Se me olvidó

La profesora me había estado observando, sin que me diera cuenta, hasta que sentí la mirada de alguien sobre mí. Cuando volteé hacia la docente, ella, estudio mi expresión antes de hablar.

— ¿Algún problema, señor Harrison?. — Lo dijo en voz alta, para que todos escucharan.

— No… No, disculpe, solo estoy algo atrasado en el tema. — Le contesté con la técnica de ponerle ojitos de cachorrito, pero en vez de enternecerse, la docente me miró de forma despectiva.

— ¡Les recuerdo que esta materia es muy larga y compleja, deben mantener su concentración en el tema escogido! ¡Este proyecto les servirá como práctica para el proyecto que deben ejecutar al final de la carrera y solamente así podrán graduarse!. — Prácticamente, gritó hacia toda la clase. Para luego voltear hacia mí. — ¿Le quedó claro, señor Harrison?.

— Sss… Si. — Balbucee sorprendido. En mi vida, un docente me había hablado así, porque, usualmente, encontraba alguna manera de manipularlos, pero esta mujer, no se dejaba llevar por ninguna expresión de las que usaba. Nuevamente me sentí avergonzado. Mis compañeros de equipo me observaban algo apenados.

— Leonardo, discúlpanos. Debimos comenzar con ponerte al día. — Anabel se veía apenada, sus mejillas se habían sonrojado y por fin me miraba nuevamente a los ojos; eso hacía que la vergüenza, que ya se estaba convirtiendo en rabia dentro de mí, se disipara.

— Bueno, ¿Qué es lo que tengo que saber?. — Traté de enfocar mi atención en ella, total, ya había logrado lo que quería, captar su atención, aunque no de la forma que esperaba, pero que más podía hacer.

— Bien, debo explicarte que en la primera clase, así como se asignaron los equipos, también se asignó, por decirlo así, un líder por equipo. En realidad, es una persona que se mantendrá en contacto con la profesora, en nombre del equipo. Yo soy la líder de este equipo… No creas que fui escogida por mostrar grandes actitudes o algo así, ja, ja, ja. — Sonríe. “Su sonrisa es hermosa". — Ya que ninguno de nosotros nos conocemos bien, lo hicimos lo más democráticamente que pudimos, por sorteo. — Se le escapó una risita más.

— Bien. — Trataba de mostrarme serio, muy concentrado en sus palabras, pero solo podía observar cada gesto que hacía mientras hablaba. Los demás miembros del equipo seguían concentrados en sus tareas.

— Cómo sabes, la clase pasada entregamos tres temas como propuesta, la profesora escogió uno de los temas y me lo envió a mi teléfono, se supone que debíamos investigar sobre este tema y traer la información a la clase de hoy, para comenzar a desarrollar el primer capítulo del proyecto.

— ¿Qué tema escogió?. — Levanto una ceja para verme más interesado.

— Es un análisis de como influye el estrés en los estudiantes universitarios, específicamente, los de esta universidad, ¡Claro! Obviamente, únicamente tomaremos un grupo de estudiantes como muestra, es nuestro primer proyecto, no podemos trabajar con grupos grandes. — No me sonó como un tema complicado, aprieto un poco los labios y observó a los otros miembros del equipo de forma pensativa.

— Entonces… ¿A cada uno se le asignó una parte para investigar y traer hoy?. — Simuló lo mejor que puedo, pero de me hace muy difícil concentrarme estando tan cerca de ella.

— Eeee… No. — Ella bajó la mirada. “Tiene unas pestañas muy largas” fue lo primero que vino a mi mente (No me culpen, anteriormente, no la había podido detallar bien). Su rostro se puso rojo como un tomate, noté algo más curioso, sus orejas también se ponen rojas. ¿Estaba avergonzada?. Bueno, ¡mucho más que antes!, “Se ve muy tierna”. Volvió a levantar la mirada, la mantuvo directo a mis ojos. — De hecho… Nos reunimos.

— ¿Y por qué no supe nada?. — Seguí serio.

— Bueno, te iba a decir… — Paul la interrumpe. Aparentemente, ellos simulaban estar ocupados en el trabajo, mientras que, en realidad, escuchaban nuestra conversación.

— Fue mi culpa, yo le dije a Anabel lo mucho que detestas los trabajos en equipo. Desde que te conozco, no te gusta reunirte. Además, le hablé del compromiso que teníamos el fin de semana con unos amigos para salir, le dije que yo podía abstenerme de ese compromiso y reunirme con el equipo en nombre de los dos. Luego te pasaría toda la información.

— ¿Y qué paso?. — Pregunté algo molesto.

— Se me olvidó. — Respondió con un encogimiento de hombros, como algo sin importancia, y siguió con su trabajo en la laptop. Yo me quedé observándolo, sin saber qué pensar de mi amigo, encogiéndome de la rabia, ahora sí que estaba bastante molesto.

— Disculpa, de verdad. — Anabel puso su mano sobre la mía, tibia y suave.

Ella pareció haber notado mi reacción, me dirige una mirada suplicante, parece querer calmarme y de verdad lo consigue, atrajo toda mi atención. Observé como se veían nuestras manos juntas, la mano de ella, que es blanca y fina, se veía pequeña en comparación de la mía, que es más de un tono dorado, por el bronceado. Creo que ella tomó mi intensa y fija mirada sobre nuestras manos como una señal de incomodidad, porque retiró su mano rápidamente.

— Bien, entonces supongo que debería ponerme al día con el tema, con lo que investigaron y comenzar a reunirme con ustedes. — Paul volvió a levantar la mirada de la laptop para observarme con algo de sospechas, entrecerrando los ojos, parecía querer indagar el porqué de mi comentario. Luego de un minuto de no encontrar nada en mi expresión, volvió a su trabajo en la laptop.

— ¡Bien! Perfecto, te pongo al día. — Anabel comenzó a explicarme sobre el tema, los apuntes, los libros, lo que iban desarrollando, ¡Y lo hacía con un interés auténtico!, se le podía notar. Ella era genuinamente amable.

Mientras tanto, yo de verdad trataba de poner interés en todo lo que me decía, de escuchar atentamente cada detalle, solo para no volver a quedar como idiota. Pero en realidad, muchas veces me perdía, detallando cada gesto, los movimientos de sus manos al hablar, el tono de su voz, incluso, muchas veces, imaginando el momento en que ella caería a mis pies, como todas las demás.

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