la sorpresa, esto no es fácil, no es simple. ¿Te gustaría beber algo?, ¿quizás un whisky o una cerveza?
Exhalé con fuerza y lo pensé por unos segundos. No me gustaba ahogar las penas en licor, pero, honestamente…
—Un whisky, pero solo uno… —Sonreí apenas.
Él asintió y se levantó, en tanto yo tomé mi teléfono y marqué el número de Oli, Oliver Kim, mi asistente, un chico coreano a quien conocía desde hacía años, y al que le encargué entrenar allá por un tiempo para traerlo a la casa matriz de la empresa. Tenía planes para él en el futuro, sí señor.
—Hola, señor Maier, ¿qué sucede?
Su voz era tranquila al otro lado de la línea.
—¿Ya estás en casa? —pregunté sin mucha fuerza.
—No… me encuentro arreglando un documento que estropeé con café, ¿pasa algo?
—Sí. Quiero que reprogrames todos mis compromisos de los próximos dos días. Tuve un imprevisto y no iré mañana a la empresa… te estaré avisando de cualquier novedad.
El silencio se extendió en la línea por un segundo, como si tratara de asimilar mis palabras, y contestó:
—Claro, me encargaré de eso y le pasaré el nuevo itinerario de las siguientes semanas en cuanto lo tenga listo, mañana por la mañana.
—Está bien. Disculpa las molestias y… buenas noches.
Después de despedirlo, corté y miré mi teléfono.
¿Qué debería hacer ahora?
La pregunta surcó mi mente una y otra vez sin parar por largos minutos, y la vista de un vaso hasta la mitad de whisky fue lo siguiente en mi horizonte. Ryan me lo ofreció sonriente y se sentó a mi lado.
Le di un trago y resoplé.
—Para ser honesto… siento que tengo ganas de tirarme del Golden Gate mientras lloro como un desgraciado en este mismo instante.
El rubio a mi lado arrugó la cara.
—¡Oye!, ¿por qué tan dramático? No te puedes desmoronar así como así.
—¿Y cuándo podría? —murmuré y volteé a verlo con expresión serena—. ¿El hecho de que sea un hombre me impide echarme a morir como infeliz porque mi esposa me engañó? —Respiré hondo y miré al frente.
»Te aseguro que, si ambas fuésemos mujeres, o al menos solo yo, esas palabras no habrían salido de tu boca, porque de esa forma sí es socialmente aceptado… —Solté un respingo y bebí más del trago—. Ah… m****a, ya ando diciendo estupideces y solo llevo la mitad del vaso…
Mis ojos recorrieron el lugar: pisos de madera clara, paredes casi blancas, y mucha decoración moderna y de acabado industrial. Ryan era un tipo refinado y de gustos muy buenos y definidos, además de ordenado.
Lo escuché resoplar.
—No me refería a eso… Claro que tienes todo el derecho de echarte a morir; es decir, si quieres, puedo ir a comprar un bote de helado, y lo comemos entre los dos toda la noche mientras vemos comedias románticas deprimentes y te deshaces en tus sentimientos, no tengo problemas con eso.
Sonreí sin poder evitar imaginarme la escena, y él continuó:
—Pero no debes hacerlo, no debes dejarte caer, porque Colin está en medio.
—¿Y si él no es mi hijo? —apunté, volteando a verlo—. Estoy seguro de que lo escuchaste: hacen eso hace cuatro años… ¿y si es de Gil y no mío? ¿Qué demonios se supone que haga entonces? Colin es mi ojito derecho… ¿qué haré si lo pierdo? Porque ningún juzgado me dará la custodia si no es mi hijo de sangre.
Solté una fuerte exhalación y me dejé ir hacia atrás en el mueble.
—Incluso ahora, si interpongo una demanda de divorcio…
—¿Eso no está en tu prenupcial? —preguntó el otro.
—¿La custodia?
Asintió con la cabeza.
—No lo he leído, pero tú siempre consideras todos los factores, así que estoy seguro que algo debe haber allí; después de todo, el condenado documento tenía como cuarenta páginas.
De salir una leve carcajada ante sus palabras y resoplé. Me bebí el resto del trago de un tiro, y decidí que mis instintos actuaran sobre mis emociones, porque era en lo único mío en lo que podía confiar ahora mismo. Tomé el teléfono y marqué el número de mi abogado.
