Lia se alejó del tumulto de personas que se acercaban a ver al hombre herido en el suelo mientras Felipe se encargaba y cuando llegó al otro lado del comedor contuvo el aliento mientras el teléfono sonaba.Con cada tono se ponía más débil hasta que se tuvo que sentar en la silla más cercana. Cuando alguien descolgó el teléfono abrió la boca para hablar, pero estaba paralizada.— Presidencia EnerTech — le dijo la voz de un hombre.— ¿O… Oliver? — el hombre se quedó en silencio un momento.— El señor Oliver no está, ¿Con quién tengo el gusto? — Lia tuvo el impulso de colgar, pero ya estaba ahí, no podía renunciar al valor que había ahorrado para llamar.— Lia, Lia De La Cruz — el hombre se aclaró la garganta.— Lia, ¿Eres tú? — tuvo que hacer un gran esfuerzo para reconocer la voz de quien estaba al otro lado.— Paul, ¿Cómo estás?— Niña, muy bien. Dime ¿Cómo estás tú? Llevamos años sin hablar — luego hizo una pausa — ¿Pasó algo? — Lia se aclaró la garganta.— Un policía me visitó esta
Desde el centro de la ciudad hasta el hotel Las Cumbres, una persona normal tardaría unas tres horas en llegar, pero Oliver en su motocicleta siempre tardaba la mitad de tiempo, y no por que condujera precisamente muy rápido, sino porque el aparato le permitía esquivar con más habilidad las piedras que se atravesaban en el camino cuando la carretera pavimentada llegaba a su fin.Era algo que Oliver tenía que tratar de solucionar, a muchos turistas les costaría más ir cuando se enteraran que la carretera destapada cubría más de la mitad del camino.Pero eso no dependía de Oliver, ni, aunque tuviera el dinero para hacerlo por su cuenta, fue entonces cuando recordó al senador Roy algo, que había casi muerto a manos del hombre que lo había intentado matar a él. Con eso en común podría empezar.Cuando se quitó el casco Sam, el abogado sobrino del doctor Cornelius, se quitó el casco y observó desde la entrada el hotel y lanzó un silbido.— Es hermoso — le comentó — en las remodelaciones tie
Lia se dejó llevar por Oliver al centro de la pista, tenía los dedos entre los suyos y ella sintió la calidez que se le extendió por toda la mano y le llegó al estómago.Oliver se detuvo en la mitad de la pista y se volvió hacia ella que le sonrió cuando él levantó la mano y ella se acercó.Apoyó su mano en el hombro del hombre que le sonrió, estaban tan cerca que el corazón de Lia dio un vuelco cuando él le apoyó la mano en la cadera.— Cuando quieras — Lia comenzó a moverse al ritmo del merengue que sonaba por los altavoces y Oliver rápidamente se adaptó a ella, bailaba tan bien que le arrancó el aliento a la mujer que bajó la mirada para no verlo a la cara, pero Oliver la tomó por el mentón para que lo mirara y ella se concentró en sus ojos oscuros.— ¿Dónde aprendiste a bailar? — él ladeó la cabeza.— Mi familia siempre fue muy fiestera — murmuró, estaban tan cerca que Lia podía sentir el palpitar del corazón del hombre contra el suyo — le miró los labios, se veían carnosos y cáli
Lia respiró profundo, había tenido una montaña de emociones en menos de cinco minutos y no había logrado entender del todo a Felipe.— ¿Mi papá? — le preguntó, por si había escuchado algo mal, pero el rubio asintió con vehemencia.— Así se presentó, y recuerdo cuando me lo mostraste en fotos, es él — Lia miró a Oliver, el hombre le daba la espalda mientras miraba por la ventana y ella apretó los puños. Quiso decirle que luego terminarían de hablar, pero no dijo nada. Salió del salón.Afuera estaba Sam, el abogado estaba recostado en la entrada del salón y le sonrió, pero Lia tenía mucho malgenio como para corresponderle la sonrisa y cuando se alejó el hombre se metió dentro.— Sé que no es buen momento — le comentó Felipe — Pero ¿Quién es ese pelirrojo? Apenas me dijo que se llamaba Sam y que Oliver lo había enviado conmigo cuando apareció ese hombre.— Será el abogado que nos ayudará con el negocio, pero no te emociones mucho, asumo que se irá cuando todo termine, puede que sea pron
