En el transcurso de esa semana, estuve en la universidad algo impaciente, esperaba el momento de poder charlar con Anabel una vez más, para resarcirme de la pena que pasé durante nuestro primer encuentro y mostrarle mi simpatía; pero en ninguna otra clase coincidimos. Eso me pareció muy extraño, usualmente siempre chocabas con otros alumnos en por lo menos tres materias diferentes, claro, si eres de la misma carrera y estás en el mismo semestre.
¿Por qué con ella compartía solamente una materia? ¿Acaso era una chica superfloja? ¿O estaba muy ocupada y solo inscribió unas pocas materias?, Quizás debería preguntárselo. Durante los siguientes días, nada más pude verla en los pasillos de la universidad y ni siquiera en esas ocasiones pude hablar con ella. Siempre que la veía, estaba apurada o conversando con alguien más… O lo peor, me saludaba con exclusivamente un movimiento de la cabeza y volteaba para seguir su camino rápidamente, dejándome allí como un tonto, con las palabras en la boca.Bien, de hecho, en ese momento, el comportamiento esquivo de Anabel, no me importaba; puesto que ya había captado la atención de la otra chica nueva y estaba rondando a Yesenia nuevamente, eso me mantenía bastante entretenido en la universidad.Para ese mismo fin de semana, ya tenía en qué ocuparme.Me fui a la discoteca de siempre, la pasé muy bien con mis amigos, estuve muy bien acompañado por una belleza, una despampanante Yesenia, quién ya conocía las reglas de nuestra salida, solo diversión. De ese fin de semana, únicamente me extraño que Paul no fue a reunirse con nosotros en la discoteca para rumbear, pero tampoco pensé mucho en eso.En cuanto a Anabel, simplemente tenía que esperar hasta la próxima semana, en la siguiente clase de proyecto, allí volvería a verla y ella estaría obligada a hablar conmigo; después de todo, estamos en el mismo equipo.Así, nuevamente llegó el día de la tan anhelada y odiada clase de proyecto.Esta vez, me preocupé más al arreglarme antes de salir de casa, teniendo especial cuidado. Solamente quería dar una buena impresión, nada más. Normalmente, no me esforzaba tanto por una chica, únicamente mi encanto natural, es suficiente. En esta ocasión, únicamente me esmeraba para hacerla olvidar ese primer encuentro, dar una mejor impresión, eso es todo.Llegue temprano, cosa muy extraña en mí, en realidad. Anabel ya estaba allí y como la vez anterior, estaba en primera fila. De inmediato tomé el asiento junto a ella, simulando no verla, cómo si lo hubiese hecho inconscientemente. Estoy de espaldas a ella, hurgando en mi mochila, haciendo tiempo, miro de refilón hacia el fondo del aula y veo a Diego y Paul, hablando entre ellos y mirándome con una sonrisa maliciosa.Levanto mis hombros, cómo ademán, dándoles a entender que no me importa lo que piensen. Porque sé, que se burlan de mí, por lo sucedido en la clase de la semana pasada. Se ríen abiertamente y a la vista solo de ellos, escondiendo mi mano en la mochila, les dirijo una solemne puñeta.Volteó hacia el asiento de Anabel, quería hacerme el sorprendido al verla, pero ella aparentemente ni había volteado a mirarme, no parecía tener interés alguno en lo que yo hacía; ella estaba sentada en su escritorio, totalmente concentrada en un libro.Escucho en el fondo del salón como murmuran, algo molesto me acomodo mejor en el asiento, haciendo bastante ruido. En ese momento, entra la otra chica nueva, parece que se le ilumina el semblante cuando me ve, con una sonrisa traviesa, se acerca a mi escritorio.— Hey… — Apoya un poco el torso en la mesa. — ¿Cómo estás?.