Rumores

17 de Mayo de 1811, Londres.

A la espléndida Lady Penélope, quien destacó en su baile de presentación como ninguna otra, gracias a sus finas maneras, cabello de diosa y sonrisa de ángel, la cual caminaba llena de gracia, con agrado y emanando una elegancia incalculable, la comenzaron a ocultar sin razón aparente, no le permitían asistir a eventos que no fueran realizados por sus parientes y poco se le veía en los habituales paseos por Hyde Park. Esta dama, quien era la personificación de la pureza, radiante, colmada de alegrías y virtudes, pues la señorita tocaba no uno, sino dos instrumentos: el piano y la flauta, además cantaba como los querubines, tenía una voz sublime que hechizaba a sus visitantes cada que el marqués realizaba un evento social en su morada. Por otra parte, hablaba francés con fluidez y contaba con un amplio léxico del latín, el cual hablaba con bastante desenvoltura.

Y no conforme con todo lo anterior, Penélope Luddington también se había destacado en la escuela
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