Lia observó al hombre frente a ella, tan alto y sonriente y luego ladeó la cabeza.— Yo… lo siento, olvidé quitar el anuncio, pero ya encontré inversionista — el hombre no disimuló en hacer una mueca de desagrado y dejó la maleta en la mesa más cercana.— De verdad que este negocio me conviene mucho — le contó — verás, soy el dueño del aeropuerto que está a unos minutos de aquí. Ayer un vuelo se canceló y no tenía a donde llevar a mis pasajeros, así que tuvieron que pasar la noche en el aeropuerto — le sonrió con una brillante dentadura blanca — ¿Podría reconsiderar su actual negocio? — pero Lia negó, eso sería imposible, Oliver ya estaba demasiado dentro como para decirle que no, además, ¿Quién era ese hombre como para dejar a Oliver por él?— Eso es imposible, mi socio actual es el que está invirtiendo en la remodelación y…— Entiendo, pero tengo una propuesta interesante para usted — sacó un folio de carpetas que dejó frente a Lia y ella lo miró, pero realmente no entendió mucho —
Lia abrió los ojos con sorpresa cuando la chaqueta del hombre se incendió. El fuego le llenó de repente el brazo, el cuero de la prenda ardió como encendido por gasolina y Lia jamás en su vida olvidaría la expresión de terror absoluta que se le pitó en la cara a Oliver, como si estuviera viendo la muerte cara a cara. Oliver comenzó a sacudirse con fuerza y desesperación el fuego, pero la chaqueta ya se había incendiado y Lia corrió para quitársela, pero el manoteo desesperado de él se lo impedía, así que trató de aparale el fuego con las palmas de las manos dándole unas palmadas, pero la mano de Oliver se enredó con la suya y el hombre le dio un codazo en las costillas que la lanzo sobre la estufa.Oliver comenzó a entrar en desesperación, Lia notó el terror con el que el hombre intentaba apagarse el fuego y eso la asustó tambien. Sam, el abogado, entró corriendo por la puerta escuchar el griterío y logró agarrar a Oliver por la cintura para detenerlo lo suficiente como para q
Oliver observó como el tal Eliver apoyaba la mano en la espalda de Lia y la llevaba por el pasillo del aeropuerto y lo invadió una mescla de rabia y celos.Lia no parecía para nada incómoda, todo lo contrario, aceleraba el paso cuando él lo hacía y se reía de sus chistes y eso lo enfureció más. ¿Acaso el día anterior en el hotel no se habían besado? ¿No habían hablado sobre darse una oportunidad?No quiso imaginar que la pelea que tuvieron después, o más bien la discusión, hubiera cambiado las cosas.— Es una muy buena idea, Lia — le comentaba Eliver, Oliver odió que sus nombres se parecieran, se sentía incomodo y sucio — dar un descuento en los pasajes si el motivo del viaje es ir a los termales — el hombre caminaba junto a Lia y Oliver un par de pasos tras ellos — pero hay dos cosas de por medio — comentó — si eso va a ser así, necesitaré más del tres por ciento del hotel, porque me costará, y también analizar si la idea de los tales termales sí es rentable, porque honestamente yo n
Lia sintió como el calor que tenía la controló, el cuerpo de Oliver contra el suyo se sentía cálido y cuando la erección presionó contra ella Lia no lo pudo resistir. Verlo enojado y un poco celoso le se le hizo atractivo y la lengua del hombre en su cuello la llevó a un punto de no retorno.Lo tomó de la mano ante la sorpresa del pelinegro y lo metió en el cubículo y luego le agarró el bulto que sobresalía del pantalón, dijo algo, pero de inmediato lo olvidó, como si la excitación fuera una droga que la confundiera.Lo besó y con las anchas manos Oliver le acarició la espalda por debajo de la blusa y ella metió las palmas por entre la camisa del hombre.Su piel era suabe y la fina capa de vellos que cubrían los firmes pectorales le hizo cosquillas en las sensibles heridas inflamadas que tenía en las palmas y cuando le apretó los pezones el hombre dio un salto.— No puedo creer que estemos haciendo esto — dijo él, pero Lia lo calló de un beso profundo que él recibió con placer abriend