— Bien. — Me encogí de hombros.Siento que mi respuesta fue un poco seca, ella parece haberlo notado y se cohíbe un poco, parece que le bajé los ánimos de golpe. Pero me siento algo molesto en este momento, aunque no sé muy bien por qué, creo que probablemente sea por la burla de los muchachos.En mi vista periférica puedo notar que Anabel se mueve, volteo un poco para ver mejor y noto que me ha puesto cuidado, me observa. Se me ocurrió una idea. Vuelvo a voltear hacia la chica nueva, de la que aún no se me sé nombre, le dirijo una sonrisa.— ¡Gracias! ¿Y tú?. — Pronunció la pregunta arrugando un poco la nariz y picando el ojo, de forma pícara. Quiero que Anabel vea lo deseable que soy para las otras chicas del salón, que sienta un poco de celos.— ¡Excelente, gracias! Que galán. — Hace mucho énfasis y sigue su camino hacia su asiento con una risa triunfante.Al pasar la chica que me saludó, noto que viene alguien más atrás entrando al salón, es la chica emo que está en nuestro equipo para el proyecto. Yo volteo hacia Anabel, quién la está mirando entrar y tiene una auténtica expresión de alegría. Entonces, me doy cuenta, no era hacia la chica nueva y hacia mí a quien había dirigido su atención, solo observaba a esa chica emo llegar.Aparentemente, desde un principio, no me había puesto ni pizca de atención. Aunque, esa teoría no me convence mucho, por lo menos un momento tuvo que estar observándonos flirtear.La chica emo, (no sabía su nombre) tomó asiento atrás de Anabel y captó toda su atención. Anabel inmediatamente se volteó por completo hacia la mesa de atrás emocionada, me observó un momento, me dio un “Hola” efímero, prácticamente por decencia y se centró en charlar en voz baja con la emo, entre susurros, como si fueran unas jovencitas cómplices, entre risitas. En realidad no me interesaba escuchar, pero como no tenía nada más que hacer, trate de poner algo de atención.Hablaban de chicos, supongo yo. “¡Hola! ¿Cómo te fue?”. “Normal, me llevo a mi casa y nada más”. “¿Pero no dijo nada? ¿Ni siquiera charlaron?”. “Si, pero nada fuera de lo común, el proyecto, el clima, ¿De qué más hablaríamos?”. “No sé, yo solo pregunto, curiosidad”. “¿Y a ti? ¿Cómo te fue? ¿Se enojó?”. “¡Mucho! Pero después de un buen rato de explicarle todo y calmarlo, se le pasó”. Más risitas.En ese momento, llegó la profesora, todos se acomodaron en sus asientos y la clase comenzó.— ¡Buenos días! Como todos ya saben, deben unirse a su equipo y comenzar a organizar el primer capítulo de su proyecto… — Yo estaba completamente perdido ¿No habíamos apenas entregado las propuestas la semana pasada?. Me mordí la lengua, no quería quedar como idiota otra vez y obedientemente me acomode con los demás en mi equipo. — Por favor, para la próxima clase, no esperen a que yo llegué para acomodarse con sus grupos, eso nos quita tiempo.Una vez que el grupo estuvo acomodado, Paúl saco una laptop, Anabel revisaba con la chica emo el libro que había estado leyendo y el chico roquero comenzó a revisar unos papeles con notas que había sacado de la mochila mientras se los mostraba a Paul. Yo los miraba perplejo, mientras que decidía a quien acercarme, para que me explicara, ¿Qué carajos estaba pasando o que estaban haciendo?.La profesora me había estado observando, sin que me diera cuenta, hasta que sentí la mirada de alguien sobre mí. Cuando volteé hacia la docente, ella, estudio mi expresión antes de hablar.— ¿Algún problema, señor Harrison?. — Lo dijo en voz alta, para que todos escucharan.— No… No, disculpe, solo estoy algo atrasado en el tema. — Le contesté con la técnica de ponerle ojitos de cachorrito, pero en vez de enternecerse, la docente me miró de forma despectiva.— ¡Les recuerdo que esta materia es muy larga y compleja, deben mantener su concentración en el tema escogido! ¡Este proyecto les servirá como práctica para el proyecto que deben ejecutar al final de la carrera y solamente así podrán graduarse!. — Prácticamente, gritó hacia toda la clase. Para luego voltear hacia mí. — ¿Le quedó claro, señor Harrison?.— Sss… Si. — Balbucee sorprendido. En mi vida, un docente me había hablado así, porque, usualmente, encontraba alguna manera de manipularlos, pero esta mujer, no se dejaba llevar po
