Oliver se ajustó la camisa y Lia sintió como todos los músculos del cuerpo se le tensaron, se metió entre él y los hombres que se acercaban, ella ya sabía tratar con esos hombres y sus amedrantaciones nunca habían servido para intimidarla, pero si veían a Oliver en una posición agresiva las cosas se podrían poner muy mal.Oliver la tomó por el hombro y la quitó, luego de un hábil movimiento la metió detrás de él y los hombres llegaron, luego comenzaron a rodearlos.— Mi querida Lia — le dijo uno de los hombres, su nombre era Fabio — hace una semana debiste pagarnos la cuota de este mes —luego miró de los pies a la cabeza a Oliver y escupió el en suelo frente a él — ¿Quién es este modelito de revista?— Este modelito de revista te romperá ambos brazos si no te largas ahora — lo amenazó Oliver y Lia sintió que las cosas realmente se estaban saliendo de control.Fabio soltó una carcajada y luego señaló a uno de sus hombres, el que tenía el bat, para que rodeara a Oliver.— Lamento si les
Oliver estaba sentado en su oficina en el último piso del edificio de su empresa, ya había revisado todo lo que tenía que firmar, pero se había metido a la página web del hotel las cumbres para ver como lucia y se había quedado mirando la fotografía de Lia en la parte de abajo.A pesar de ser una fotografía pixelada lograba verse el verdoso color de sus ojos, con las cejas altas y la piel trigueña, como si tomara un par de minutos de sol al día, pero Oliver sabía que no, no le gustaba mucho el sol.— ¿Me estas escuchando? — le preguntó alguien a su espalda y Oliver casi se cae de la silla.— ¿Por qué apareces así como un fantasma? — le preguntó a Paul y el hombre se encogió de brazos.— Te pregunté si ya revisaste lo que te pedí — Oliver asintió y Paul se acercó, era un hombre entrado en los cincuenta, pero alto y fornido, había trabajado con su padre gran parte de su vida y por eso Oliver lo había puesto a cargo de EnerTech.— Ya lo hice, firmaré de inmediato — el hombre tomó una sil
Oliver miró el vaso fragmentado en el suelo, la limonada se metía por entre las baldosas y los oídos se le taparon por lo fuerte que latió su corazón.Cuando levantó la mirada Lia caminaba hacia él con la niña en brazos y Oliver dio dos pasos atrás hasta que se chocó con alguien y cuando lo miró notó que era Felipe el mesero que trataba de agarrarlo porque se caía.El joven le dijo algo, pero Oliver no lo escuchó, tenía la cabeza embotada y las manos temblorosas y cuando Lia llegó hasta él y lo tomó por el hombro todo regresó como un golpe a su cabeza, los sonidos le hicieron encogerse.— ¿Estás bien? — le preguntó Lia — te pusiste muy pálido — Oliver no era capaz de apartar la mirada de la niña que lo miraba con curiosidad.— ¿Es tu hija? — le preguntó, en efecto la voz le tembló, Lia asintió con el ceño fruncido — no me dijiste que tenías una hija — le dijo el hombre en un tono un poco molesto y Lia le apartó la mano del hombro.— ¿Por qué debería? — cuando le contestó poniéndose a
Oliver se quedó muy quieto por un segundo, casi que le faltó la respiración y tuvo que agarrarse de la baranda para no caer al suelo. La respiración se le aceleró y la voz le tembló cuando habló.— Balística… las investigaciones dijeron que fue una fuga de combustible y no sé qué cosas más, que fue un accidente — pero el capitán Gregorio Olarte negó con vehemencia. — Desde hace unos seis meses estoy siguiendo la pista de un asesino a sueldo que fue encontrado muerto después de intentar matar a un político, al senador Roy Beltrán, pero falló y luego fue encontrado muerto — Oliver se sentó en la banca que estaba afuera, desde adentro sus hermanas notaban que algo malo estaba pasado, pero Oliver les indicó que no vinieran. — ¿Qué tiene que ver todo eso conmigo? — le preguntó y el policía lanzó un suspiro. — Cuando me asignaron el caso busqué en su… guarida, supongo, ahí encontré un baúl muy bien guardado con todos los trabajos que había realizado anteriormente, los guardaba como un tr