Apenas eran como las ocho, así que él debía estar presto.
—Hola, ¿qué pasa? —contestó Logan, mi abogado de cabecera.
Al fondo escuchaba algún bullicio.
—¿Andas de fiesta? —comenté sin poder evitarlo.
Ryan se terminó su trago, tomó mi vaso y se levantó, de seguro para servir una segunda ronda.
—No… solo una pequeña reunión familiar. —Su voz sonó ligeramente fastidiada.
—Jo… entonces te tengo la excusa perfecta para que escapes —espeté.
Logan era uno de mis mejores amigos desde hacía años, y no era un secreto que no disfrutaba para nada las reuniones con su enorme y casi infinita familia porque, según él, eran «bulliciosos caballos desbocados»
—A ver, te escucho.
El interés en su voz me dio una nota de contentura, y solté la sopa de una vez.
—En el prenupcial que firmé con Amy antes de casarnos, ¿hay algún punto que trate la custodia de nuestros posibles hijos?
Un silencio incómodo cubrió la línea.
—La verdad es que no lo recuerdo bien, pero debería haberlo, ya que tomaste en cuenta cada punto posible… ¿Quieres que lo reviese? ¿Acaso tienes problemas con eso?
—Por favor —respondí enseguida—. Y sí, surgió algo… También quiero que me des un estimado de lo que debo pagarle o pensionarle a ella en caso de divorcio… No. Mejor redacta un documento provisional y tráelo a casa de Ryan mañana por la tarde.
—Um… claro… claro.
Él no insistió en saber, cosa que agradecí, a pesar de que su voz claramente me indicaba que estaba sorprendido de mis palabras.
—Cuando vengas te hablaré mejor sobre lo que sucede, ¿sí? Por ahora, todo sigue muy confuso en mi mente…
—Está bien, no te preocupes. Me ocuparé del tema y nos vemos mañana.
Colgué, y Ryan me trajo otro trago, lo miré con ojos acusadores y él se alzó de hombros.
—Vamos, uno más, uno menos…
Resoplé y, sin ningunas ganas de resistirme, tomé el vaso y bebí dos tragos de una vez, para desperezarme en el mueble. Era muy tarde para llamar a una clínica, así que me ocuparía de eso, y de lo demás, al día siguiente.
—¿Debería decirle a mis padres? —pregunté en voz alta tras el cuarto vaso.
—Eso depende de cómo quieras tratarlo. ¿Te vas a divorciar? ¿Le darás una oportunidad?
Solté la risa ante eso último. Él me vio de reojo y continuó:
—También… ¿qué harás con Gil?
—Ese es un tema complejo… siempre he tenido la sensación de que Gilbert me mataría si tuviera la oportunidad y justificación, por lo que no puedo solo dejarlo en el desierto, no puedo dárselos, pero tampoco lo quiero cerca de mí.
—Decirle a los señores que él lo hizo, imagino, no es una opción.
—Para nada. Pero me tomaré el día de mañana para pensar y… después trataré de arreglar las cosas con él de la mejor manera.
Con la vista en mi vaso, sentí una mano alborotarme los cabellos, y solo sonreí. Me sentía como un niño que era consolado, pero no estaba mal.
Luego de tomarnos dos o tres tragos más, y nada borracho, contrario a mis deseos, entré en el cuarto y vi a Colin en la misma posición en la que lo había dejado, me metí en la cama a su lado, y no evité acariciar sus cabellos, su fina nariz, y bañarme en su tranquilidad y sosiego.
Él era la luz de mis ojos, un niño al que siempre consideré un milagro después de que el doctor me dijera que, con palabras simples, yo era estéril y que, incluso con tratamientos, la probabilidad de engendrar a un hijo era baja.
Esa certeza me llenaba de más ansiedad.
¿Qué sería de mí si mi pequeño milagro terminaba convirtiéndose en un simple producto de mi imaginación?
