Luego de salir de la casa de Michael, Ciro, con el disgusto haciendo que su sangre hirviera, se disponía a llegar a su casa, sin embargo, no estaba listo para encarar a su esposa. ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionaría? Ésta ultima interrogante era lo que más lo asustaba. Nunca había reaccionado de forma violenta con ella, ni siquiera la primera vez de su infidelidad, pero no estaba seguro de que podía sobrellevarlo igual de bien ahora. Esta vez sentía que su alma estaba siendo estrujada y todo lo deseaba era destruir algo con sus puños, hasta verlos sangrantes y descarnados, y que su ira fluyera al exterior a través de sus heridas, tenían que ser enormes aberturas.
Se detuvo en un pole dance sin tener absoluta conciencia de lo que hacía. Por su mente solo pasaba la venganza, como no pod
Los pies descalzos de Bethany entraban en contacto con el césped verde, y húmedo a causa de los aspersores que el jardinero había puesto más temprano.El portón de hierro estaba justo frente a ella, y se veía más lejos de lo normal. Solo cruzando aquellas rejas lograría tener libertad, o al menos el principio de ella. Empezó a caminar despacio, casi de puntitas, siendo lo más sigilosa que podía. Era de madrugada así que Ciro estaba durmiendo, si no escapaba en ese momento, entonces no habría otro. Aceleró el paso sintiéndose muy lenta, pero las rejas iban alejándose cada vez más.-¡Bethany! -Escuchó el feroz grito de su captor desde el interior de la casa. Ciro había despertado. Ya no importaba ser sigilosa. Su caminata rápida, cambió a ser una carrera por su vida.Corrió tan veloz como pudo, aún así no conseguía acortar su distancia respecto al del portón de hierro. Y si su sufrimiento no fuera suficiente, los perros salieron de su guarida directo hacia ella. Entendió que no estaban
Ciro se hacía el nudo de la corbata con gran afán; equivocándose una y otra vez hasta perder la paciencia. No estaba habituado a anudársela él mismo, solía ser ayudado por Bethany quien lo hacía en un parpadeo. Pero esta vez no podía acudir a ella o arruinaría lo que tenía en mente. Rendido ante la frustración, dejó el nudo mal hecho y la corbata torcida pensando que se veía mejor de lo que suponía, y aunque no fuera así no perdería más tiempo en ella. Ese ridículo accesorio había consumido mucho de su tiempo, más del que se llevó en cualquier otra pieza de su traje. Sonó de pronto un timbre que no era el de su celular. Demoró un poco en fijarse que se trataba del pequeño android que le había confiscado al detective. Se acercó a la mesita de noche junto a su cama y extrajo el ruidoso aparato del primer cajón en el que lo tenía guardado. “Desconocido” se leía en el identificador, era un número que no estaba registrado, aún así sabía que se trataba de James. Se amargó de inm
La relación entre Ciro y Brahim estaba notoriamente fracturada. Casi no se dirigían la palabra y los pocos momentos que compartían estaban impregnados de tensión. Entre ellos existía una delgada estela de hostilidad, latente a estallar. Brahim golpeó su palo de golf contra sus zapatillas SDR viendo de soslayo a su hermano; quien hasta ahora se había comportado de forma racional, aunque un poco distante.-¿Cómo marchan las cosas con Bethany? –Preguntó, descolocando a Ciro de sus cabales. Prefirió entonces concentrarse en su tiro para así contenerse a lanzarle una mirada asesina.-¿Te refieres a cómo marchan después de haberse revolcado contigo? –dijo hostil, lamentándose por su mal tiro que le dejó el triunfo a Brahim en bandeja de plata.-No. Me refier