Lia se alejó del tumulto de personas que se acercaban a ver al hombre herido en el suelo mientras Felipe se encargaba y cuando llegó al otro lado del comedor contuvo el aliento mientras el teléfono sonaba.Con cada tono se ponía más débil hasta que se tuvo que sentar en la silla más cercana. Cuando alguien descolgó el teléfono abrió la boca para hablar, pero estaba paralizada.— Presidencia EnerTech — le dijo la voz de un hombre.— ¿O… Oliver? — el hombre se quedó en silencio un momento.— El señor Oliver no está, ¿Con quién tengo el gusto? — Lia tuvo el impulso de colgar, pero ya estaba ahí, no podía renunciar al valor que había ahorrado para llamar.— Lia, Lia De La Cruz — el hombre se aclaró la garganta.— Lia, ¿Eres tú? — tuvo que hacer un gran esfuerzo para reconocer la voz de quien estaba al otro lado.— Paul, ¿Cómo estás?— Niña, muy bien. Dime ¿Cómo estás tú? Llevamos años sin hablar — luego hizo una pausa — ¿Pasó algo? — Lia se aclaró la garganta.— Un policía me visitó esta
Desde el centro de la ciudad hasta el hotel Las Cumbres, una persona normal tardaría unas tres horas en llegar, pero Oliver en su motocicleta siempre tardaba la mitad de tiempo, y no por que condujera precisamente muy rápido, sino porque el aparato le permitía esquivar con más habilidad las piedras que se atravesaban en el camino cuando la carretera pavimentada llegaba a su fin.Era algo que Oliver tenía que tratar de solucionar, a muchos turistas les costaría más ir cuando se enteraran que la carretera destapada cubría más de la mitad del camino.Pero eso no dependía de Oliver, ni, aunque tuviera el dinero para hacerlo por su cuenta, fue entonces cuando recordó al senador Roy algo, que había casi muerto a manos del hombre que lo había intentado matar a él. Con eso en común podría empezar.Cuando se quitó el casco Sam, el abogado sobrino del doctor Cornelius, se quitó el casco y observó desde la entrada el hotel y lanzó un silbido.— Es hermoso — le comentó — en las remodelaciones tie
Lia se dejó llevar por Oliver al centro de la pista, tenía los dedos entre los suyos y ella sintió la calidez que se le extendió por toda la mano y le llegó al estómago.Oliver se detuvo en la mitad de la pista y se volvió hacia ella que le sonrió cuando él levantó la mano y ella se acercó.Apoyó su mano en el hombro del hombre que le sonrió, estaban tan cerca que el corazón de Lia dio un vuelco cuando él le apoyó la mano en la cadera.— Cuando quieras — Lia comenzó a moverse al ritmo del merengue que sonaba por los altavoces y Oliver rápidamente se adaptó a ella, bailaba tan bien que le arrancó el aliento a la mujer que bajó la mirada para no verlo a la cara, pero Oliver la tomó por el mentón para que lo mirara y ella se concentró en sus ojos oscuros.— ¿Dónde aprendiste a bailar? — él ladeó la cabeza.— Mi familia siempre fue muy fiestera — murmuró, estaban tan cerca que Lia podía sentir el palpitar del corazón del hombre contra el suyo — le miró los labios, se veían carnosos y cáli
Lia respiró profundo, había tenido una montaña de emociones en menos de cinco minutos y no había logrado entender del todo a Felipe.— ¿Mi papá? — le preguntó, por si había escuchado algo mal, pero el rubio asintió con vehemencia.— Así se presentó, y recuerdo cuando me lo mostraste en fotos, es él — Lia miró a Oliver, el hombre le daba la espalda mientras miraba por la ventana y ella apretó los puños. Quiso decirle que luego terminarían de hablar, pero no dijo nada. Salió del salón.Afuera estaba Sam, el abogado estaba recostado en la entrada del salón y le sonrió, pero Lia tenía mucho malgenio como para corresponderle la sonrisa y cuando se alejó el hombre se metió dentro.— Sé que no es buen momento — le comentó Felipe — Pero ¿Quién es ese pelirrojo? Apenas me dijo que se llamaba Sam y que Oliver lo había enviado conmigo cuando apareció ese hombre.— Será el abogado que nos ayudará con el negocio, pero no te emociones mucho, asumo que se irá cuando todo termine, puede que sea pron