James tenía el ánimo por el suelo. En el banco le habían negado el crédito que solicitó, y esa era su última opción para encontrar el dinero suficiente para pagar el chantaje de Michael. La información que el detective tenía en su poder era oro para el desesperado hombre. No importaba cuánto dinero quisiera, James estaría dispuesto a pagarlo, aunque ya le había pintado una diana al detective. Michael no tenía idea de la clase de enemigo que había hecho.
Llegó a su gimnasio que estaba abierto al público. Sus clientes más fieles lo saludaron, también los empleados. James respondió a los saludos cortésmente, pero carente de felicidad. Pasó hasta el fondo del local, a una pequeña parcela en la que se practicaba boxeo en un ring. No había nadie, por eso escogió ese sitio para pensar en soledad. La idea de vender el
Un auto pequeño y para nada lujoso se estacionó a orillas de la acera de la casa de Michael. Y un par de hombres descendió de él; vestidos de chándal y camiseta de tirantes, daban la sensación de que llegaban de estar en el gimnasio. Saludaron con mucha amabilidad a los vecinos que se cruzaron en su paso, caminaron a la entrada. Nadie sospecharía de ellos, a primera impresión parecían ser personas de bien, y la facilidad y naturalidad con la que ingresaron a la casa de Michael hizo creer que eran conocidos del convecino.-Revisa atrás. Yo me ocupo de estas zonas. –Ordenó uno de los hombres al otro. Se colocó guantes y empezó a abrir cajones y a mover objetos. Ciro les había dado instrucciones precisas: recolectar todo cuanto encontraran, sea o no revelador. El italiano quería saber quién
Cuando Bethany llegó a la mansión Tonali, encontró a Ciro dándole de comer a los perros. El italiano no se fijó en la llegada de su esposa hasta que ya se hubo estacionado. En el pasado se habría acercado para recibirla con un fuerte abrazo, ahora se limitó a extender una triste sonrisa sin dejar de hacer su trabajo. Bethany descendió del vehículo despacio, mirando con recelo a Ciro, pensando en lo que platico con Brahim. Se le revolvía el estomago del repudio al pensar que aquel sujeto que se presentó como un ángel estando ella en el hospital, en realidad era un monstruo.-¿Dónde estabas? –Alcanzó a preguntar Ciro antes de que su esposa se perdiera al interior de la casa. No era una pregunta posesiva sino un intento de comenzar una conversación.-Paseando. –Resumió, sin desear meterse en una entreteje de mentiras que bien podía salir mal. Bethany continuó a la casa, y Ciro dio por terminado su trabajo. La siguió hasta la sala principal, y antes de que tomara rumbo escaler
Era media noche y Michael yacía recostado bajo un puente en una plaza poco frecuentada de Florencia. En cuanto se enteró del allanamiento a su casa por parte de los hombres de Ciro, tomó un bolso en el que empacó unas cuantas latas de comida y dos cambios de ropa, y se perdió por las calles queriendo esconderse de los hermanos Tonali. Había jugado con fuego, y ahora el fuego estaba quemándolo todo. Debía ser cauteloso para no quedar engullido por las llamas, así que se deshizo de todas sus identificaciones: falsas y verdaderas; también de tarjetas, cheques y de su celular, cualquier dispositivo que pudiera colocarlo en el radar. El dinero que tenía era suficiente para sobrevivir unas cuantas semanas, pero más tarde que temprano se le acabaría. Debía buscar una pronta solución y esa sería su contratador: James Beghue. En cuanto accediera a su chantaje y pagara los cuarenta y ocho millones de dólares que le estaba pidiendo para entregar la información que recopiló. James era un h
Brahim estaba más pendiente de los retrovisores del auto que de la carretera. Esa misteriosa figura detrás del árbol lo puso en alerta. En su posición, podía tratarse desde policías hasta enemigos de otras mafias, lo que fuere era malo.-Respóndeme: ¿Por qué estabas en esa plaza? -Le preguntó Brahim a Bethany, con muchísima seriedad.-¿Qué más dará? -Fue la insípida respuesta que lo hizo enfurecer. Golpeó el tablero del auto con una mano, robándose toda la atención de su acompañante.-¡Maldición! Responde la pregunta. -La miró con los ojos encendidos de ira.-Esperaba el anochecer para que al regresar a casa Ciro ya se hubiese dormido. -Mintió hábilmente. A Brahim no le importaba la vida de Derek, tampoco le importaba lo que ella hiciera o dejara de hacer.-Pues has llamado la atención de algún indeseado. -Dijo Brahim moderando su tono de voz. Bethany siguió su curiosa mirada hacia el retrovisor para ver un insignificante taxi siguiéndolos.-¿Quién crees que sea?-No lo sé y no me det