Ese mismo día, más tarde, Bethany intentaría por enésima vez salir de la casa. Adentro de la mansión Tonali todo estaba rigurosamente vigilado. La privacidad era limitada, casi inexistente, así que debía ir a un lugar que estuviera lejos del control de su esposo, que para su suerte no se hallaba en casa en ese momento. Su principal problema era el vigilante que prácticamente daba la bienvenida a la mansión. El corpulento sujeto no salía del pequeño cuartito junto al inmenso portón de hierro para nada, ni siquiera para comer. Tan solo abandonaba su puesto cuando requería utilizar el sanitario que era una pequeña estancia en el interior de su casilla de vigilancia.Bethany jugaba con los perros en el amplío porche de áreas verdes haciéndose la disimulada ante el vigilante que ni siquiera sospechaba de sus intenciones, lo que le daba tranquilidad para ojear su a
James estaba recargado sobre la pared con los brazos cruzados mirando pasmado la contestadora. Había escuchado el mensaje ya tres veces sin poder creérselo todavía. Se acercó y por cuarta vez reprodujo el audio:-Grabo este mensaje para quien pueda interesarle: Soy Bethany Carter, o eso creo. Estoy atrapada en Italia y necesito ayuda para regresar a Estados Unidos.Golpeó la mesita de madera con su mano hecha puño. No tenía dudas, era la voz de Anne. Había sucedido mucho tiempo desde la última vez que la escuchó, pero nunca la olvidaría. Incluso en sus sueños podía distinguirla tan claramente que era como si la tuviera frente a él. Ese melódico tono que durante años hizo sonar su vida.Un mar de sentimientos arribó su interior. Ira, emoción y nostalgia ondeaba en su turbulenta alma, al final no sabía por qué lloraba. Tal vez por culpa de la impotencia, puesto que nadie le creía aun cuando tenía la razón. Su amada Anne seguía viva.Se obligó a recomponerse, no era el momento oportuno p
Eran las tres de la mañana cuando Bethany fue sobrevenida por los antojos de medianoche. Salió de su dormitorio descalza para no advertir a Ciro, aunque era un poco difícil. El italiano no esperó un nuevo intento de fuga de su esposa cuando decidió reforzar la seguridad colocando cámaras en cada rincón de la casa, sensores de movimientos que enviaban señales a su celular y hasta veinte guardias que sondearan los exteriores de la casa las veinticuatro horas del día. También afirmó la entrada contratando un segundo guardia que ayudara en el control de quién sale o entra de la propiedad. A Bethany le parecía absurdo, ya solo le faltaba construir una habitación del pánico. Abrió el refrigerador y ojeó cada alimento que encontró allí, aunque era la sección de postres la que m&a
Ciro estaba en su oficina, sentado frente a su ordenador. Había considerado la idea de borrar los archivos recopilados por el detective, pero qué caso tenía hacerlo ahora, cuando Anne ya sabía la verdad. Fue muy ingenuo al relevar el contenido de aquellos archivos, y más ingenuo aun al pensar que Anne no los encontraría. Debió llevarlos a otro ordenador o pasar todo a una memoria USB que nunca soltaría. Ahora, las concecuencias le estaban pasando factura por su descuido.-Ya estoy aquí. ¿Qué sucede? -era Brahim entrando sin previo aviso. Ciro seguía sin poder verlo con buena cara, siempre con el entrecejo fruncido y ojos inexpresivos. Lo vio acomodarse en la silla al otro lado del escritorio.-Planeo ir a Rusia. Tendrás que hacerte cargo de las empresas. -le dijo sin rodeos.-¿Para eso me has hecho venir? Ya lo hemos hecho antes: tú te vas de vacaciones, yo me hago cargo y cuando vuelvas enmiendas mis errores.-No, hermano, está vez será diferent
A primeras horas de la mañana, Jonas llegaba a la jefatura de policías luego de una ardua noche tratando con vagos y adolescentes pandilleros. En las últimas horas no había dado cabida a otros asuntos en su mente, más que la operación rescate para traer a Anne de regreso, así que siguió directo a la segunda planta, ansioso de conocer los detalles. No obstante, antes de subir por las escaleras encontró a James tumbado sobre una incómoda butaca de madera, estaba dormido.-James. -empezó a despertarlo dándole suaves empujones. No demoró mucho en reaccionar.-¿Qué sucede? -se despertó sobresaltado, el policía tuvo que contenerlo para que no se levantara.-¿Desde cuándo estás aquí? -preguntó Jonas. La respuesta demoró un bostezo y una estirada de brazos-Llegue a las cuatro de la madrugada. Maddox me h