Lia abrió los ojos con sorpresa cuando la chaqueta del hombre se incendió. El fuego le llenó de repente el brazo, el cuero de la prenda ardió como encendido por gasolina y Lia jamás en su vida olvidaría la expresión de terror absoluta que se le pitó en la cara a Oliver, como si estuviera viendo la muerte cara a cara. Oliver comenzó a sacudirse con fuerza y desesperación el fuego, pero la chaqueta ya se había incendiado y Lia corrió para quitársela, pero el manoteo desesperado de él se lo impedía, así que trató de aparale el fuego con las palmas de las manos dándole unas palmadas, pero la mano de Oliver se enredó con la suya y el hombre le dio un codazo en las costillas que la lanzo sobre la estufa.Oliver comenzó a entrar en desesperación, Lia notó el terror con el que el hombre intentaba apagarse el fuego y eso la asustó tambien. Sam, el abogado, entró corriendo por la puerta escuchar el griterío y logró agarrar a Oliver por la cintura para detenerlo lo suficiente como para q
Oliver observó como el tal Eliver apoyaba la mano en la espalda de Lia y la llevaba por el pasillo del aeropuerto y lo invadió una mescla de rabia y celos.Lia no parecía para nada incómoda, todo lo contrario, aceleraba el paso cuando él lo hacía y se reía de sus chistes y eso lo enfureció más. ¿Acaso el día anterior en el hotel no se habían besado? ¿No habían hablado sobre darse una oportunidad?No quiso imaginar que la pelea que tuvieron después, o más bien la discusión, hubiera cambiado las cosas.— Es una muy buena idea, Lia — le comentaba Eliver, Oliver odió que sus nombres se parecieran, se sentía incomodo y sucio — dar un descuento en los pasajes si el motivo del viaje es ir a los termales — el hombre caminaba junto a Lia y Oliver un par de pasos tras ellos — pero hay dos cosas de por medio — comentó — si eso va a ser así, necesitaré más del tres por ciento del hotel, porque me costará, y también analizar si la idea de los tales termales sí es rentable, porque honestamente yo n
Lia sintió como el calor que tenía la controló, el cuerpo de Oliver contra el suyo se sentía cálido y cuando la erección presionó contra ella Lia no lo pudo resistir. Verlo enojado y un poco celoso le se le hizo atractivo y la lengua del hombre en su cuello la llevó a un punto de no retorno.Lo tomó de la mano ante la sorpresa del pelinegro y lo metió en el cubículo y luego le agarró el bulto que sobresalía del pantalón, dijo algo, pero de inmediato lo olvidó, como si la excitación fuera una droga que la confundiera.Lo besó y con las anchas manos Oliver le acarició la espalda por debajo de la blusa y ella metió las palmas por entre la camisa del hombre.Su piel era suabe y la fina capa de vellos que cubrían los firmes pectorales le hizo cosquillas en las sensibles heridas inflamadas que tenía en las palmas y cuando le apretó los pezones el hombre dio un salto.— No puedo creer que estemos haciendo esto — dijo él, pero Lia lo calló de un beso profundo que él recibió con placer abriend
Lia estiró las mano cuando Oliver se enredó en el escala pie de la moto y se cayó, pero se levantó tan rápido como pudo con una elegancia digna solo de él y se volvió hacia la mujer que estaba frente a ellos, Portia, su excuñada.Una oleada de malos recuerdos la acometió cuando vio a la muchacha, nunca había sido amable con Lia y el tenerla ahí la llenó de pavor, ¿Acaso se había enterado de Hada? Miró a Oliver ¿Cómo el hombre la conocía?— ¿Se conocen? — Portia miró a Oliver cruzada de brazos y abriendo los ojos y Oliver carraspeó la garganta, avanzó hacia la mujer y le dio un apretón de manos.— Claro — comenzó él — ¿Recuerdas que te dije que EnerTech pagará la electricidad a cambio de publicidad? La conocí allá — luego se dirigió a ella — ¿Helene? — pero la muchacha negó. Solo alguien que hubiera convivido lo suficiente con las muchachas, como Lia, podría diferenciarlas, eran dos gotas de agua, pero Portia tenía un aura más fuerte y oscura.— Soy Portia — le dijo la muchacha y Olive
