Punto de vista de Ryan
No les voy a mentir… se hicieron las seis de la mañana y, cuando mi despertador sonó, pensé que todo había sido un mal sueño; sin embargo, poco a poco, los sucesos de la tarde anterior me embargaron y llenaron de un profundo pesar.
¿Cómo esa mujer pudo hacerle eso a Blake?
Sin levantarme, tomé el teléfono y llamé a Morgan, mi asistente. Sabía que ella salía de la cama temprano para regar sus plantas y todo eso, así que no temí despertarla. Apenas me contestó, solté:
—Necesito que canceles mis compromisos de hoy y mañana… o de los próximos días, no lo sé…
—¡Señor Daft, ¿qué está diciendo?! —espetó ella, alarmada—. ¡Estamos en medio de las firmas y…!
—Ya lo sé, Morgan, y créeme que no te estaría ordenando esto si no fuese importante. Algo pasó y requiere toda mi atención, es importante y no puedo dejarlo de lado, no es tan simple… Voy a necesitar dos o tres días, así que reprográmalos. Respecto a las firmas, si el equipo lo hace bien, solo tráeme los documentos y los firmaré, pero necesito estar en casa.
Ella resopló con fuerza, y casi podía leerle la mente y recitar todas sus quejas y nerviosismo, porque tratar con otros equipos no era sencillo.
—Hace mucho que trabajamos juntos, así que sé que podrás hacerlo. Confía en ti tanto como yo lo hago, ¿está bien? Después te compensaré todo este estrés, te lo prometo.
Oí un murmullo, un sonido gutural, y luego resopló.
—Está bien… pero esta le saldrá cara, señor Daft, téngalo en cuenta.
Una sonrisa pintó mis labios y asentí.
—Está bien, estoy preparado… Si lo haces bien, te compensaré a ti y a todo tu equipo, tenlo por seguro.
Morgan volvió a soplar y hablamos un poco más. Unos cinco minutos después, colgué y me dejé caer en la cama con pesadez. Tenía el cuerpo flojo, como desganado y dolorido, y me sentía mal, casi como si hubiese sido a mí al que engañaron.
Bueno… también me habían engañado, pero esa era otra historia porque, en principio, yo ni siquiera amaba a Libi.
Pero Blake si amaba a Amy, demasiado… y yo lo amaba a él.
—¡Ah… eres un maldito desgraciado, Ryan Daft! —me regañé y bajé de la cama.
Me arreglé en cuestión de nada y, para cuando salí, Blake estaba junto a la ventana, hablando por teléfono.
—Sí… me gustaría agendarla para hoy mismo, ya que es algo urgente. Sí, no tengo problemas para ir a las diez, perfecto. ¿Cuánto tiempo tardan en dar el resultado? ¿Diez días?
Él resopló y su postura cayó un poquito.
—¿No hay algún modo de que sea más rápido?
Su pregunta era razonable, considerando lo que debía estar sintiendo por dentro.
—¿Seis días? Está bien, no me importa pagar la cuota extra, es lo de menos… Está bien, entonces estaremos allí a las diez. Muchas gracias por su atención.
Colgó, y su exhalación profunda llenó todo el espacio. Volteó, nuestras miradas se encontraron, y me fue evidente que no había pegado ojo en toda la noche, porque tenía las ojeras muy pronunciadas, los ojos hinchados y se veía pálido.
—Buenos días… —murmuró.
—Buenos días, ¿qué tal? ¿Dormiste algo? ¿Qué hay de Colin?
Caminé hacia la cocina y lo vi seguirme.
—Yo no dormí nada, pero Colin aún lo hace, como un tronco… supongo que todo el ajetreo de ayer lo cansó.
Asentí con la cabeza y fui en busca del pan de sándwich.
—¿No irás a trabajar? No pareces vestido para ir a la compañía —dijo mi acompañante.
Giré y le sonreí travieso.
—Eso es porque no iré. Me tomaré unos días libres.
—¿En serio? —Arrugó la cara—, ¿en medio de las negociaciones para los nuevos contratos? ¿Estás loco? —Hizo una corta pausa, y agregó—: ¿Por cuántos días?
