¡Voslov lo sabe! ¡Sabe quién es Bethany! ¿Pero qué hay de ti? ¿Sabes quién es Bethany?
El hotel era el epicentro del caos con empleados corriendo de un lado al otro. Era una boda de alto prestigio, nada podía salir mal. Voslov desalojó de mala manera a los empleados que obstruían el elevador, no sin antes consultar dónde podía encontrar al ansiado protagonista. Presionó el botón que lo llevaría dos pisos más arriba. En el pasillo en el que las puertas se abrieron no había nadie. Un aplastante silencio rebotaba en las paredes, interrumpido solo por sus pisadas lánguidas, pero firmes.Se paró frente a la puerta de una de las habitaciones. Inhaló y exhaló varias veces con mucha quietud, daba la impresión que estaba realizando una especie de ritual hasta que finalmente tocó el timbre. Fue atendido por un guardaespaldas.-Quiero ver a Ciro Tonali. -Dijo reservándose su educación.-No está disponible. -Fue la respuesta dir
Michael, o mejor Derek, llegaba a la boda acompañado de una mujer afrodescendiente, alta de cabello ondulado y porte elegante, midiéndose al esmoquin de etiqueta que vestía el detective.-Recuerda: somos una pareja sin hijos, vivíamos en Nápoles hasta hace poco que adquirimos una casa aquí en Florencia. -Repasó la coartada a su compañera. Ella asintió, encantada de asistir a un evento de alta alcurnia por el que le pagarían la nada despreciable suma de treinta mil euros. -Trata de no hablar con nadie y si te toca hacerlo, habla poco. Puedes decir que no dominas todavía el idioma.-Entendido. Si quisieras, podría darte una mano en todo el tema de la investigación. -Se ofreció Karla.-Es mejor que no. Solo haz lo que te digo y trata de pasar desapercibida, nos veremos luego.Cada uno tomó por caminos separados. Michael se dispuso a conversar con algunos de los invitados quienes se veían más receptivos a platicar con un desconocido. Su pretención era averiguar más acerca de la novia. Lo q
Lorient actuaba como la manda más en la suite, ordenando a diestra y siniestra. Le había dicho a Bethany que no tenía de qué preocuparse y vaya que lo decía en serio. El berrinche que formó cuando le llevaron la joyería equivocada no fue más grande que el que formó cuando se aparecieron con el ramo que se supone Bethany llevaría en sus manos. Rosas blancas adormecidas en lugar de ser rosas rojas vivaces.-¡Estás retrasado un mundo! Cuando pedí chocolates belgas no pensé que irían hasta Bélgica para traerlos. -Regañó la dama de honor a un repartidor que entraba lleno de vergüenza. Bethany quiso decir algo en su defensa, pero temía el fuerte carácter de Lorient.La dama de honor tiró la puerta una vez el chico yacía afuera. Luego volteó a ver a la novia con una sonrisa. Era una perfecta loca.Ambas chicas se acercaron a comer de los chocolates que ayudarían a calmar los nervios, o al menos era la excusa que las motivó a comerlos.-¿Tú te has casado? -Preguntó Bethany con la boca ocupada
Los invitados empezaban a perder la paciencia. Estaba próximo a cumplirse una hora desde que la ceremonia había iniciado y la novia no se aparecía, tanto fue la preocupación que Ciro subió personalmente a averiguar cuál era el problema. No le gustó nada saber que su prometida se negaba a salir de la suite.-Mio caro, qué ocurre. –Preguntó Ciro golpeando a la puerta convertido en un manojo de nervios. No le importaba tanto la boda, solo quería saber si su amada se encontraba bien, pero no hubo respuesta. Se viró en busca de la dama de honor. -¿Qué fue lo que pasó?-No lo sé. Yo estuve con ella hasta que Caitlin llegó, así que decidí darles privacidad. Luego regresé y ninguna de las dos estaba, al cabo de un rato Bethany se apareció en un mar de lágrimas y cuando quise intentar consolarla; saber qué le pasaba, me sacó a empujones. –Ciro ni bien esperó que Lorient diera sus explicaciones cuando ya se había virado en dirección a Caitlin. La agarró bruscamente de un brazo y la llevó a un r
