A Bethany se le había antojado un café latte, por eso decidió bajar de la habitación a la cocina. Ciro hacía un largo rato que se había ido a dónde no sabía, y aún no llegaba.
Entró a la cocina que estaba completamente sola, las mujeres del servicio ya se habían marchado a sus respectivos hogares, cuando dieron por terminado su horario de trabajo. Se preparó su bebida con mucha lentitud, no quería que las prisas estropearan su buen sabor. El café del latte era su preferido. Su sabor le traía recuerdos familiares que llegaban a alborotar su sentido nostálgico. Lo bebía a fuerza de una especie de masoquismo.
Hizo una mueca de disgusto cuando vio a Brahim entrando, creyó que estaba sola. El hombre recargó su hombro derecho contra el borde de la entrada y se dispuso a mirarla con ínfulas seductoras. Al ver que Bethany no se inmut&oacut
Todo era confuso. En su mente pasaban recuerdos relámpagos donde estaba corriendo, mirando hacia atrás constantemente. Tropezó y lo siguiente que tomaba un poco de fuerza en sus memorias era la punzada en su cabeza al sentir un contundente golpe. Mientras caía, recordaba haberse despedido de quienes amaba.Cuando empezó a tener conciencia de los hechos, lo primero que notó fue que su cuerpo estaba inmovilizado. Sus brazos y sus piernas estaban amarrados y muertos a su voluntad. Enseguida alguien le retiró la bolsa de tela que cubría su cabeza. Tardó algunos minutos en adecuar su vista a la luz, parecía tener un faro puesto justo frente a él.-Buongiorno. –Escuchó una voz. Había pasado mucho tiempo investigando e inmiscuyendo en la vida de los Tonali para saber que se trataba de Brahim.Éste estaba parado muy cerca a Michael mientras que Ciro estaba un
Luego de salir de la casa de Michael, Ciro, con el disgusto haciendo que su sangre hirviera, se disponía a llegar a su casa, sin embargo, no estaba listo para encarar a su esposa. ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionaría? Ésta ultima interrogante era lo que más lo asustaba. Nunca había reaccionado de forma violenta con ella, ni siquiera la primera vez de su infidelidad, pero no estaba seguro de que podía sobrellevarlo igual de bien ahora. Esta vez sentía que su alma estaba siendo estrujada y todo lo deseaba era destruir algo con sus puños, hasta verlos sangrantes y descarnados, y que su ira fluyera al exterior a través de sus heridas, tenían que ser enormes aberturas. Se detuvo en un pole dance sin tener absoluta conciencia de lo que hacía. Por su mente solo pasaba la venganza, como no pod
Los pies descalzos de Bethany entraban en contacto con el césped verde, y húmedo a causa de los aspersores que el jardinero había puesto más temprano.El portón de hierro estaba justo frente a ella, y se veía más lejos de lo normal. Solo cruzando aquellas rejas lograría tener libertad, o al menos el principio de ella. Empezó a caminar despacio, casi de puntitas, siendo lo más sigilosa que podía. Era de madrugada así que Ciro estaba durmiendo, si no escapaba en ese momento, entonces no habría otro. Aceleró el paso sintiéndose muy lenta, pero las rejas iban alejándose cada vez más.-¡Bethany! -Escuchó el feroz grito de su captor desde el interior de la casa. Ciro había despertado. Ya no importaba ser sigilosa. Su caminata rápida, cambió a ser una carrera por su vida.Corrió tan veloz como pudo, aún así no conseguía acortar su distancia respecto al del portón de hierro. Y si su sufrimiento no fuera suficiente, los perros salieron de su guarida directo hacia ella. Entendió que no estaban
Ciro se hacía el nudo de la corbata con gran afán; equivocándose una y otra vez hasta perder la paciencia. No estaba habituado a anudársela él mismo, solía ser ayudado por Bethany quien lo hacía en un parpadeo. Pero esta vez no podía acudir a ella o arruinaría lo que tenía en mente. Rendido ante la frustración, dejó el nudo mal hecho y la corbata torcida pensando que se veía mejor de lo que suponía, y aunque no fuera así no perdería más tiempo en ella. Ese ridículo accesorio había consumido mucho de su tiempo, más del que se llevó en cualquier otra pieza de su traje. Sonó de pronto un timbre que no era el de su celular. Demoró un poco en fijarse que se trataba del pequeño android que le había confiscado al detective. Se acercó a la mesita de noche junto a su cama y extrajo el ruidoso aparato del primer cajón en el que lo tenía guardado. “Desconocido” se leía en el identificador, era un número que no estaba registrado, aún así sabía que se trataba de James. Se amargó de inm
