Paul parecía concentrado en una lectura, pero yo noto como me lanzaba miradas disimuladamente. Todos los demás, seguían discutiendo los posibles temas para el proyecto.
Le hice unas señas a Paul, dándole a entender que la chica era mía, sabía que entendería perfectamente, él sonríe con malicia. Anabel llamó mi atención con un pequeño golpecito de su codo en mi brazo.— ¡Oye!. — Ella habló en un susurro. Yo voltee y noto como evita mirarme a la cara. — … Mmmm… Disculpa pero… — Parecía muy avergonzada, ¡Se ve roja! “¿Se va a confesar tan rápido? Dirá que le gustó o le parezco guapo, ¡Rompí mi propio récord!”, Me engrandecí y sonreí internamente. — Tienes sucia la nariz. — Finalmente concluye.Quede paralizado por un momento, pero está, no era una situación que me apenara fácilmente, mantuve la compostura, le di una pequeña sonrisa y comencé a frotarme la nariz. Así, lo di por arreglado.— Gracias. — Le respondí muy serio, luego de mi vago intento de limpiarme. Ella mantenía los labios apretados, parecía contener la risa.— No por fuera, por dentro y es muy grande. — Susurró mucho más bajo.Esta vez, se me dificultó mantener la compostura, sentí como el rostro se me calentaba, seguramente lo tendría rojo, me puse algo nervioso, mi pulso se aceleró. Voltee rápidamente hacia mi mochila y saque el primer paño que encontré, allí agachado comencé a limpiar mi nariz, restregando sin parar, por dentro y por encima, ¡Por donde sea! Y cuando me sentí seguro de estar limpió, observé por encima el pañito, efectivamente, había un enorme moco pegado. Ya seguro de que el problema se había resuelto, me levanté nuevamente.Suspiré algo aliviado, “Solo fue un pequeño momento vergonzoso”, me tranquilicé un poco. Soy una persona bastante segura de sí misma, si dejara que estos pequeños malos momentos afectarán mi autoestima, hay sí que tendría problemas porque las chicas huelen el miedo.Levanté la mirada con total seguridad, pero al revisar a mi alrededor, Paul me observaba mientras reía abiertamente, mientras los demás miembros del equipo mantenían sus risas de una forma discreta. Mentiría si dijera que solo Anabel mantuvo la compostura, aunque por lo menos trataba de ser más discreta que los demás.— Creo que necesitas ayuda. — Ella volteó hacia su mochila y sacó un pequeño espejo que puso frente a mi cara.Ciertamente, no estaba el enorme moco que acababa de sacar. Pero tenía ¡Toda la nariz oscura! ¡Con manchas de grasa! Voltee para observar la mochila y hay estaba, tirado encima de ella, el paño que acababa de usar, el mismo paño con que me limpié las manos cuando me había accidentado con el carro, “¡No!”. Anabel se volvió hacia su mochila y luego de revisar unos segundos, sacó una toallita limpiadora.— ¿Puedo?. — Preguntó mientras señala mi nariz.Asentí y acerqué mi rostro al de ella. Vi como se sorprendió, se tensó y retrocedió un poco. Mientras yo asimilo la situación unos segundos y me doy cuenta de mi error. Ella me ofrecía la toallita para que ¡Yo mismo me limpiará! Y yo simplemente asumí que ella me limpiaría. Volví a enrojecer, podía sentir como mi pulso enloqueció, “Que humillante”. Quede allí estático con los ojos muy abiertos.¡Hacía años! ¡Años! Que no pasaba una vergüenza, siendo siempre alguien muy seguro y audaz. ¡Claro! He tenido mis tropiezos, pero siempre había salido airoso, con la cabeza en alto.Aunque antes se había sorprendido, ahora Anabel me sonreía, vi como se le formó una pequeña arruga en la nariz, lo cual me pareció tierno, cómo la mueca de una pequeña. Efectivamente, ella en un principio se había sorprendido de mi acción, pero luego, pareció darle gracia la situación y sin decir más, comenzó a limpiar suavemente mi nariz.Al terminar la limpieza, me estiré hacia un lado, acercándome mucho a ella, acerqué mis labios a su oído y en un susurro solo audible para ella, le agradecí. Necesitaba recuperar algo de terreno con ella, podía sentirme humillado, pero no derrotado.Anabel se irguió un poco, alejándose de mí, no parecía afectada por tenerme cerca o por el roce de un chico apuesto a su lado, solo se veía… Incómoda. Luego, como si nada, hecho el pañito a un lado y continuó con el tema del que estaban tratando en el grupo.Los demás simulaban concentrarse en la materia, pero yo notaba como me lanzaban miradas entre risas y disimulaban. Mientras mi amigo Paúl, bueno pues, él no necesitaba disimular.Finalmente, al poco tiempo para terminar la clase, mis compañeros de equipo presentaron tres títulos o posibles temas para nuestro proyecto a la docente, ¿De qué se trataba? Ni idea, ni me interesaba saberlo; aunque en todo momento yo trate de simular interés, sin aportar realmente nada.En el