Punto de vista de RyanNo les voy a mentir… se hicieron las seis de la mañana y, cuando mi despertador sonó, pensé que todo había sido un mal sueño; sin embargo, poco a poco, los sucesos de la tarde anterior me embargaron y llenaron de un profundo pesar.¿Cómo esa mujer pudo hacerle eso a Blake?Sin levantarme, tomé el teléfono y llamé a Morgan, mi asistente. Sabía que ella salía de la cama temprano para regar sus plantas y todo eso, así que no temí despertarla. Apenas me contestó, solté:—Necesito que canceles mis compromisos de hoy y mañana… o de los próximos días, no lo sé…—¡Señor Daft, ¿qué está diciendo?! —espetó ella, alarmada—. ¡Estamos en medio de las firmas y…!—Ya lo sé, Morgan, y créeme que no te estaría ordenando esto si no fuese importante. Algo pasó y requiere toda mi atención, es importante y no puedo dejarlo de lado, no es tan simple… Voy a necesitar dos o tres días, así que reprográmalos. Respecto a las firmas, si el equipo lo hace bien, solo tráeme los documentos y
Punto de vista de Blake¿Debería pensar en el divorcio como mi única salida? ¿Qué les diría a mis padres?, ¿que mi amada esposa me engañó con su flamante manzana de la discordia?Apenas habían pasado veinticuatro horas, pero el mundo seguía sobre mis hombros, fuerte y duro, molesto y sofocante.La sociedad, mi familia, el ruido de mis propios sentimientos apretando mi pecho, cosquilleando como sarna molesta…Mientras mis ojos detallaban el contrato que Amy y yo firmamos antes de casarnos, me preguntaba si era lo correcto, si no debería darle otra oportunidad. Después de todo, era la mujer a la que amaba, ¿no?A lo largo del día, hice arreglos para que la llevaran a un hotel, quién sabe si se revolcaría con Gilbert ahí también, pero… ¿acaso eso tenía que importarme ahora? ¿Cómo debía reaccionar? ¿Qué haría?¿Tenía que ser el esposo herido que se moría por dentro porque la mujer a la que amaba lo engañó?, ¿o el sujeto frío y calculador que deseaba cortar esto de raíz y seguir con su vid
Punto de vista de BlakeSentía que explotaría y volaría hacia el espacio en un segundo; la cabeza me palpitaba con ferocidad, al igual que las manos, y resoplé al entrar al ascensor y subir un piso, para terminar en la azotea.Al salir, tomé una escalerilla y abrí la puerta, para encontrarme con el frío aire del exterior, que golpeó contra mi cuerpo con ferocidad. Metí las manos en mis bolsillos y contemplé las nubes.Desde el techo de la doceava planta, la vista de la ciudad era preciosa incluso con este clima, pero yo solo quería caminar al borde y lanzarme. Un cosquilleo me recorrió de pies a cabeza y solté un fuerte resoplido, cerré los ojos por un par de segundos y traté de calmarme.La mano con la que golpeé a Gilbert me latía, pero necesitaba dejarlo ir por ahora, pues se suponía que estaba en el trabajo, que era el jefe…Volví a respirar hondo y tragué.Escuché la puerta de la azotea abrirse, y alguien se detuvo tras de mí; sus pasos fueron ligeros, y permaneció a una distanci
Punto de vista de BlakeMis compromisos restantes de la tarde se postergaron gracias a un retraso en un vuelo de parte del presidente de uno de mis socios comerciales, por lo que terminé por ir a buscar a Colin a la guardería a eso de las cinco, y los dos nos fuimos juntos a la casa de Ryan para recoger nuestras cosas.Faltaban cuatro días, lo tenía más que apuntado, para saber si mi pequeñito era realmente mío, o si Amy también jugó conmigo en eso… Debía verla antes de que ese día llegara y lo sabía, pero… ¿de verdad podría enfrentarla?¿Qué sentía por ella ahora mismo?La amaba, claro que sí, la amaba como nunca amé a ninguna mujer, porque en realidad fue la primera chica de la que me enamoré con todas sus letras, a pesar de que lo nuestro no fue como en las películas, esa tontería del amor a primera vista; sin embargo, ¿qué gané con eso?Ser tratado como basura, así de simple. Y ahora pagaba mis errores.Una media hora después de que llegamos, escuché la puerta abrirse, y el chilli
