Lia caminó al lado de su padre por el comedor del hotel y luego al exterior, donde el tumulto de trabajadores estaba rodeando la fuente mientras preparaban el inicio del día.— Todo está quedando muy lindo, cariño — le dijo el hombre «¿Cariño? » ¿Alguna vez le había hablado así?— Si, mi inversionista es… bueno, tiene dinero.— El hotel está hermoso, me recuerda a cuando yo era niño, mi lugar favorito era el ático del octavo piso, siempre estaba lleno de muchas cosas por explorar — Lia lo miró.— ¿Hay un ático en el último piso? — el hombre asintió.— Parecía que ni papá sabía que estaba ahí, aunque lo cierto era que tu abuelo era más bien despistado — se volvió y antes de que cruzaran por la puerta le señaló el edificio. En el último piso, al final, había una cúpula pequeña con una ventana redonda — es esa, se entra por la habitación H-65 — Lia sintió un escalofrío, esa estaba justo al lado de la habitación del doctor Coleman.Cuando cruzaron por la puerta una camioneta grande y lujo
Felipe sentía presión sobre los hombros, tanta, que le había costado dormir durante la noche y eso lo tenía medio muerto en la mañana.Su prima llegaría en unas horas y lo único que quería era desaparecer por el resto del mes antes de que la muchacha llegara a arruinarle la vida.Estaba seguro que se la pasaría metida en el hotel, su papá era guía turístico y llevaba a decenas de exploradores por los senderos ecológicos mostrando ruinas de los indígenas de las zona, y estaba seguro que su prima iría un par de veces con él, pero se aburriría, y después de aburrirse en su casa, no le quedaría más alternativa que ir con él al hotel y eso lo tenía mal.Ya la veía coqueteando con Oliver, con algún trabajador o con el mismísimo Sam… eso no podía permitirlo.El tema de Oliver y Lia era algo que lo tenía al límite, un día estaban como dos tontos enamorados, luego peleaban y pasaban semanas sin verse y ahora pasaron la noche en el hotel, juntos y empolvados.No le pareció que fuera una pelea d
Lia observó a su padre con su hija, el hombre había cambiado en cuanto vio a la niña, abrió los ojos con sorpresa y lo primero que dijo fue: Tiene las orejas de tu madre.Lia había conocido poco a su madre, murió cuando era niña de una extrañe enfermedad y su padre pudo haber sido todo lo que malo que ella quisiese recordar, pero mal esposo nunca fue. Los empleados de su casa le decían que había sido un excelente marido y su declive como padre comenzó con la ausencia de su esposa.El hombre jugó con la niña, la abrazó y le enseñó chistes y cosas que a Lia nunca le había enseñado. Era raro y hasta incomodo de ver, pero más raro a un ver como la niña se adaptó al hombre.Le mostraba sus juguetes y, aunque estaba relativamente insegura, era más abierta de lo que Lia la había visto jamás con un desconocido… «pero no con Oliver » se dijo, con él se había portado de una forma increíble. Supuso que la sangre si llama.Después del desayuno Lia misma bañó a Hada, hacía semanas no lo hacía, las
Lia caminó hacia el hotel con el corazón latiendo con fuerza. Tenía a Hada en una mano y en la otra una pequeña lonchera.Era común que la llevara al hotel de vez en cuando, pero desde que empezaron las remodelaciones y con todo lo acontecido con Oliver no se le había ocurrido, pero ya era hora de enfrentarlo.No sabía por qué Oliver no había querido insistir en verla. El día en que Lia fue a la cuidad para que él firmara el contrato el hombre le había pedido que hablaran de la niña, pero con todo lo que pasó no lo hizo y después con los fantasmas sí que menos.Se frenó en seco a la mitad del camino y apretó la manito de la niña, pero sacudió la cabeza. Si no saldrían del primer piso ¿Qué podía pasar?Ese era otro asunto que tenían que resolver, y con todas sus fuerzas esperó a que los hombres en las cámaras de seguridad hubieran encontrado a algún vagabundo que se hubiera colado en el hotel como decía Oliver, porque de lo contrario… imaginó que tendrían que llamar a un exorcista, li
