Era media noche y Michael yacía recostado bajo un puente en una plaza poco frecuentada de Florencia. En cuanto se enteró del allanamiento a su casa por parte de los hombres de Ciro, tomó un bolso en el que empacó unas cuantas latas de comida y dos cambios de ropa, y se perdió por las calles queriendo esconderse de los hermanos Tonali. Había jugado con fuego, y ahora el fuego estaba quemándolo todo. Debía ser cauteloso para no quedar engullido por las llamas, así que se deshizo de todas sus identificaciones: falsas y verdaderas; también de tarjetas, cheques y de su celular, cualquier dispositivo que pudiera colocarlo en el radar. El dinero que tenía era suficiente para sobrevivir unas cuantas semanas, pero más tarde que temprano se le acabaría. Debía buscar una pronta solución y esa sería su contratador: James Beghue. En cuanto accediera a su chantaje y pagara los cuarenta y ocho millones de dólares que le estaba pidiendo para entregar la información que recopiló. James era un h
Brahim estaba más pendiente de los retrovisores del auto que de la carretera. Esa misteriosa figura detrás del árbol lo puso en alerta. En su posición, podía tratarse desde policías hasta enemigos de otras mafias, lo que fuere era malo.-Respóndeme: ¿Por qué estabas en esa plaza? -Le preguntó Brahim a Bethany, con muchísima seriedad.-¿Qué más dará? -Fue la insípida respuesta que lo hizo enfurecer. Golpeó el tablero del auto con una mano, robándose toda la atención de su acompañante.-¡Maldición! Responde la pregunta. -La miró con los ojos encendidos de ira.-Esperaba el anochecer para que al regresar a casa Ciro ya se hubiese dormido. -Mintió hábilmente. A Brahim no le importaba la vida de Derek, tampoco le importaba lo que ella hiciera o dejara de hacer.-Pues has llamado la atención de algún indeseado. -Dijo Brahim moderando su tono de voz. Bethany siguió su curiosa mirada hacia el retrovisor para ver un insignificante taxi siguiéndolos.-¿Quién crees que sea?-No lo sé y no me det
A Bethany se le había antojado un café latte, por eso decidió bajar de la habitación a la cocina. Ciro hacía un largo rato que se había ido a dónde no sabía, y aún no llegaba.Entró a la cocina que estaba completamente sola, las mujeres del servicio ya se habían marchado a sus respectivos hogares, cuando dieron por terminado su horario de trabajo. Se preparó su bebida con mucha lentitud, no quería que las prisas estropearan su buen sabor. El café del latte era su preferido. Su sabor le traía recuerdos familiares que llegaban a alborotar su sentido nostálgico. Lo bebía a fuerza de una especie de masoquismo.Hizo una mueca de disgusto cuando vio a Brahim entrando, creyó que estaba sola. El hombre recargó su hombro derecho contra el borde de la entrada y se dispuso a mirarla con ínfulas seductoras. Al ver que Bethany no se inmut&oacut
Todo era confuso. En su mente pasaban recuerdos relámpagos donde estaba corriendo, mirando hacia atrás constantemente. Tropezó y lo siguiente que tomaba un poco de fuerza en sus memorias era la punzada en su cabeza al sentir un contundente golpe. Mientras caía, recordaba haberse despedido de quienes amaba.Cuando empezó a tener conciencia de los hechos, lo primero que notó fue que su cuerpo estaba inmovilizado. Sus brazos y sus piernas estaban amarrados y muertos a su voluntad. Enseguida alguien le retiró la bolsa de tela que cubría su cabeza. Tardó algunos minutos en adecuar su vista a la luz, parecía tener un faro puesto justo frente a él.-Buongiorno. –Escuchó una voz. Había pasado mucho tiempo investigando e inmiscuyendo en la vida de los Tonali para saber que se trataba de Brahim.Éste estaba parado muy cerca a Michael mientras que Ciro estaba un