Lia ayudó a Eliver a entrar al hotel, y después de sentarlo en una mesa y comprobar que le sangraba la nariz y parte del lado interno del labio de abajo, Felipe lo revisó y comprobó que los daños no parecían graves.— Deberías de hablar con el agresivo de tu amigo — le dijo Felipe a Sam que estaba al lado observando todo mientras se bebía su limonada y se encogió de hombros.— No es mi amigo, nos conocimos hace un par de días, además, primero vi que le decías algo, ¿Qué le dijiste? — todos miraron al dueño del aeropuerto que tenía una mueca de dolor que a Lia le parecía fingida.— Yo no le dije nada, es un hombre agresivo — pero Lia se alejó.— Algo le tuviste que… déjenme solo con él — Felipe le dio los últimos toques y se alejaron dejándolos solos a los dos — ¿Qué le dijiste a Oliver? Nadie golpea así a otra persona solo porque sí.— ¿Lo estas defendiendo? — Lia se rascó la cabeza.— No, y no trates de voltear el tema que la ingenua aquí no soy yo, sé que lo provocaste, llevas hacie
Cuando Lia llegó al hotel en la mañana se encontró directamente con Oliver, el hombre estaba sentado en una mesa del restaurante con la bata de dormir y tenía las ojeras más grandes que Lia hubiera visto en su vida.Se acercó a él y se paró en frente dejando caer el bolso sobre la mesa y se cruzó de brazos frente al hombre que tenía un café frío en la mano y que no la miró a la cara.— Lo siento — murmuro él sin mirarla — pero él me provocó — Lia se rascó la cabeza.— Lo sé, pero fuiste un ingenuo — Oliver la miró y Lia vio en su expresión que la estaba pasando mal, pero no lo demostró.— Si hubieras escuchado las cosas que dijo de ti…— No quiero ni que me lo digas, ya deshice el trato — una sonrisa se pintó en la cara de Oliver, pero Lia se encargó de borrarla.— No, esto no ha terminado, tenemos cosas de qué hablar — miró la mano de él sobre la mesa, los nudillos estaban amoratados y ella le tomó la mano e ignoró la negativa de él. Por debajo de los nudillos, en la pálida piel, se
Lo primero que Lia sintió fue el olor a alcohol que la llenó, antes incluso de que el dolor en la mejilla la invadiera.Comenzó a abrir los ojos y la luz era demasiado resplandeciente, un brillo fuerte que le hizo cerrarlos nuevamente y quiso quedarse en esa oscuridad.Sabía que algo estaba mal, pero no podía recordarlo y no quiso hacer el intento, sabía que le dolería, pero alguien la abofeteó en la mejilla y Lia abrió los ojos.— Portia, no la golpees — le dijo Helene a su hermana y Lia trató de entender todo alrededor. Estaba acostada en el suelo y las gemelas la veían desde arriba arrodilladas a su lado, pero los objetos se movían como si estuviera en un huracán.— Veo doble — murmuró y no reconoció su propia voz.— Si nos dieran un dólar por cada vez que escuchamos ese chiste seríamos más ricas que mi hermano — ese tono agresivo era de Portia, y cuando Lia trató de recordar por qué estaba ahí, todo regresó de golpe. El rostro desfigurado de Oliver y su nueva cara y se puso de pi
Oliver abrió la puerta de su casa, el pecho le dolía como si le hubieran clavado una puñalada y el cuchillo estuviera ahí aún.Estaba harto de tener que asumir la responsabilidad de lo que había pasado con Lia anteriormente, sabía que había hecho mal, que humillarla, meter mujeres en su cama y en su casa y hacerla quedar como una tonta varias veces estaba mal, pero, ¿Por qué ella no era capaz de enfrentar su responsabilidad?El día que se casaron ante el juez ella llegó con unos pantalones oscuros y una camisa sin mangas mientras Oliver tenía un bonito traje con corbata. Le había enviado a Lia un vestido sencillo pero costoso y la mujer le contó que lo había lanzado a la chimenea.La noche de bodas, en la que Oliver pretendía solo charlar, la mujer había tomado la botella de vino y se la había vaciado en la cabeza mientras le decía que no tenía por qué cruzar palabra con él, que el trato era únicamente casarse y que no tenían ni que ser amigos.Oliver aun guardaba la camisa manchada d