Lia estiró la mano para agarrar el hombro de Oliver, pero él la tomó con poco cuidado de las muñecas con una sola mano y las presionó por sobre su cabeza en el escritorio, inmovilizándola.Sintió como el hombre entraba y salía de dentro de ella, y la sensación la tenía embriagada, paralizada. Las manos del hombre sobre sus muñecas se aferraron como dos masas de hierro y la fuerza del cuerpo de Oliver la excitó más.Sobre ella, él daba círculos con la cadera y entrecerraba los ojos disfrutando del placer que la húmeda entrada de Lia le proporcionaba y el aliento acelerado se estrellaba contra la cara de ella.De un hábil movimiento la tomó por el hombro y la volteó boca abajo, más cosas cayeron del escritorio, pero girar teniéndolo aún adentro le arrancó un gemido por la sensación.Desde atrás Oliver la envistió con un ritmo fuerte y constante, las piernas del hombre se recostaban contra las suyas y los músculos tensos de él se sentían tan duros y la piel tan cálida que Lia quiso tocar
Lia bajó al primer piso una hora después y no miró a la cara de nadie, estaba segura que los trabajadores la habían escuchado gemir, pero no pudo contenerse.Cuando alzó la mirada se dio cuenta de que ninguno le presta mucha atención así que eso la tranquilizó.Cuando llegó al primer piso por el ascensor, ya que no quería volver a pisar las escaleras en lo que le quedaba de vida, vio a Oliver con Hada y sintió un pinchazo en el pecho.Se veía radiante y feliz y todos los trabajadores del hotel estaban muy pendientes contemplando la imagen, no sabían que él era el papá de la niña y tanta efusividad los tenía confundidos, y cuando buscaron la respuesta en ella Lia los despachó con un estoico: Luego les cuento.— ¿Dónde está Felipe? — le preguntó a Gis que tenía las mejillas machadas de pintura. Oliver les había dicho a los trabajadores del hotel que se tomaran un par de semanas de descanso remunerado, cosa que les hizo abrir los ojos de la impresión, pero ninguno aceptó la oferta de que
Aunque Lia había dormido casi toda la noche en la habitación del quinto piso con Oliver, se sentía extrañamente cansada, el orgasmo le había arrancado la energía y ahora estaba somnolienta, y si quería resistir la noche de caza fantasmas que harían las gemelas con Sam debía dormir un poco.Oliver se la pasó mirando a Esther y ella a él en un coqueteó silencioso y discreto, pero Lia lo notó, y eso le llenó el cuerpo de rabia y celos. CELOS. Esa era la palabra, sin adornos y sin no aceptarlo, celos.Los sintió dentro del estómago y del pecho. Oliver se había acostado con ella una hora entes y en ese momento estaba coqueteando con la prima del mesero y eso la lleno de rabia.— Lo que yo veo es que Oliver te mira después de darle una mirada a mi prima — le contó Felipe cuando se alejaron lo suficiente — tal vez esté intentando darte celos — Lia pensó que era una técnica que él ya había usado en varias ocasiones en el pasado, cuando se acostó con su amiga y con la otra mujer en la cama que
Lia y Portia casi que se abrazaron una al lado de la otra, el hotel se llenó de un grito agónico que las dejó medio paralizadas.— Corran — repitió la voz de la niña a través del aparato, su voz llegaba cargada de estática, pero era entendible.Portia fue la primera en moverse, con las manos un poco temblorosas se agachó cuando el grito se detuvo y agarró el aparato.— ¿De quién era ese grito? — le preguntó Lia a la muchacha — no parecía a Helene ni a Esther — la exmodelo se encogió de hombros, parecía estar relajada, aunque un poco nerviosa.— ¿Crees que esto funcione? — le preguntó señalando el aparto. Lia recordó la voz de la niña cuando le pidió ayuda la noche anterior, y sí, era la misma, así que asintió con la cabeza.— Vamos a la habitación — le señaló Lia, era donde había pasado la noche con Oliver, ahí los había guiado la niña y por alguna razón pensó que era un lugar seguro.Cuando entraron en el cuarto, estaba a oscuras, Portia movió el interruptor, pero no pasó nada, y cua