Me encogí de hombros y contesté con simpleza.
—Un par o tres… los que sean necesarios. En fin, ¿vas a la clínica? Yo te llevo.
Enseguida, negó con la cabeza, y respondió:
—No tienes que dejar de ir a trabajar por mí, Ryan. Ya es mucho que nos dejes quedarnos aquí.
Dejé el pan sobre la encimera y soplé, puse ambas palmas sobre el cuarzo negro y lo encaré.
—Viejo, te conozco prácticamente desde que nací, y sé que, debajo de esa fachada de serenidad y ojos hinchados que tienes ahora, te estás deshaciendo.
El pelirrojo frente a mí abrió los ojos de par en par, y supe que lo tenía.
—¿Crees que te dejaré solo en estas circunstancias? No, para nada… Jamás te abandonaría cuando más me necesitas. Para eso somos hermanos, ¿recuerdas?
Él tragó con dificultad, y vi su nuez de Adán subir y bajar muy lento, resopló, y cierta calma inundó su semblante, lo que me llenó de tranquilidad.
—No quiero traerte problemas, pero lo aceptaré.
Sonreí y asentí.
Blake no le diría a sus padres lo sucedido, y tenía encima la sospecha de que Colin no era su hijo, sumado al engaño y todas las revelaciones que debió tener al pensar en silencio la pasada noche. Era un tipo fuerte, el más fuerte que conocía, pero también débil… aunque solo en mi presencia.
En eso, el llanto del pequeño Colin inundó la sala y, antes de que se levantara, hice una seña.
—Hazle su alimento… iré a buscarlo.
Sin darle tiempo a negarse, casi volé desde la cocina al cuarto y, al entrar, encontré al nene removiéndose en la cama, quien, al verme, dirigió su llanto hacia mí y me estiró sus gordos bracitos para que lo consolara.
—¡Io Ayaaan, io Ayaaan! —llamó.
Obviamente quería decir «tío Ryan», pero era un bebé de poco más de dos años y medio y, al levantarlo, me di cuenta de que traía algo en su pañal.
—Jo… tranquilo, tu tío Ryan ya vino a salvarte de la cama… ven, vamos con tu papi.
—Papi… —musitó entre sollozos.
Salimos del cuarto y, al abandonar el pasillo y llegar a la cocina, lo alcé con gracia, como si fuera Simba en el Rey León, y espeté:
—¡Blaaaaaake, tu adorable cachorro tiene un regalo para ti en su pañal!
El nombrado me miró, y no evitó reírse ante la escena.
Caminé hacia la cocina, lo puse de pie sobre la encimera, y Colin comenzó a balancearse al ver a su padre, a llamarlo y hacerle señas con sus manitas.
—¿No quieres cambiarle el pañal? —preguntó.
Negué enseguida con la cabeza.
—¡Para nada! Tu crío, tus pañales —solté con gracia—. Ni siquiera le cambié los pañales a mi sobrina, así que no esperes nada de mí.
Amaba a este chiquitín, pero el pañal… ese era otro asunto. Para eso existían los padres y los abuelos; los tíos éramos lo alcahuetes que les enseñábamos a los niños a divertirse y los llevábamos de compras y a jugar, a hacer las cosas buenas.
El otro resopló y negó con la cabeza.
—Hombre, tú nunca cambias —soltó y se dispuso a cargar a Colin.
»¡Buenos días!, ¿cómo amaneció el Rey del Mundo? —habló con voz chiquita, balanceando al nene de arriba abajo.
Colin arrancó a reír y se estremeció ante los mimos de su padre y, al verlo de mejor humor, lo único que pude hacer fue disfrutar del momento, hasta que lo llevó de vuelta al cuarto para asearlo y vestirlo.
Cerca de las nueve, los tres salimos de casa y fuimos directo a la clínica donde harían la prueba de paternidad.
Esto no hacía más que comenzar.