Punto de vista de Ryan¿Qué mierda había hecho?El pasmo en el rostro de Blake, su confusión, sus dudas y dolor…Después de un momento fugaz de falsa valentía, de cumplir un anhelo egoísta de mi juventud, tan solo observé a ese hombre grande, normalmente seguro y recio, tal cual un niño perdido con ojos en blanco y sin saber qué hacer.Lo vi marcharse, y fui incapaz de decir ni media palabra hasta que escuché, en el fondo, el ruido del ascensor abrirse y cerrarse.—Yo… —musité, pero no pude emitir nada más.Resoplé con fuerza y comencé a dar vueltas alrededor del área que separaba la sala de la cocina, me llevé las manos a la cabeza y removí mis cabellos, y llegué hasta el sofá, donde caí de sentón.El calor fue succionado de mi cuerpo como por obra de un vampiro, y el estómago me pegó un vuelco. Una arcada se quedó prensada en mi pecho y comencé a sudar frío.No tenía que haber hecho eso, lo sabía, mi cerebro me dijo mil veces que solo lo aguantara, que Blake estaba molesto, que él a
Punto de vista de BlakeLa casa se encontraba vacía, tal como lo ordené.Cambié a un Colin adormilado y lo recosté en su cama, donde se durmió casi al instante. Lo notaba cansado, quizás porque se divirtió mucho hoy en la guardería, pero me gustaba ese lado suyo de Bello Durmiente.Caminé por todo el lugar y, tras dejar la maleta en mi habitación, abrí el vestidor y descubrí que las pertenencias de Amy ya no estaban. Se me apretó el pecho y giré: la mesa de noche, la cómoda, el tocador… no quedaba nada suyo allí, salvo una sola cosa, que yacía curiosa sobre un papel claro.Me acerqué y leí las palabras «Lo siento, ¿podemos hablar como se debe?» en la pequeña hoja y, al abrir la caja, descubrí el anillo con el que le había pedido matrimonio, aunque no vi la alianza por ninguna parte.Respiré hondo y, de repente, fue como si todo se me viniera encima.Las piernas me fallaron y, antes de darme cuenta, caí de rodillas al suelo, y tuve que poner las manos para no irme de boca y romperme la
Punto de vista de BlakeMax insistió en que le diera a Ryan un poco de espacio y tiempo para reflexionar, así que no le envié ni un mensaje. La realidad es que yo también tenía bastante en qué pensar.Hoy era viernes y, tras buscar a Colin en la guardería y pasar por casa, íbamos de camino al hogar de mis padres para, como cada viernes por la tarde cuando podían, dejarlo para que «acampara con los abuelos».Aunque hoy debía echar a perder ese ambiente afable que solía respirarse.—¡Nananana dieeee, maaaaa, dum, dum, dum…! ¡Yoooo quello seer!Con un cantante a mi espalda, que parecía gozar de lo lindo la música de la radio, mi teléfono sonó y, al ver de quién se trataba, resoplé.Era Ryan.—Colin, el tío Ryan llama, ¿puedes cantar un poco más bajito? —pregunté a mi hijo mientras tomaba la llamada en altavoz.—¡Tío Ayaaaan! —chilló el nene justo cuando descolgué.—Wow, ¡el enano parece estarse divirtiendo! ¡Hola!—¡Holaaa! —respondió Colin.—Estamos en el auto —comenté.Colin, como si e
Punto de vista de Blake El mirar confuso de Gilbert se extendió, pero, a pesar de sus dudas, soltó: —Que sepas que, sin importar lo que diga ese papel, ese crío es tuyo… Lo último que quiero es tener esa clase de responsabilidades. —Sería genial si tuvieras el poder sobre él, pero no. Si Colin es tuyo y no mío, quiere decir que ella se lo llevará. —Resoplé con fuerza y tomé un largo trago de cerveza. »No sé qué haré si eso pasa… solo espero que lo sea. Los ojos ajenos me contemplaron con una tristeza, cuando menos, increíble para alguien como mi hermano, lo que me llenó de curiosidad; sin embargo, considerando el ambiente, el lugar y la hora, otras cosas colmaron mis pensamientos. —¿En qué m****a pensabas cuando comenzaste a acostarte con mi esposa, Gilbert? —cuestioné sin más—. Nos parecemos mucho, no eres feo, tienes la personalidad y el dinero… solo te faltan unos centímetros más de estatura, pero… teniendo tantas mujeres a tu disposición, ¿por qué tenía que ser ella? No pron