La marcha nupcial empezó a sonar y como dicta la tradición, los invitados se pusieron de pie para ver la llegada de la ansiada protagonista. Despacio, fue asomándose por el pasillo esparcido de pétalos rojos. La novia veía con detalle a su prometido, parado al final del pasillo. Se sentía presa del destino, incapaz de decidir. Sus pies pesaban como si estuvieran atados a una inmensa bola de cemento. Huir no era una opción. Mientras que su mente repetía una y otra vez, con el más mínimo detalle, la conversación de Brahim y Ciro. Su piel se erizó y sus ojos se llenaron de lágrimas. Los insipientes creían que era producto de la emoción, así que se llevaban la mano al corazón, conmovidos. Red le dio un beso en la frente antes de dejarla en el altar, en manos de Ciro Tonali. El corazón de Bethany amenazaba con salirse de su pecho de lo rápido que latía. El novio notaba su angustia. Quiso tomarla de la mano para tranquilizar, pero ella la rechazó sin disimulo y se aferró al ramo de rosas
La ceremonia seguida a la boda se realizó en uno de los muelles más grandes y bonitos de Florencia que no solía ser utilizado para ese tipo de eventos, sin embargo, no había nada que el dinero no pudiera solucionar. Luego de cortar la tarta y posar para las fotos junto a cada uno de los invitados, llegó el momento del baile; situación que puso a Bethany desazona. Todas las miradas estaban encima de ellos mientras que ella estaba entre los brazos de un asesino de quien solo sabía mentiras. Sus manos no rodeaban su cuello como lo hacían durante los ensayos, sino que estaban puestas en su fornido pecho queriendo conservar aunque sea una mínima distancia, Ciro lo notaba. No era la misma Bethany sonriente que lo abrazaba durante los ensayos y el beso que selló su unión fue el detonante. Pero no comentaría nada al respecto, al menos frente a los invitados. Ya habían tenido suficiente espectáculo con la demora de la novia.-Te amo. –Murmuró el italiano a su oído esperando cambiar su fría act
"Un par de orbes negros que la miraban en una solemne oscuridad y unas manos que apretaban su delgado cuello."Ésto había sido una pesadilla muy recurrente que perturbaba a Bethany en sus primeros días de haber despertado del coma. Siempre creyó que era producto de su fantasioso subconsciente, relegando su importancia. Por supuesto que lo iba a creer así, no tenía sentido darle otra explicación.Una azafata llegó para extraerla de sus pensamientos. Le ofreció una Margarita que Bethany aceptó sin pensarlo dos veces.-Ya es el tercero. -Hizo la observación el italiano.Estaban a cientos de metros del suelo, abordo del avión privado de Ciro; iba rumbo a su luna de miel. Bethany no dijo ni hizo nada, solo se bebió su copa de licor perdiéndose en el manto blanco de nube que sobrevolaban.-¿Quieres hablarme de lo que te está pasando? -Insisti&
-Mio caro ¿Te encuentras bien? -Le preguntó su esposo sacándola de su efímero momento de coherencia.Bethany giró sobre su eje para encontrarse con Ciro quien por primera vez desde que despertó del coma le resultaba un rostro familiar. Empezaba a recordarlo.-Sí estoy bien. -Ciro la tomó de las manos, tímido. Se sintió a gusto al no ser rechazado. -Es un hotel muy bonito.-Aquí te conocí, así que sí. Es el hotel más precioso que hay en el mundo. -Dijo sin mirar a otro lado que sus orbes castaños.-Vayamos a la habitación. -Pidió Bethany soltándose de su esposo.Siguieron al botones encargado de su equipaje hasta el ascensor y luego a la habitación cuya puerta tenía grabado el número 25.-¿Es la misma habitación que reservaste aquel día? -Inquirió Bethany ingresando a la pieza, sintiéndose abrumada de nuevo por el presentimiento de haber estado en ese lugar.Ciro esperó a despedir al botones luego de recompensarlo para respond