Estaba en las duchas de la universidad, acabábamos de terminar las prácticas del equipo de fútbol, en el cual me había inscrito el semestre pasado, retomábamos las prácticas de este semestre. Me dirigía hacia mi casillero para cambiarme. La mayoría de los miembros del equipo, estaban ocupados en lo suyo, unos duchándose, otros vistiéndose, otros recogiendo sus maletas. Un grupo de chicos estaban charlando en un extremo de la habitación, unos sentados en un banco y otros parados alrededor; sus palabras resonaban por el lugar y sus risas eran un estruendo. Ese grupo estaba compuesto por Paúl, Diego (quienes estaban en mi clase de proyecto), Fabián, Arturo y George, mis amigos. Somos seis chicos, todos pertenecemos al equipo de fútbol y fue allí donde nos conocimos e hicimos amigos (Excepto por Paúl, es mi amigo desde secundaria), dado que no todos compartimos la misma carrera. Siempre andábamos juntos, durante los recesos, fiestas, discotecas, nos llevamos muy bien. No quisiera alar
— ¿Pensabas...? ¿Pensabas que lo decíamos por ti?. — George preguntaba mientras trataba de contener la risa. — Ya conocen las reglas, yo la pedí. — Resolví con mucha más arrogancia.— Si, pero a varios nos gusta, sabes que primero se discute a quien le tocaría. — Respondió Arturo. — Además, si te gusta, deberías por lo menos conocerla mejor, ya sabes, hablar con ella. — Interviene Paul. Lo observé confundido. — ¡Tiene novio!. — Aclaró rápidamente en un grito, sorprendiéndome. Debo aceptarlo, no lo había tomado en cuenta, no lo había pensado.— ¿Y eso que? Ni que la quisiera para novia. — Alardeé.— ¡¿Creíste que la omitimos por ti, pero no es necesario omitirla por el novio?!. —Diego menciona sarcástico y sorprendido.— ¡Si tu mismo has salido con innumerables chicas que tienen novio!. — Le respondí.Paul se recostó sobre la pared con sus brazos cruzados en su pecho y como si hablara solo, refutó. — El asunto aquí es, amigo mío, que ella está enamorada, de verdad ¡Muy enamorada!. —
Habían pasado un par de semanas y no había avanzado nada con Anabel. Durante las clases de proyecto ella nada más conversaba conmigo sobre los avances hechos por nuestro equipo en el trabajo y me ayudaba a empaparme con el tema. Esto porque en cada reunión con el equipo, me excusaba de alguna forma y no había asistido a ninguna.El pequeño roce con Paul no pasó a más, luego de nuestra pequeña discusión, ambos evitamos hablar de Anabel, aunque había muchas cosas que moría por preguntarle a Paul sobre ella. Sin embargo, las cosas comenzaron a cambiar.Usualmente, durante los recesos, Paul pasaba el rato con nuestro grupo de amigos en la plaza central de la universidad y durante el almuerzo se sentaba con nosotros en la mesa. Pero desde que apareció Anabel, en los recesos se iba con el equipo de proyectos al patio y durante el almuerzo se sentaba con nosotros por máximo diez minutos para luego irse a sentar con ellos.Ellos, se notaban muy unidos, pasaban mucho tiempo juntos y siempre