Luego de salir de la casa de Michael, Ciro, con el disgusto haciendo que su sangre hirviera, se disponía a llegar a su casa, sin embargo, no estaba listo para encarar a su esposa. ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionaría? Ésta ultima interrogante era lo que más lo asustaba. Nunca había reaccionado de forma violenta con ella, ni siquiera la primera vez de su infidelidad, pero no estaba seguro de que podía sobrellevarlo igual de bien ahora. Esta vez sentía que su alma estaba siendo estrujada y todo lo deseaba era destruir algo con sus puños, hasta verlos sangrantes y descarnados, y que su ira fluyera al exterior a través de sus heridas, tenían que ser enormes aberturas. Se detuvo en un pole dance sin tener absoluta conciencia de lo que hacía. Por su mente solo pasaba la venganza, como no pod
Los pies descalzos de Bethany entraban en contacto con el césped verde, y húmedo a causa de los aspersores que el jardinero había puesto más temprano.El portón de hierro estaba justo frente a ella, y se veía más lejos de lo normal. Solo cruzando aquellas rejas lograría tener libertad, o al menos el principio de ella. Empezó a caminar despacio, casi de puntitas, siendo lo más sigilosa que podía. Era de madrugada así que Ciro estaba durmiendo, si no escapaba en ese momento, entonces no habría otro. Aceleró el paso sintiéndose muy lenta, pero las rejas iban alejándose cada vez más.-¡Bethany! -Escuchó el feroz grito de su captor desde el interior de la casa. Ciro había despertado. Ya no importaba ser sigilosa. Su caminata rápida, cambió a ser una carrera por su vida.Corrió tan veloz como pudo, aún así no conseguía acortar su distancia respecto al del portón de hierro. Y si su sufrimiento no fuera suficiente, los perros salieron de su guarida directo hacia ella. Entendió que no estaban
Ciro se hacía el nudo de la corbata con gran afán; equivocándose una y otra vez hasta perder la paciencia. No estaba habituado a anudársela él mismo, solía ser ayudado por Bethany quien lo hacía en un parpadeo. Pero esta vez no podía acudir a ella o arruinaría lo que tenía en mente. Rendido ante la frustración, dejó el nudo mal hecho y la corbata torcida pensando que se veía mejor de lo que suponía, y aunque no fuera así no perdería más tiempo en ella. Ese ridículo accesorio había consumido mucho de su tiempo, más del que se llevó en cualquier otra pieza de su traje. Sonó de pronto un timbre que no era el de su celular. Demoró un poco en fijarse que se trataba del pequeño android que le había confiscado al detective. Se acercó a la mesita de noche junto a su cama y extrajo el ruidoso aparato del primer cajón en el que lo tenía guardado. “Desconocido” se leía en el identificador, era un número que no estaba registrado, aún así sabía que se trataba de James. Se amargó de inm
El palo Sand Wedgede Ciro golpeó la pequeña bola blanca que rodó hasta caer dentro del hoyo. El primogénito se pavoneó de su logro y vociferaba pretensiones mientras que se alistaba para el siguiente tiro. Brahim estaba absorto de su realidad, ni siquiera caía en cuenta que Ciro estaba por robarle su turno. Observaba atento hacia el balcón de la habitación principal. Bethany estaba allí de pie, correspondiendo a su acosadora mirada. Con la fresca brisa del viento agitando etéreamente sus cabellos rojizos. En los últimos días, Ciro se había convertido en una especie de “ángel” guardián que cuidaba, día y noche, a Bethany de las tentaciones de “Lucifer.” Aquel vistazo distante era el primer contacto que reencontraba a los acompasados amantes después de varias semanas de insipiencia.Brahim había deseado tener la oportunidad de poder hablar con ella, aunque no sabía muy bien qué le diría. Aquella última conversación que tuvieron le había dejado mucho en qué pensar. Y sentía, ca