Punto de vista de Blake¿Debería pensar en el divorcio como mi única salida? ¿Qué les diría a mis padres?, ¿que mi amada esposa me engañó con su flamante manzana de la discordia?Apenas habían pasado veinticuatro horas, pero el mundo seguía sobre mis hombros, fuerte y duro, molesto y sofocante.La sociedad, mi familia, el ruido de mis propios sentimientos apretando mi pecho, cosquilleando como sarna molesta…Mientras mis ojos detallaban el contrato que Amy y yo firmamos antes de casarnos, me preguntaba si era lo correcto, si no debería darle otra oportunidad. Después de todo, era la mujer a la que amaba, ¿no?A lo largo del día, hice arreglos para que la llevaran a un hotel, quién sabe si se revolcaría con Gilbert ahí también, pero… ¿acaso eso tenía que importarme ahora? ¿Cómo debía reaccionar? ¿Qué haría?¿Tenía que ser el esposo herido que se moría por dentro porque la mujer a la que amaba lo engañó?, ¿o el sujeto frío y calculador que deseaba cortar esto de raíz y seguir con su vid
Punto de vista de BlakeSentía que explotaría y volaría hacia el espacio en un segundo; la cabeza me palpitaba con ferocidad, al igual que las manos, y resoplé al entrar al ascensor y subir un piso, para terminar en la azotea.Al salir, tomé una escalerilla y abrí la puerta, para encontrarme con el frío aire del exterior, que golpeó contra mi cuerpo con ferocidad. Metí las manos en mis bolsillos y contemplé las nubes.Desde el techo de la doceava planta, la vista de la ciudad era preciosa incluso con este clima, pero yo solo quería caminar al borde y lanzarme. Un cosquilleo me recorrió de pies a cabeza y solté un fuerte resoplido, cerré los ojos por un par de segundos y traté de calmarme.La mano con la que golpeé a Gilbert me latía, pero necesitaba dejarlo ir por ahora, pues se suponía que estaba en el trabajo, que era el jefe…Volví a respirar hondo y tragué.Escuché la puerta de la azotea abrirse, y alguien se detuvo tras de mí; sus pasos fueron ligeros, y permaneció a una distanci
Punto de vista de BlakeMis compromisos restantes de la tarde se postergaron gracias a un retraso en un vuelo de parte del presidente de uno de mis socios comerciales, por lo que terminé por ir a buscar a Colin a la guardería a eso de las cinco, y los dos nos fuimos juntos a la casa de Ryan para recoger nuestras cosas.Faltaban cuatro días, lo tenía más que apuntado, para saber si mi pequeñito era realmente mío, o si Amy también jugó conmigo en eso… Debía verla antes de que ese día llegara y lo sabía, pero… ¿de verdad podría enfrentarla?¿Qué sentía por ella ahora mismo?La amaba, claro que sí, la amaba como nunca amé a ninguna mujer, porque en realidad fue la primera chica de la que me enamoré con todas sus letras, a pesar de que lo nuestro no fue como en las películas, esa tontería del amor a primera vista; sin embargo, ¿qué gané con eso?Ser tratado como basura, así de simple. Y ahora pagaba mis errores.Una media hora después de que llegamos, escuché la puerta abrirse, y el chilli
Punto de vista de Ryan¿Qué mierda había hecho?El pasmo en el rostro de Blake, su confusión, sus dudas y dolor…Después de un momento fugaz de falsa valentía, de cumplir un anhelo egoísta de mi juventud, tan solo observé a ese hombre grande, normalmente seguro y recio, tal cual un niño perdido con ojos en blanco y sin saber qué hacer.Lo vi marcharse, y fui incapaz de decir ni media palabra hasta que escuché, en el fondo, el ruido del ascensor abrirse y cerrarse.—Yo… —musité, pero no pude emitir nada más.Resoplé con fuerza y comencé a dar vueltas alrededor del área que separaba la sala de la cocina, me llevé las manos a la cabeza y removí mis cabellos, y llegué hasta el sofá, donde caí de sentón.El calor fue succionado de mi cuerpo como por obra de un vampiro, y el estómago me pegó un vuelco. Una arcada se quedó prensada en mi pecho y comencé a sudar frío.No tenía que haber hecho eso, lo sabía, mi cerebro me dijo mil veces que solo lo aguantara, que Blake estaba molesto, que él a