A Bethany se le había antojado un café latte, por eso decidió bajar de la habitación a la cocina. Ciro hacía un largo rato que se había ido a dónde no sabía, y aún no llegaba.Entró a la cocina que estaba completamente sola, las mujeres del servicio ya se habían marchado a sus respectivos hogares, cuando dieron por terminado su horario de trabajo. Se preparó su bebida con mucha lentitud, no quería que las prisas estropearan su buen sabor. El café del latte era su preferido. Su sabor le traía recuerdos familiares que llegaban a alborotar su sentido nostálgico. Lo bebía a fuerza de una especie de masoquismo.Hizo una mueca de disgusto cuando vio a Brahim entrando, creyó que estaba sola. El hombre recargó su hombro derecho contra el borde de la entrada y se dispuso a mirarla con ínfulas seductoras. Al ver que Bethany no se inmut&oacut
Todo era confuso. En su mente pasaban recuerdos relámpagos donde estaba corriendo, mirando hacia atrás constantemente. Tropezó y lo siguiente que tomaba un poco de fuerza en sus memorias era la punzada en su cabeza al sentir un contundente golpe. Mientras caía, recordaba haberse despedido de quienes amaba.Cuando empezó a tener conciencia de los hechos, lo primero que notó fue que su cuerpo estaba inmovilizado. Sus brazos y sus piernas estaban amarrados y muertos a su voluntad. Enseguida alguien le retiró la bolsa de tela que cubría su cabeza. Tardó algunos minutos en adecuar su vista a la luz, parecía tener un faro puesto justo frente a él.-Buongiorno. –Escuchó una voz. Había pasado mucho tiempo investigando e inmiscuyendo en la vida de los Tonali para saber que se trataba de Brahim.Éste estaba parado muy cerca a Michael mientras que Ciro estaba un
Cuando hubieron sucedido poco más de cuatro meses, Bethany Carter despertó del coma en una insípida y fría cama de hospital en la glamorosa ciudad de Florencia, en Italia. Sin el menor recuerdo de quién era, amnesia retrógrada fue su diagnóstico. El doctor Vitto, un hombre que a pesar de su avanzada edad, no sucumbía a los deterioros de la vejez, paseaba una suave luz por sus ojos, terminando con la revisión rutinaria. -Muy bien señorita Carter. Todo parece estar en orden, pero eso es algo que solo usted podría confirmarme. Dígame ¿algún mal la apercibido recientemente? -Preguntó el doctor.-No, en lo absoluto. -Respondió Bethany, sentada en la cama, vistiendo una bata de hospital. Era una mujer de tez pálida y cabello rojizo con un corte que le caía un poco más abajo de los hombros. -Perfecto. -Exclamó Vitto con simpatía, de pie en una esquina. -El señor Tonali se encuentra a esperas de poder verla ¿Desea que le permita el ingreso? -Inquirió. Bethany retorció la sábana, nerviosa. E
A mitad de la madrugada, Bethany se removía y pataleaba en la cama, por respeto, Ciro le dejó la habitación principal para ella sola, mientras que él se cambió a una de huéspedes. La mujer era atacada por lo que parecían ser pesadillas. Un par de orbes negros que la miraban en una solemne oscuridad y unas manos que apretaban su delgado cuello. Ella forcejeaba por querer sobrevivir, aunque despacio iba perdiendo la consciencia. Finalmente, despertó sobresaltada cuando en sus pesadillas cayó al suelo. Se sentó con la respiración agitada, mirando a sus alrededores. Encendió la lámpara sobre la mesita auxiliar reconociendo la habitación en que se hallaba. Su memoria seguía siendo ineficaz, y era perturbador. Pisó el suelo, descalza y se aproximó a la puerta, la abrió y asomó la cabeza; todo parecía estar en orden: había silencio y oscuridad, normal considerando las altas horas de la noche. Regresó al interior de la habitación y cerró la puerta con seguro, también la del balcón. Volvió a