fondo, únicamente pensaba en la vergüenza que acababa de pasar. Ahora entendía la actitud de Anabel, cómo sé enrojecida y sonreía, ¡Mientras yo! ¡Como todo un idiota! ¡Creyendo que gustaba de mí! ¡Si ella lo supiera! ¡Qué humillante!.Aunque, luego de pensarlo un rato, comencé a pensar que probablemente si le gustaba, después de todo soy uno de los chicos más guapos de la universidad, solo que se interpuso un mal momento, una mal día, un accidente… Dejaría que pasaran unos días, olvidaremos este primer encuentro; mientras tanto, me podía entretener con otras chicas y luego, volvería a tirar mi anzuelo hacia ella.Luego de toda esa incómoda situación, mi mente se centró en ella. “Anabel”, no estaba mal, una chica bonita, con un lindo nombre, aparentemente amable… Observándola mientras recogía sus cosas, pues la clase había terminado, me dio la sensación de que, quizás, debería conocerla más. Decidí para la próxima ocasión, además de asegurarme de estar impecable, trataría de charlar más con ella.Salí del aula con mí ahora no tan querido amigo Paul, que aprovechaba para burlarse abiertamente de mí, a todo pulmón, mientras yo refunfuñaba. Observé a Anabel alejarse por el pasillo, algo apurada, “Es algo pequeña, pero se le marca una buena figura y hasta tiene un bonito andar”.“Para la próxima…” Con este pensamiento, me fui a mi siguiente clase.En el transcurso de esa semana, estuve en la universidad algo impaciente, esperaba el momento de poder charlar con Anabel una vez más, para resarcirme de la pena que pasé durante nuestro primer encuentro y mostrarle mi simpatía; pero en ninguna otra clase coincidimos. Eso me pareció muy extraño, usualmente siempre chocabas con otros alumnos en por lo menos tres materias diferentes, claro, si eres de la misma carrera y estás en el mismo semestre.¿Por qué con ella compartía solamente una materia? ¿Acaso era una chica superfloja? ¿O estaba muy ocupada y solo inscribió unas pocas materias?, Quizás debería preguntárselo. Durante los siguientes días, nada más pude verla en los pasillos de la universidad y ni siquiera en esas ocasiones pude hablar con ella. Siempre que la veía, estaba apurada o conversando con alguien más… O lo peor, me saludaba con exclusivamente un movimiento de la cabeza y volteaba para seguir su camino rápidamente, dejándome allí como un tonto, con las palabras en la bo
La profesora me había estado observando, sin que me diera cuenta, hasta que sentí la mirada de alguien sobre mí. Cuando volteé hacia la docente, ella, estudio mi expresión antes de hablar.— ¿Algún problema, señor Harrison?. — Lo dijo en voz alta, para que todos escucharan.— No… No, disculpe, solo estoy algo atrasado en el tema. — Le contesté con la técnica de ponerle ojitos de cachorrito, pero en vez de enternecerse, la docente me miró de forma despectiva.— ¡Les recuerdo que esta materia es muy larga y compleja, deben mantener su concentración en el tema escogido! ¡Este proyecto les servirá como práctica para el proyecto que deben ejecutar al final de la carrera y solamente así podrán graduarse!. — Prácticamente, gritó hacia toda la clase. Para luego voltear hacia mí. — ¿Le quedó claro, señor Harrison?.— Sss… Si. — Balbucee sorprendido. En mi vida, un docente me había hablado así, porque, usualmente, encontraba alguna manera de manipularlos, pero esta mujer, no se dejaba llevar po
Estaba en las duchas de la universidad, acabábamos de terminar las prácticas del equipo de fútbol, en el cual me había inscrito el semestre pasado, retomábamos las prácticas de este semestre. Me dirigía hacia mi casillero para cambiarme. La mayoría de los miembros del equipo, estaban ocupados en lo suyo, unos duchándose, otros vistiéndose, otros recogiendo sus maletas. Un grupo de chicos estaban charlando en un extremo de la habitación, unos sentados en un banco y otros parados alrededor; sus palabras resonaban por el lugar y sus risas eran un estruendo. Ese grupo estaba compuesto por Paúl, Diego (quienes estaban en mi clase de proyecto), Fabián, Arturo y George, mis amigos. Somos seis chicos, todos pertenecemos al equipo de fútbol y fue allí donde nos conocimos e hicimos amigos (Excepto por Paúl, es mi amigo desde secundaria), dado que no todos compartimos la misma carrera. Siempre andábamos juntos, durante los recesos, fiestas, discotecas, nos llevamos muy bien. No quisiera alar