Llegué algo tarde, siempre es bueno darse un poco a esperar, para causar ese efecto de impacto al llegar, o quizás era por mi mala costumbre de llegar tarde a todos lados.En fin, apenas entre a casa de Paul, noté que estaba algo llena, más que todo por sus familiares. Por lo que vi, no invitó a muchas personas de la universidad. Saludé a cada una de las personas con las que me iba topando, la casa no era muy grande, así que no era mucho el espacio que debía recorrer para encontrar a las dos personas que buscaba. Paul y Anabel.Finalmente, en el patio de atrás, sentados en varias bancas bajo un tinglado, estaba un grupo de jóvenes. Divisé a lo lejos a Paul y rápidamente me acerqué a él para fundirnos en un abrazo fraternal. Observé a mi alrededor y me encontré con nuestro grupo de amigos charlando amenamente con los miembros del grupo de proyecto, la chica emo y Anabel. Además, estaba Yesenia, la otra chica nueva del salón y un par de chicas conocidas de la universidad.Todo fue bien,
Estábamos en la discoteca. Nos acomodamos un poco alejados de la pista de baile, en un lugar donde no retumbara tan fuerte la música y pudiéramos conversar. Había dos enormes y cómodos sofás con una mesa algo pequeña de centro. Solo fuimos el grupo de la universidad, seis chicas y mi grupo de amigos, en total éramos doce. Parecía todo arreglado para 6 parejas, lo que me pareció cómico y divertido.Anabel se sentó junto a Melissa y la otra chica nueva, charlaban y reían amenamente. Paul estaba a un lado de Melissa, de vez en cuando se metía en su conversación de forma natural.Yo observaba atentamente a Anabel, claro, con disimulo, no quería parecer un acosador. En fin, me fijé que no bebía mucho, pensé que era una chica muy prudente y astuta. Mientras que Melissa bebía sin parar, ahora no parecía la tímida chica emo que compartía clases con nosotros, se veía risueña, extrovertida, la verdad, era muy linda. Y noté algo mucho más importante, Paul parecía enfocar toda su atención en ella
— Te equivocas. — Respondió separándose de mí, con cierta pedantería. — En realidad, en la naturaleza, el león solo caza si no tiene otra opción, por necesidad… Las verdaderas cazadoras aquí, son las leonas. Remató muy seria, señalando con un movimiento de la cabeza hacia una pequeña mesa, cerca de la pista de baile, donde dos hermosas y sensuales chicas tomaban unos tragos, al tiempo que meneaban su cuerpo al ritmo de la música, mientras miraban fijamente en dirección a mí. Miré unos segundos a las chicas que señaló y me volví hacia ella, sin saber qué decir. A falta de palabras, ella continuó. — Crees que eres un conquistador, un cazador y que todas las presas, o en este caso, mujeres, deben caer ante ti… Lamento decepcionarte, pero no estoy interesada… — Yo la observaba fijamente como un bobo. Anabel bajó la mirada y al segundo cambio su semblante serio por una sonrisa. — Y apuesto lo que sea, que no entiendes nada de lo que te digo, así que te lo voy a explicar con dibujitos… Tú
El día lunes, llegué a la universidad, muy animado. No les voy a mentir, lo primero que hice al salir de mi primera clase, fue buscar a Anabel. De nuevo, no quiero que me juzguen, tampoco crean que soy un acosador, pero ya conocía sus horarios y sabía dónde podía encontrarla a esa hora. Nada más soy muy previsivo.La vi de lejos en el pasillo, justo donde esperaba encontrarla y la saludé con mucho entusiasmo. Mi alegría fue sin igual cuando, por primera vez, vi que ella me respondía el saludo con el mismo ánimo.Me terminé de acercar y Anabel emprendió el camino hacia su siguiente clase, caminando a mi lado.— ¿Qué tal te fue, león?. — Comentó con un tono bajo y una sonrisita llena de complicidad, tal como una pequeña compartiendo un secreto, solo para que yo la escuchara. Lo que me pareció muy dulce.— Pues, para serte honesto… — En ese momento, siendo sincero, no sabía que responderle, no esperaba que ella demostrará curiosidad por mis conquistas. Sin embargo, a mi sí me picó la cur