Gracias por todo

Ella se tiró hacia adelante, sin separarse de mí, manteniendo su trasero sobre mi miembro y nuevamente retomo el ritmo de sus sensuales movimientos, sus pechos bailaban sobre mi rostro, los tomé y me deleité con ellos, una y otra vez, apretándolos con mis manos, estrujándolos en mi rostro, besuqueándolos y lamiéndolos, hasta que se estiró completamente sobre mí. “Eres mi cascabel” Susurré.

La tomé por la cintura, la deslicé a mi lado, acostándola en la cama, allí saque su panti con cuidado y la tomé con calma, comencé a acariciar cada centímetro de su cuerpo con suavidad, deslice mi lengua por cada espacio, la bese en cada lugar, ella gemía y suspiraba.

Teniéndola acostada, me arrodillé entre sus piernas, toqué su centro sin afán, con la punta de los dedos, con suavidad, al tiempo que lamía, chupaba, y besaba, ella temblaba, gemía, gritaba, tomaba mi cabello, empujándome cada vez más contra su vientre, al tiempo que seguí tocando y lamiendo.

Pude sentir cuando se vino por segunda vez,
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