— ¿Pensabas...? ¿Pensabas que lo decíamos por ti?. — George preguntaba mientras trataba de contener la risa. — Ya conocen las reglas, yo la pedí. — Resolví con mucha más arrogancia.— Si, pero a varios nos gusta, sabes que primero se discute a quien le tocaría. — Respondió Arturo. — Además, si te gusta, deberías por lo menos conocerla mejor, ya sabes, hablar con ella. — Interviene Paul. Lo observé confundido. — ¡Tiene novio!. — Aclaró rápidamente en un grito, sorprendiéndome. Debo aceptarlo, no lo había tomado en cuenta, no lo había pensado.— ¿Y eso que? Ni que la quisiera para novia. — Alardeé.— ¡¿Creíste que la omitimos por ti, pero no es necesario omitirla por el novio?!. —Diego menciona sarcástico y sorprendido.— ¡Si tu mismo has salido con innumerables chicas que tienen novio!. — Le respondí.Paul se recostó sobre la pared con sus brazos cruzados en su pecho y como si hablara solo, refutó. — El asunto aquí es, amigo mío, que ella está enamorada, de verdad ¡Muy enamorada!. —
Habían pasado un par de semanas y no había avanzado nada con Anabel. Durante las clases de proyecto ella nada más conversaba conmigo sobre los avances hechos por nuestro equipo en el trabajo y me ayudaba a empaparme con el tema. Esto porque en cada reunión con el equipo, me excusaba de alguna forma y no había asistido a ninguna.El pequeño roce con Paul no pasó a más, luego de nuestra pequeña discusión, ambos evitamos hablar de Anabel, aunque había muchas cosas que moría por preguntarle a Paul sobre ella. Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar.Usualmente, durante los recesos, Paul pasaba el rato con nuestro grupo de amigos en la plaza central de la universidad y durante el almuerzo se sentaba con nosotros en la mesa. Pero desde que apareció Anabel, en los recesos se iba con el equipo de proyectos al patio y durante el almuerzo se sentaba con nosotros por máximo diez minutos para luego irse a sentar con ellos.Ellos, se notaban muy unidos, pasaban mucho tiempo juntos y siempre
Llegué algo tarde, siempre es bueno darse un poco a esperar, para causar ese efecto de impacto al llegar, o quizás era por mi mala costumbre de llegar tarde a todos lados.En fin, apenas entre a casa de Paul, noté que estaba algo llena, más que todo por sus familiares. Por lo que vi, no invitó a muchas personas de la universidad. Saludé a cada una de las personas con las que me iba topando, la casa no era muy grande, así que no era mucho el espacio que debía recorrer para encontrar a las dos personas que buscaba. Paul y Anabel.Finalmente, en el patio de atrás, sentados en varias bancas bajo un tinglado, estaba un grupo de jóvenes. Divisé a lo lejos a Paul y rápidamente me acerqué a él para fundirnos en un abrazo fraternal. Observé a mi alrededor y me encontré con nuestro grupo de amigos charlando amenamente con los miembros del grupo de proyecto, la chica emo y Anabel. Además, estaba Yesenia, la otra chica nueva del salón y un par de chicas conocidas de la universidad.Todo fue bien,
Estábamos en la discoteca. Nos acomodamos un poco alejados de la pista de baile, en un lugar donde no retumbara tan fuerte la música y pudiéramos conversar. Había dos enormes y cómodos sofás con una mesa algo pequeña de centro. Solo fuimos el grupo de la universidad, seis chicas y mi grupo de amigos, en total éramos doce. Parecía todo arreglado para 6 parejas, lo que me pareció cómico y divertido.Anabel se sentó junto a Melissa y la otra chica nueva, charlaban y reían amenamente. Paul estaba a un lado de Melissa, de vez en cuando se metía en su conversación de forma natural.Yo observaba atentamente a Anabel, claro, con disimulo, no quería parecer un acosador. En fin, me fijé que no bebía mucho, pensé que era una chica muy prudente y astuta. Mientras que Melissa bebía sin parar, ahora no parecía la tímida chica emo que compartía clases con nosotros, se veía risueña, extrovertida, la verdad, era muy linda. Y noté algo mucho más importante, Paul parecía enfocar toda su atención en ella
— Te equivocas. — Respondió separándose de mí, con cierta pedantería. — En realidad, en la naturaleza, el león solo caza si no tiene otra opción, por necesidad… Las verdaderas cazadoras aquí, son las leonas. Remató muy seria, señalando con un movimiento de la cabeza hacia una pequeña mesa, cerca de la pista de baile, donde dos hermosas y sensuales chicas tomaban unos tragos, al tiempo que meneaban su cuerpo al ritmo de la música, mientras miraban fijamente en dirección a mí. Miré unos segundos a las chicas que señaló y me volví hacia ella, sin saber qué decir. A falta de palabras, ella continuó. — Crees que eres un conquistador, un cazador y que todas las presas, o en este caso, mujeres, deben caer ante ti… Lamento decepcionarte, pero no estoy interesada… — Yo la observaba fijamente como un bobo. Anabel bajó la mirada y al segundo cambio su semblante serio por una sonrisa. — Y apuesto lo que sea, que no entiendes nada de lo que te digo, así que te lo voy a explicar con dibujitos… Tú