Darius disfrutaba de los senos de la mujer, de besarlos, succionarlos y arrancarle gemidos que iban directos a su polla, porque sí. Darius se excitaba más con la excitación de la chica, incluso que con sus propias ansias de poseerla.

— Me encantan tus gemidos, muero por escucharlos cuando se tiñen de placer.— Confesó él reptando por el cuerpo de la joven hasta tenerla completamente cubierta y aun así no la aplastaba con su cuerpo porque apoyaba parte de su peso en los codos. Dejándole sentir solo el peso necesito.

— A mí me encanta como los provocas… con esa forma de tocarme.

Darius la observó y tuvo la sensación de que estaba frente al ser más hermoso sobre la faz de la tierra, sobre todo con ese leve tono rosado que reflejaba la excitación en sus mejillas.

Rey no pudo contenerse más y buscó su boca para besarla.

Sahira sintió su cara arder por el contacto de esos labios, pero no tardó en pasar los brazos tras el cuello del rey y pegarse a su cuerpo, había ganado, ya era suyo y no lo