Punto de vista de BlakeLa casa se encontraba vacía, tal como lo ordené.Cambié a un Colin adormilado y lo recosté en su cama, donde se durmió casi al instante. Lo notaba cansado, quizás porque se divirtió mucho hoy en la guardería, pero me gustaba ese lado suyo de Bello Durmiente.Caminé por todo el lugar y, tras dejar la maleta en mi habitación, abrí el vestidor y descubrí que las pertenencias de Amy ya no estaban. Se me apretó el pecho y giré: la mesa de noche, la cómoda, el tocador… no quedaba nada suyo allí, salvo una sola cosa, que yacía curiosa sobre un papel claro.Me acerqué y leí las palabras «Lo siento, ¿podemos hablar como se debe?» en la pequeña hoja y, al abrir la caja, descubrí el anillo con el que le había pedido matrimonio, aunque no vi la alianza por ninguna parte.Respiré hondo y, de repente, fue como si todo se me viniera encima.Las piernas me fallaron y, antes de darme cuenta, caí de rodillas al suelo, y tuve que poner las manos para no irme de boca y romperme la
Punto de vista de BlakeMax insistió en que le diera a Ryan un poco de espacio y tiempo para reflexionar, así que no le envié ni un mensaje. La realidad es que yo también tenía bastante en qué pensar.Hoy era viernes y, tras buscar a Colin en la guardería y pasar por casa, íbamos de camino al hogar de mis padres para, como cada viernes por la tarde cuando podían, dejarlo para que «acampara con los abuelos».Aunque hoy debía echar a perder ese ambiente afable que solía respirarse.—¡Nananana dieeee, maaaaa, dum, dum, dum…! ¡Yoooo quello seer!Con un cantante a mi espalda, que parecía gozar de lo lindo la música de la radio, mi teléfono sonó y, al ver de quién se trataba, resoplé.Era Ryan.—Colin, el tío Ryan llama, ¿puedes cantar un poco más bajito? —pregunté a mi hijo mientras tomaba la llamada en altavoz.—¡Tío Ayaaaan! —chilló el nene justo cuando descolgué.—Wow, ¡el enano parece estarse divirtiendo! ¡Hola!—¡Holaaa! —respondió Colin.—Estamos en el auto —comenté.Colin, como si e
Punto de vista de Blake El mirar confuso de Gilbert se extendió, pero, a pesar de sus dudas, soltó: —Que sepas que, sin importar lo que diga ese papel, ese crío es tuyo… Lo último que quiero es tener esa clase de responsabilidades. —Sería genial si tuvieras el poder sobre él, pero no. Si Colin es tuyo y no mío, quiere decir que ella se lo llevará. —Resoplé con fuerza y tomé un largo trago de cerveza. »No sé qué haré si eso pasa… solo espero que lo sea. Los ojos ajenos me contemplaron con una tristeza, cuando menos, increíble para alguien como mi hermano, lo que me llenó de curiosidad; sin embargo, considerando el ambiente, el lugar y la hora, otras cosas colmaron mis pensamientos. —¿En qué m****a pensabas cuando comenzaste a acostarte con mi esposa, Gilbert? —cuestioné sin más—. Nos parecemos mucho, no eres feo, tienes la personalidad y el dinero… solo te faltan unos centímetros más de estatura, pero… teniendo tantas mujeres a tu disposición, ¿por qué tenía que ser ella? No pron
Punto de vista de RyanNi siquiera iba a medio camino desde casa al Grupo Maier, y ya sentía que el corazón se me saldría del pecho en cualquier momento.Morgan, a mi lado, en el asiento del pasajero, me miraba de vez en cuando porque, probablemente, a estas alturas se me hacía muy difícil controlar mi ansiedad.—Señor Daft, ¿de verdad está bien? Se ve distraído —murmuró ella.Apreté los labios y, forzando una sonrisa, volteé y negué con la cabeza.—Estoy bien… solo tengo algunas cosas de más en mente.—Ya veo… pero, ¿para qué vamos al Grupo Maier? No hay nada en agenda.—Tengo un par de asuntos que resolver con Blake, ya sabes, conversaciones para lograr beneficios para nuestra empresa.Ella arrugó el mirar y asintió.—Entiendo&he