El palo Sand Wedgede Ciro golpeó la pequeña bola blanca que rodó hasta caer dentro del hoyo. El primogénito se pavoneó de su logro y vociferaba pretensiones mientras que se alistaba para el siguiente tiro. Brahim estaba absorto de su realidad, ni siquiera caía en cuenta que Ciro estaba por robarle su turno. Observaba atento hacia el balcón de la habitación principal. Bethany estaba allí de pie, correspondiendo a su acosadora mirada. Con la fresca brisa del viento agitando etéreamente sus cabellos rojizos. En los últimos días, Ciro se había convertido en una especie de “ángel” guardián que cuidaba, día y noche, a Bethany de las tentaciones de “Lucifer.” Aquel vistazo distante era el primer contacto que reencontraba a los acompasados amantes después de varias semanas de insipiencia.Brahim había deseado tener la oportunidad de poder hablar con ella, aunque no sabía muy bien qué le diría. Aquella última conversación que tuvieron le había dejado mucho en qué pensar. Y sentía, ca
Ese mismo día, más tarde, Bethany intentaría por enésima vez salir de la casa. Adentro de la mansión Tonali todo estaba rigurosamente vigilado. La privacidad era limitada, casi inexistente, así que debía ir a un lugar que estuviera lejos del control de su esposo, que para su suerte no se hallaba en casa en ese momento. Su principal problema era el vigilante que prácticamente daba la bienvenida a la mansión. El corpulento sujeto no salía del pequeño cuartito junto al inmenso portón de hierro para nada, ni siquiera para comer. Tan solo abandonaba su puesto cuando requería utilizar el sanitario que era una pequeña estancia en el interior de su casilla de vigilancia.Bethany jugaba con los perros en el amplío porche de áreas verdes haciéndose la disimulada ante el vigilante que ni siquiera sospechaba de sus intenciones, lo que le daba tranquilidad para ojear su a
James estaba recargado sobre la pared con los brazos cruzados mirando pasmado la contestadora. Había escuchado el mensaje ya tres veces sin poder creérselo todavía. Se acercó y por cuarta vez reprodujo el audio:-Grabo este mensaje para quien pueda interesarle: Soy Bethany Carter, o eso creo. Estoy atrapada en Italia y necesito ayuda para regresar a Estados Unidos.Golpeó la mesita de madera con su mano hecha puño. No tenía dudas, era la voz de Anne. Había sucedido mucho tiempo desde la última vez que la escuchó, pero nunca la olvidaría. Incluso en sus sueños podía distinguirla tan claramente que era como si la tuviera frente a él. Ese melódico tono que durante años hizo sonar su vida.Un mar de sentimientos arribó su interior. Ira, emoción y nostalgia ondeaba en su turbulenta alma, al final no sabía por qué lloraba. Tal vez por culpa de la impotencia, puesto que nadie le creía aun cuando tenía la razón. Su amada Anne seguía viva.Se obligó a recomponerse, no era el momento oportuno p
Eran las tres de la mañana cuando Bethany fue sobrevenida por los antojos de medianoche. Salió de su dormitorio descalza para no advertir a Ciro, aunque era un poco difícil. El italiano no esperó un nuevo intento de fuga de su esposa cuando decidió reforzar la seguridad colocando cámaras en cada rincón de la casa, sensores de movimientos que enviaban señales a su celular y hasta veinte guardias que sondearan los exteriores de la casa las veinticuatro horas del día. También afirmó la entrada contratando un segundo guardia que ayudara en el control de quién sale o entra de la propiedad. A Bethany le parecía absurdo, ya solo le faltaba construir una habitación del pánico. Abrió el refrigerador y ojeó cada alimento que encontró allí, aunque era la sección de postres la que m&a